por
Daniel María
Antes de
hablar sobre quién es José Rivero Vivas, pregunta que ya se formuló René Cérano
en 1987, diré quién no es José Rivero
Vivas.
Resulta
que el hecho de la literatura canaria interesa a muy pocas personas y esas
pocas personas crean tesis que pocos o nadie revalida. Por ello, permanecen
como verdad cuestiones que no lo son.
José
Rivero Vivas no es un escritor considerado por la oficialidad. No mantiene
ningún discurso nacionalista ni independentista, no se vende, no se publicita,
no se doblega ante la imposición. José Rivero Vivas es únicamente un escritor
y, en cualquier caso, el único adjetivo que admite es el de outsider.
Es outsider por actitud y también porque
lo han relegado sistemáticamente de la literatura canaria. Empezaré por afirmar que lo mejor que ha
hecho Pepe ha sido irse de las Islas. Vivir y escribir fuera. Aunque también ha
vivido y escrito aquí.
¿Por qué Pepe está excluido de la literatura canaria?
Porque
voluntariamente se ha alejado del mundillo literario de las Islas. Porque no
compite. Porque admite sinceramente que nunca tuvo el objetivo de ser escritor,
que la escritura ha sido una casualidad. Además, es obrero. No sólo de las
palabras, sino de otros oficios alejados de la literatura. No es profesor,
periodista, crítico o editor; y eso extraña, repele o prejuzga a determinados
círculos.
Sin
embargo, esta realidad no le afecta. Por un lado, no ha dejado de publicar,
precisamente en las Islas y alrededor de un grupo de editoriales que le han
sido fieles. No le han dejado de leer, es de los pocos autores canarios que sí posee
una masa de lectores que lo reclaman.
¿De dónde ha sido excluido entonces Rivero Vivas? De los pocos y siempre incompletos manuales de literatura
canaria. Para muestra, un botón: la última Enciclopedia de la Literatura
Canaria, donde son incluidos casi 300 escritores y sólo se le nombra brevemente
en la introducción de dicha obra.
Frente a
esta realidad, analicemos lo que importa: ¿De
dónde no ha sido excluido Pepe? De las librerías, de las editoriales y de
los lectores.
De todos
modos, como decíamos antes, Pepe es un outsider y como tal su respuesta ante
estos hechos es la siguiente: “Yo no me siento excluido, me siento no
incluido”. Esta es precisamente la diferencia que lo define. Como buen outsider
vive sin preocuparse por el alcance, en determinados medios o en todos, que
pueda tener su obra. Él simplemente escribe. Las opiniones que se vierten no
influyen en su literatura ni en la percepción del mundo y de su obra.¿Quién es entonces José Rivero Vivas?
Un escritor polifacético en el sentido más
literal del término. Es decir, autor de muchas caras. En este caso, de rostros
literarios. Por ejemplo: las catorce novelas que ha publicado Ediciones Idea, siempre
al amparo de Ánghel Morales, son un muestrario de historias y personajes que
permiten a José Rivero Vivas contentar y emocionar a múltiples lectores de
diversos perfiles y gustos.
De todas
las cualidades de Pepe, la que más resaltan es su capacidad prolífica, pero esa
es, en mi entender, la menos interesante. Su
mayor cualidad radica en el buen olfato que tiene para hallar la belleza en
la simplicidad, que no en la simpleza. Encuentra el interés de las historias
marginales y de los olvidados.
Los personajes de José Rivero Vivas pertenecen a distintos niveles sociales. No sólo son marginales
en cuanto a sus medios económicos. Todos los personajes de José Rivero Vivas tienen en común el deseo. Más bien, el
desarrollo o la imposibilidad del deseo. A José Rivero Vivas no le interesa la
consecución del deseo sino el deseo en sí mismo y cómo éste influye en el
devenir de sus personajes.
LA MAGUA es su obra más
célebre. Es una novela sobre la identidad, pero más sobre la identidad insular
que sobre la identidad canaria. Es una reflexión sobre la soledad y la
nostalgia e indudablemente es una novela de gusto canario, como Pepe ha dicho alguna vez.
Un
importante eslabón de La magua es la
defensa a ultranza que sostiene de la convivencia con la naturaleza y el respeto
a su paisaje. Si debe prevalecer algún aspecto de esta novela es precisamente
la crítica feroz que contiene al Progreso del que formamos parte. Un Progreso
que nos involuciona, que no nos permite avanzar.
