viernes, 12 de abril de 2024

SOLIDARIDAD DEL CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA CON EL PUEBLO DE PALESTINA

 

SOLIDARIDAD DEL CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA CON EL PUEBLO DE PALESTINA

CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

 

El Centro de Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna tiene como objetivos dar a conocer, mediante la investigación y la divulgación, el continente africano en todas sus facetas (sociales, económicas, medioambientales, culturales y científicas), a la vez que actuar de puente entre Canarias y los pueblos de África, promoviendo la solidaridad, el encuentro cultural, la cooperación, la mitigación de las desigualdades socioeconómicas y la lucha contra cambio climático.

 

Cuando ya se creían olvidadas las masacres coloniales de los siglos XIX y XX, el pasado 7 de octubre comenzó una de las más importantes del siglo XXI. La ocupación de Gaza y de Cisjordania por el Estado colonial sionista de Israel ha provocado en apenas cuatro meses más de 30.000 muertos, 8.000 desaparecidos bajo los escombros y más de 70.000 heridos y mutilados.

 

Los pueblos del continente africano llevan sufriendo la opresión colonial desde la Antigüedad. La esclavitud de las potencias europeas y de diversos países árabes se prolongó por más de 300 años en la Edad Moderna; después, el reparto de África entre las potencias europeas en Época Contemporánea se hizo a costa del genocidio de los pueblos africanos, primero para someterlos a régimen colonial y luego para obligarlos a servir de mano de obra semiesclava a las empresas y estados europeos.

 

Así, la denominada “trata sahariana” se estima que supuso el traslado de unos 9 millones de personas desde la región sudanesa a la cuenca mediterránea. Con dirección al Océano Índico serían no menos de 5 millones los pobladores desplazados forzosos del África Oriental. Todo esto a lo largo de la Edad Media y Moderna. Según algunas fuentes, en tres siglos, de 1550 a 1850, unos 12 millones de africanos fueron reducidos a la esclavitud en el África Occidental. Se calcula además que sólo el 30% de los esclavos llegaron a su destino.

 

Con los inicios de la colonización africana y el posterior reparto del continente entre las potencias europeas en la Conferencia de Berlín de 1885, tuvieron lugar genocidios y masacres todavía peores en las que participaron países como Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido, pero también Portugal y España. Resumimos algunos de los más destacados.

 

El genocidio contras los pueblos herero y nama ya es el peor crimen de la historia colonial alemana. Durante la Batalla de Waterberg en 1904, la mayoría de los rebeldes herero huyeron hacia el desierto, donde las tropas alemanas bloquearon sistemáticamente el acceso de estos al agua. Se estima que fallecieron más de 60.000 hereros y solo alrededor de 16.000 sobrevivieron a la campaña de exterminio. Se crearon campos de concentración de detenidos, donde muchos fallecieron.

 

Leopoldo II de Bélgica (1835-1909) pasará a la historia como uno de los mayores genocidas que ha conocido la humanidad. Además de su función como gobernante, este monarca fue un hombre de negocios sin escrúpulos. En la conferencia de Berlín de 1885, donde se decidió el reparto de África entre las potencias europeas, el monarca recibió, a título personal, el Estado Libre del Congo. Se calcula que unas 10.000.000 de personas fueron asesinadas bajo su reinado. El monarca, que nunca vio el terror en directo porque jamás puso un pie en el Congo, exterminó a la mitad de la población en 23 años.

 

Entre 1830 y 1962 Argelia estuvo ocupada por Francia. El colonialismo francés se vio envuelto en crímenes atroces contra la humanidad, incluidos el genocidio, la tortura y los asesinatos. Según el presidente argelino Abdel Majid Tebboune, más de 5 millones de argelinos murieron a manos de los colonos franceses en un lapso de un cuarto de siglo. La Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos, sin embargo, cifra en 10 millones en un informe que se hizo público en 2017. La mayor atrocidad cometida por los franceses ocurrió el 8 de mayo de 1945. Aquel día, cientos de miles de argelinos celebraron el final de la Segunda Guerra Mundial y exigieron que Francia cumpliera su promesa de otorgarles la independencia. Las fuerzas coloniales respondieron con munición real y asesinaron a 45.000 civiles desarmados. Según las estimaciones efectuadas por los historiadores argelinos, 1,5 millones de argelinos perdieron la vida durante el transcurso de la lucha por la independencia (1954-1962). Los historiadores franceses cifran este número en 400.000 en ambos bandos. Francia utilizó a civiles como rehenes y escudos humanos en su guerra contra el Ejército de Liberación Nacional de Argelia. Según los historiadores, las autoridades francesas arrasaron pueblos enteros mientras se practicaban diferentes formas de tortura contra la población argelina, incluido el electrochoque, el uso de pozos de agua como prisiones y el lanzamiento de detenidos desde helicópteros.

