martes, 9 de agosto de 2016

MARIANO DESCANSA DE SÍ MISMO

MARIANO DESCANSA 
DE SÍ MISMO

DAVID TORRES
Mariano ha ido el fin de semana a descansar a su tierra, Pontevedra. Lógico puesto que estos últimos días el hombre no ha parado quieto, una frase hecha que con él se convierte en una definición. Parecía un robot de cocina: con la mano derecha saludaba a Albert Rivera mientras con la mano izquierda intentaba batir la mahonesa independentista. Sucede, no obstante, que eso de la mano izquierda nunca se le ha dado muy bien, ni siquiera con la mano derecha. Eso sí, hacer, lo que se dice hacer, salvo el muerto, no ha hecho mucho.

Al contrario de lo que piensa el común de los mortales, no hacer nada es una de las cosas más fatigosas que existen. Cuanto menos curras, menos ganas de currar: he ahí uno de los principios básicos de la cultura del ocio. Recuerdo un amigo de los tiempos del colegio que un día decidió batir su propia marca de holgazanería: se despertó un sábado a las once de la mañana, se tumbó en el sofá delante del televisor y se zampó la programación entera, desde los dibujos animados hasta la carta de ajuste. El lunes, en el recreo, nos confesó que fue agotador: necesitó todo el domingo para recuperarse. No es muy distinto a la estrategia política de Mariano, que va a requerir una segunda legislatura para resarcirse del cansancio de la primera.

La catatonía del presidente destaca incluso en el ecosistema político español, donde la pereza es la ley del más fuerte. Entre el absentismo laboral y las competiciones de Candy Crush, hay semanas donde el hemiciclo podría pasar por un reactor de Chernobyl, si no fuese porque últimamente en Chernobyl están fomentando el turismo de aventura. Hasta la bancada de Podemos se ha contagiado del estado de hibernación general en plena canícula: no han presentado una sola iniciativa en más de dos semanas ni tampoco están moviéndose mucho de cara a una posible investidura. Quizá hayan comprendido que con Pdr Snchz no hay mucha tela que cortar o que il dolce far niente presidencial resulta la mejor estrategia posible.

El pasado sábado, muy temprano, Mariano salió a pasear con su habitual trote cochinero por la Ruta da Pedra e Da Agua, entre Ribadumia y Meis. Le acompañaba su amigo José Benito Suarez, el marido de Ana Pastor, y no lo acompañaban más prebostes del PP porque los podían haber tomado por la Santa Compaña. Esa andadura lenta pero cansina, penosa aunque ineficaz, es toda la rapidez que precisa Mariano para sacar ventaja a unos rivales que empezaron la carrera electoral en diciembre con una explosión y la están terminando en agosto marcha atrás. Sus detractores siguen echándole en cara que continúe aferrado a la teoría marianocéntrica, es decir, un Mariano inmóvil en el centro del PP, del gobierno y de la política, mientras los demás asteroides giran en torno a su barba. A veces parecía que José Benito Suarez giraba alrededor de Mariano mientras que Mariano giraba alrededor de sí mismo. Eppur si muove.

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