La magua, más atentamente, es
una novela sobre la identidad de un individuo: Marcial. Dicha identidad se
construye en la isla, por lo que La magua,
insisto una vez más, es una novela sobre la identidad insular más que sobre la
identidad canaria, pues el sentir de una comunidad es tan diverso como el
número de personas que la habitan. No obstante, podemos hallar latidos comunes
que se convierten en universales cuando los trasladamos al sentir de otros
isleños. Un
dominicano, un cubano, un irlandés o un japonés compartirán la emoción de
Marcial.
La magua
de Marcial es una contradicción: estar aquí
y también estar fuera. El deseo de albergar las dos posibilidades,
imposibles de fundir en una única experiencia, es la raíz de su tensión. Por
eso Marcial se fue y por eso mismo Marcial regresó. La magua es una novela generosa en su lenguaje, enriquecido de un
vocabulario extenso y reflexivo, que cuenta más de lo que señala en apariencia.
Se trata de un recurso muy personal de Rivero Vivas, una marca de la casa
podemos decir, narrar la sencillez de la que hablábamos antes con un pulso
contundente, florecido, decimonónico incluso, hábito que me aventuro a
considerar un aprendizaje de sus lecturas francesas.
La magua, en definitiva y
para despejar dudas, es una de las novelas más importantes de la literatura canaria.
En un ranking sobre las diez mejores novelas escritas en Canarias, estaría. En
un ranking sobre las cinco mejores novelas escritas en Canarias, estaría. En un
ranking sobre las tres mejores novelas escritas en Canarias, está. Porque no se
entiende la narrativa canaria sin tres piezas fundamentales: Crimen, Fetasa y La magua.
José
Rivero Vivas es un escritor internacional. Escribe en una lengua, la castellana,
y en varios territorios de Europa. ¿Qué
lugar ocupa entonces en la literatura canaria? El que le corresponde por
haber nacido en las Islas, por haber vivido en las Islas o por haber publicado
en las Islas.
Pero
tengamos claro que la literatura sólo pertenece al territorio de la imaginación
y el placer. El territorio geográfico, en cualquier caso, pertenece al autor.
Si desligáramos al autor de la obra y atendiéramos a una historia de la
literatura y no a una historia de los escritores, la literatura no se vería
afectada por estas cuestiones que la obligan a poseer una identidad gubernativa
o administrativa. El DNI de los libros es el ISBN y el de la literatura, la
libertad.
José
Rivero Vivas es un escritor importante que debe ser leído y estudiado por
quienes se preocupan por la literatura. Debe ser tenido en cuenta como uno de
los escritores más personales y de mayor dedicación a las letras de cuantos han
aparecido en Canarias en los últimos cuarenta años. Siempre ha pasado
desapercibido. Pasó desapercibido en el capítulo de la narrativa de los
setenta, aquel mal denominado boom.
Pasó desapercibido en los ochenta, en los noventa, en los dos mil… Ya es hora,
por tanto, de afianzar un interés superior. En cualquier caso, la obra de José
Rivero Vivas no ha cesado, no ha descansado, no se ha desgastado. El ropero de
su dormitorio continúa custodiando obras inéditas, como si Pepe prefiriera las
palabras a las costuras de las telas que dejan colar el frío de Londres. Al
calor de sus ficciones continúa vivo el escritor.
Hay algunas preguntas que podría formular y para las que no
tengo respuesta:
¿Por qué José
Rivero Vivas no ha obtenido el Premio Canarias?
¿Por qué
José Rivero Vivas no ha protagonizado el Día de las Letras Canarias?
¿Por qué
no se incluyó su biobibliografia en la Enciclopedia de la Literatura Canaria?
¿Por qué
no se lee en los institutos de Canarias una novela como La magua y, sin embargo, Mararía
es una recomendación eterna, cuando se trata de la pésima novela de un poeta
maravilloso?
No sé si
lo he dicho anteriormente, pero Pepe, don José Rivero Vivas, es un hombre
libre, un escritor libre y, por ende, autor de una obra libre. Además, allí
donde no llega el mar que lo libera él se empeña en fundar un puerto. Por eso a
su lado siempre se escucha el vaivén de las olas.
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