lunes, 1 de abril de 2024

VIDEO | Morbi Dei, novela de Eduardo Sanguinetti: "Visión ácida de un silenciado en Argentina"

 

VIDEO | Morbi Dei, novela de Eduardo Sanguinetti: "Visión ácida de un silenciado en Argentina"


Morbi Dei, libro en el que este filósofo argentino nos propone una visión ácida de la realidad a modo de cuaderno de bitácora en sus tránsitos por las más diversas regiones del planeta.

"Eduardo Sanguinetti no es un desconocido para los lectores y espectadores de arte, de medios y museos y galerías del mundo. Podemos leerlo en sus libr

os, ensayos, poemarios y páginas de opinión de diarios y revistas especializadas, reflexiones agudas, por lo general revulsivas, que abordan asuntos trascendentes”, definió hace tiempo en la Revista Cultura, César Magrini.

 

Este filósofo, poeta y artista multifacético, pone en juego demasiados valores, cual caleidoscopio existencial. Censurado en su país, Argentina, incluso en esta democracia naciente, asume con coraje la resistencia con su dialéctica precisa el intento de modificar el estado de las cosas, en una épica sin antecedentes en la región, donde se impone la desmesura de quienes manipulan los espacios que pretenden ser portavoces de la cultura de un tiempo sin referentes válidos.

 

Iniciado, diplomado y premiado en las ciencias de la naturaleza y del espíritu, del pensamiento a destiempo y de la historia, ha adquirido el conocimiento de instancias empíricas, en contacto con seres humanos.

 

El mundo no está hecho sino de elementos filosóficos, instalaron leyes humanas, que afectaron el normal funcionamiento de comunidades y civilizaciones y de pronto la ilusión, atropellada por conceptos, nada más que conceptos diluídos en vacuos impresos laminados, oportunistas, que este filósofo con el coraje que lo caracteriza procura dejar fuera del juego de las alusiones y esfumados.

 

Morbi Dei, libro en el que este filósofo argentino nos propone una visión ácida de la realidad a modo de cuaderno de bitácora en sus tránsitos por las más diversas regiones del planeta.

Morbi Dei fue presentado en este año, por el escritor y crítico Bernardo Ezequiel Koremblit, quien acertadamente comentó que "Sanguinetti pone demasiadas cosas en discusión..."y así es, con un estilo punzante pero no exento de poesía y en el que asoman rasgos de un fino humor Sanguinetti desmenuza la realidad, desmitifica axiomas y demuele el conformismo y el lugar común."

 

Un individuo comprometido con su tiempo, "en guerra con sus entrañas" (como decía Antonio Machado), nos conduce ora a la crítica sin concesiones de los "valores" occidentales, ora a la paradoja metafísica; en cualquiera de esos ámbitos, el autor se mueve con soltura por momentos con imágenes herméticas pero válidas para hacernos reflexionar y conmocionarnos.

 

Eduardo Sanguinetti pone juego demasiados "valores" en la sociedad anquilosada en los desgastados niveles de una hipócrita elite culturosa y de la "fama" y "el éxito". Su calidad de hombre entero no negociable (Adolfo Bioy Casares) hace que la corruptela política-cultural lo considere peligroso en su país Argentina, donde se le silencia y censura de modo abominable…

 

Su obra contestaría y visionaria lo coloca como no podría ser de otro modo a la altura de un Rimbaud, Apollinaire o tal vez un Barthes en su dialéctica cual metáfora de lo indecible, que inhibe al lector desprevenido y al espectador ignorante. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según Jean Baudrillard.

 

Pero vale la pena y lo aconsejo no dejar de leer Morbi Dei, visionaria, caleidoscopio existencial carente por completo de concesiones. Una vana quimera de revelación devenida en relatos fragmentados, juegos de palabras y anagramas que intentan abarcar en la ambición de sus tránsitos los diversos sentidos que adopta la escritura contenida en una 'caligrafía rústica' relacionada con los modos de esta región". Invito a leer esta novela, con la certeza de tener ante nosotros a un pensador que convoca al vacío ante sí en una dialéctica de la soledad.

 

Eduardo Sanguinetti, nos deja una lección de vida, a todos los que amamos la cultura y el arte, emigrantes trashumantes, en búsqueda de un lugar donde dejar nuestros legados y la herencia de preguntas y perplejidades, aún irresueltas en una Argentina, donde una crítica de arte, teatro o cine se cotiza en mercado, alentados por una televisión desastrosa, siempre en busca del rating.

 

La portentosa obra escrita, visual y musical de Eduardo Sanguinetti, es memoria y recuerdo de nuestras identidades, las cuales pareciera siguen siendo las del anonimato de nuestra identidad cultural, tan degradada.

 

Eduardo Sanguinetti, siempre habla de y para las nuevas generaciones, los hambreados y excluidos, con valentía denuncia a los mercaderes del arte, de las traiciones y pactos espurios, propiciados por una burguesía pudibunda y mezquina.

 

Eduardo Sanguinetti, a quién he conocido en 1979 en la Galería de arte Van Riel, donde exponía su material visual admirable, de la que he escrito una opinión en el diario donde habitualmente intento dar un panorama del acontecer cultural de Argentina, pero este encuentro da para otro artículo.

 

En ese entonces, el joven Eduardo Sanguinetti, un precursor, le pese a quién le pese, clausurado en la denominada cultura argentina, ya hablaba contra el olvido, entre la pausa y la espera de un tiempo para vivir.

 

Se trata, pues, de un compromiso que nos concierne a todos y que nos convoca desde la ética, como nos manifiesta desde un fragmento aplicable a este tiempo y espacio: «No puedo dejar de mencionar el poder de los estúpidos, la justicia criminal, la avidez burguesa, la hipocresía de los políticos, la genuflexión de los intelectuales… (…) y aún decir que la ciudad de Buenos Aires, hoy es la más sucia de todas las capitales, con los miembros paralizados, la cabeza podrida y los nervios destrozados».

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