INDECENTES Y MENTIROSOS
JUAN CARLOS ESCUDIER
Cinco años y dos sobreseimientos
después, un juzgado de Ceuta ha procesado por homicidio imprudente y denegación
de auxilio a 16 guardias civiles que
recibieron con pelotas de goma y botes de humo a un grupo de inmigrantes que
intentaba llegar nado a una playa de Ceuta. Esta ‘valerosa’ defensa de la
frontera costó la vida a 14 personas, a los que se culpó de su propia muerte
por no saber nadar y por no calcular que ese día había pleamar, en el episodio
más dramático y vergonzante que se recuerda protagonizado por el Gobierno de
Rajoy.
Los cargos políticos, empezando
por el ministro del Interior, Fernández Díaz, arrojaron sobre los hechos un
formidable cúmulo de mentiras con las que intentaron ocultar su propia
responsabilidad en la tragedia. Los mandos de la Comandancia de la Guardia
Civil negaron primero que se hubiera usado material antidisturbios contra los
inmigrantes que intentaban alcanzar la playa. El director general del Cuerpo,
Arsenio Fernández de Mesa repitió esta versión y llegó a anunciar querellas
contra los que, según dijo, habían injuriado a los agentes. Finalmente, se
difundieron algunas imágenes de lo sucedido en las que pudo observarse cómo
desde tierra se disparaban pelotas de goma contra los inmigrantes que se
encontraban en el agua y botes de humo desde la cubierta de una patrullera de
la Guardia Civil, lo que venía a desmentir a Fernández Mesa y a su mentiroso
ministro. Se admitió entonces que se habían disparado al agua 145 pelotas de
goma y unos cuantos botes de humo, pero para delimitar “la línea imaginaria” de
la frontera, como quien traza los puntos suspensivos de un mapa a mano alzada.
En su intento por echar tierra
sobre el asunto, el Ministerio se abstuvo de realizar ninguna investigación
sobre lo ocurrido y tuvo que ser la ONG Caminando Fronteras la que
reconstruyera los hechos tras entrevistar a casi una treintena de
supervivientes, recabar los partes médicos de los heridos y visitar varios
tanatorios en Marruecos. Se pudo acreditar así que heridos y víctimas
presentaban hematomas atribuibles a balas y pelotas de goma. A los cuerpos
hallados en territorio español se les dio sepultura a toda prisa un día después
de ser localizados.
La guinda al comportamiento
indecente del ministro y de sus colaboradores fue la visita que Fernández Díaz
giró a los agentes implicados para mostrarles la solidaridad por lo ocurrido.
Que se sepa, nadie en el Ministerio se interesó por las víctimas ni trató de
ponerse en contacto con sus familias.
Los dos intentos de
sobreseimiento de la causa apoyados por la Fiscalía fueron abortados por la
Audiencia Provincial de Cádiz, que puso en solfa las deficientes instrucciones
sumariales en las que ni siquiera se había tomado declaración a varios supervivientes
con el argumento de que residían irregularmente en Alemania, y donde se
concluía que los inmigrantes asumieron el riesgo de entrar ilegalmente en
España sin que hubiera indicios de que los agentes hubieran empleado
inadecuadamente el material antidisturbios. Ha tenido que ser una tercera
jueza, María de la Luz Lozano, la que dicte el procesamiento de los guardias
civiles y recuerde que las fronteras no son zonas de excepción en las que quepa
rechazar de cualquier modo a las inmigrantes. Según destaca en su auto, era
evidente que había en el mar personas en peligro de perder la vida y que los
agentes se abstuvieron de intervenir en su auxilio.
Varias asociaciones de guardias
civiles se han apresurado ahora a pedir que se investigue quién dio la orden de
disparar y a exigir responsabilidades, si es que estas existen, a sus
superiores jerárquicos y al propio Estado. Ninguna orden puede justificar la
falta de humanidad de quienes dejan morir o provocan la muerte
-involuntariamente en este caso- a personas indefensas que tratan de alcanzar
una playa a nado. Y sí, será inevitable que personajes tan siniestros y tan
cristianos como Fernández Díaz y su lugarteniente Fernández de Mesa se vayan de
rositas. Va siendo hora de que la indecencia sea delito en el Código Penal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario