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martes, 3 de septiembre de 2019

FLAMENCAS Y FEMINAZIS EN CERVANTES


FLAMENCAS Y FEMINAZIS EN CERVANTES
ANA SHARIFE
Miguel de Cervantes (1547-1616) se anticipó a su tiempo. Nobles o campesinas, cultas o analfabetas, dotó a sus personajes femeninos de personalidad, autoestima, gallardía y valentía y, además, les concedió autonomía y libertades. ¿Dónde está la clave para que el escritor fuese un feminista? En su familia.

Cervantes tuvo tres hermanas, Andrea, Luisa y Magdalena, con las que estableció una profunda complicidad. También su madre (Leonor de Cortinas), su tía abuela (Leonor Fernández de Torreblanca), su sobrina Constanza y su hija Isabel de Saavedra fueron fundamentales en su vida. 


Cervantes admiraba de sus hermanas su carácter combativo muy infrecuente en la época, su deseo de independencia económica y autonomía vital. La relación que el escritor de El Quijote establece con ellas marca toda su escritura. Tanto en su obra como en su vida, por encima de la religión, se alza su voluntad por defender la libertad de las mujeres.

Influenciado por ellas, Cervantes protege de los convencionalismos de la época a los personajes femeninos que fueron desfilando por su obra, y les otorga la libertad y seguridad en sí mismas que veía en sus hermanas. Estas, siguiendo la educación de su madre y su tía abuela, mantuvieron su independencia económica, lucharon por su libertad en una estructura social estática que condicionaba la vida de la mujer, supeditada siempre a la voluntad del padre o hermano, casa o convento.

Ninguna de ellas era analfabeta en una España donde más del 80% de la población no sabía leer y escribir. La actitud con que estas mujeres se enfrenta a una sociedad que las prefiere subyugadas las convierte pronto en foco de críticas y habladurías. Sin embargo, él se mostraba deslumbrado. Vivía la libertad de sus hermanas como un gesto noble y digno. Cervantes, por ejemplo, no veía el matrimonio como una liberación para la mujer sino como una servidumbre. Por eso dibuja a muchos de sus personajes femeninos como espejo de las mujeres de su familia. Un sutil golpe a la conciencia de la época.

Desde sus primeras obras como La Galatea, Cervantes se convierte en un defensor de la libertad a través de la pastora Gelasia, quien protesta contra el falso amor con una de las más bellas composiciones líricas cervantinas.  También con el gran discurso de Marcela, en El Quijote, defiende la libertad de la mujer. Marcela, Gelasia y Preciosa, protagonista de La Gitanilla, son personajes modernos que defienden el amor verdadero.

A través de todas ellas, Cervantes hace una defensa de la libertad de la mujer. Para ello crea personajes llenos de verdad y dignidad: la Duquesa, la Dueña Dolorida, Altisidora, Doña Rodríguez o la Doncella Curiosa, entre un largo desfile de interesantes mujeres. Sin olvidar perfilar personajes femeninos infieles a los que defiende, como Leonora en El celoso extremeño, Camila en El curioso impertinente, Lorenza en El viejo celoso, o bien La entretenida.

Junto a las tipologías femeninas de estratos sociales muy dispares encontramos mujeres de credos religiosos diversos, sobre todo moriscas. Quizá por eso en las novelas principales de Cervantes, sus protagonistas tienen un alter ego. Dulcinea es Aldonza Lorenzo, una morisca experta en salar puercos, y en Persiles, Sigismunda se convierte en la hechizada Auristela.

Fue durante el Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro, el pasado sábado 27 de julio, cuando un ballet salió a escena con Cinco, fueron cinco las Cervantas. Una obra que me recordó que a lo largo de los siglos siempre hubo hombres luchando por la libertad de las mujeres.

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