sábado, 13 de octubre de 2012

"RELACIÓN POLÍTICA: UNA EXPERIENCIA SENSORIAL"


"RELACIÓN POLÍTICA: UNA
 EXPERIENCIA SENSORIAL"

Eduardo Sanguinetti,

 Filósofo


Los estímulos sensoriales generan estados anímicos y pueden determinar lo que sentimos, nuestros pensamientos y nuestra manera de actuar. La construcción de determinadas acciones y “vivencias” para el desarrollo de la acción política y periodística tiene cada vez más presentes todos estos factores

Destruir hoy en día una trayectoria es demasiado simple, como también inventarla. No hay lugar para comprobaciones ciertas de nada, además de que todo lo que deba hacerse será hecho en el universo de la web, que adquirió en estos años carácter de clero secular, en el que se juzga, se sentencia, se crea una realidad, que muchas veces no responde a la que en directo vivimos, no olvidar que la vida en Internet es, insisto, virtual y las palabras y sentimientos que construyen los vasos comunicantes que hacen que una sociedad viva en libertad no se encuentran en algo práctico, manipulador y artificioso como lo es la comunicación a través de las pistas de información en el que el mensaje muchas veces es anacrónico con el medio que lo emite. Un renovado interés por las percepciones, intuiciones y sentimientos, como elementos centrales de la comunicación política y periodística, se abren paso en nuestros escenarios políticos más próximos. La política instalada entre la vanidad ideológica y la prepotencia programática parece que empieza a cuestionarse desde dentro y desde fuera de los espacios orgánicos. 

Obsesionados en tener la razón, en el argumento decisivo o la propuesta incomparable, asisten ­incrédulos y con estupor­ a derrotas frente a adversarios que han hecho de la simplicidad, del radicalismo y de la claridad sus bazas electorales. No comprenden cómo siendo “mejores” y teniendo propuestas más “sociales”, los electores no se rinden a su oferta con el voto masivo. El orgullo herido que bloquea la autocrítica empieza a dejar paso a la reflexión serena.

Aceptada la “inteligencia sensorial”, los políticos comienzan a valorar la gestión de los sentidos y la intuición como vehículo decisivo para generar los sentimientos que les permitirán transmitir ­de manera que se perciba­ un determinado mensaje en las mejores condiciones. Hay una nueva mirada hacia la importancia de la comunicación no verbal (gestos, movimientos, tono, detalles…), responsable determinante de la percepción pública. Ya no se juzga a los políticos solamente por sus palabras y sus promesas, sino que su aspecto y su actitud también juegan un papel decisivo. Un gesto fuera de lugar o un comportamiento equívoco pueden minar la confianza de los ciudadanos. Sentir e intuir. Esta es la clave. Intuir y luego pensar dicha intuición como expresión de final de ciclo para de ese modo producir el cambio social, para todos, anteponiendo nuestros sentidos a un razonamiento que burocratiza el pensamiento, atándolo a viejos esquemas de procesos mentales que todo lo vuelve incierto y demasiado razonable, oportunidad para los simuladores de siempre que bosquejan un horizonte político de riesgos calculados, dentro de un marco que jamás dará lugar a la inserción del individuo capacitado que actúa desde el llano, cual paria al margen de los grupos que se perpetúan en los poderes, políticos, mediáticos y sociales, por las nuevas ideas y por los retos.

Los políticos uruguayos han asumido, tras el resultado electoral de las presidenciales que llevó a José Mujica a la Presidencia de la República Oriental del Uruguay, que no supieron cómo contrarrestar su “discurso dirigido a los sentidos y al sentimiento” de un pueblo. Mujica sigue la estrategia de la “triangulación” formulada por Dick Morris. Consiste en solucionar problemas que animan y que motivan a los votantes de tu adversario con el objetivo de desmovilizar a sus bases electorales o captarlas sin perder su apoyo.

Creo indispensable tender puentes sensoriales y emocionales entre políticos y ciudadanos. El 80% de toda comunicación entre humanos es no verbal y el 95% se realiza a través del subconsciente. De ahí, la importancia de construir la relación política como una experiencia emocional que active nuestros mecanismos internos y consiga la actitud y predisposición necesarias para conseguir una acción concreta: la participación, el voto, la simpatía


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