 

Cuando a comienzos de los 50, el gobierno colonial de Kenia amenazó a la etnia kikuyu con la expulsión de sus tierras, cerca de un millón y medio de miembros de esta tribu se alzaron en armas bajo la bandera Mau Mau, un apelativo creado por la propia metrópolis británica para otorgar un carácter primitivo al movimiento. La represión fue brutal (en aquel momento, menos de 10.000 ciudadanos blancos poseían más del 25% del territorio keniano): Según la Comisión de Derechos Humanos keniana, al menos 65.000 personas fueron ejecutadas por las tropas británicas durante el periodo 1952-1961. Unas cifras, que para la profesora de Harvard Carolin Elkins, serían infinitamente superiores. En su obra Britain’s Gulag, la autora denuncia que más de 100.000 kenianos podrían haber sido asesinados, pese a que solo 32 británicos fallecieron como consecuencia directa de los combates. A su vez, el 90 por ciento de los kikuyu fueron detenidos en algún momento del conflicto y traslados a campos de concentración donde se produjeron abusos de todo tipo contra los detenidos, como castraciones y agresiones sexuales masivas.

 

Ardua fue la lucha de liberación nacional de los pueblos africanos para liberarse de las taras de un colonialismo que les trataba poco menos que como animales. En un período corto de tiempo, algo más de dos décadas, el mapa del África colonial se convirtió en el de los países independientes y soberanos después de las independencias de las colonias portuguesas. Quedaron algunos restos de la sinrazón colonial, como los casos del Sáhara Occidental español, Rodesia del Norte (Zimbabue), Namibia o Eritrea, así como el apartheid en Sudáfrica.

 

Por tanto, nadie mejor que los pueblos africanos para explicar el significado del colonialismo y su oposición al mismo. No es casualidad que haya sido la Sudáfrica sin apartheid la que haya denunciado por delito de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia al Estado de Israel, la última colonia europea en Oriente Próximo (recordar que Palestina era un protectorado del Reino Unido cuyo territorio y las gentes que lo habitaban fue entregado al sionismo para crear el Estado de Israel en 1948).

 

Las numerosas resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas a favor de las legítimas reivindicaciones del pueblo de Palestina son clara muestra de la real y efectiva ocupación de Israel del territorio histórico de este pueblo. El “derecho de libre determinación de los pueblos”, esto es el “derecho de autodeterminación”, es un derecho fundamental protegido al más alto nivel por el ordenamiento jurídico internacional. Está recogido en el primer artículo de la Carta de las Naciones Unidas, tratado fundacional de la Organización, así como en otros instrumentos legales internacionales, incluso los Pactos de Naciones Unidas relativos a los Derechos Civiles y Políticos y a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Está considerado “jus cogens”, esto es, derecho imperativo de posición jerárquica superior, imponiéndose sobre cualquier norma contraria de derecho dispositivo, automáticamente nula según la propia Carta y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Fue bajo esta Carta de las Naciones Unidas que los pueblos africanos fueron reconocidos con el derecho a su autodeterminación y adquirieron su independencia a veces por la retirada de la metrópoli, pero la mayoría de veces acudiendo a la guerra de liberación nacional que legitima la Carta de las Naciones Unidas.

 

Basado en el Artículo 1 [1] de la Carta se aprobó en 1974 la Resolución 3236 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que reconoce “el derecho inalienable de los palestinos a regresar a sus hogares y recuperar sus bienes desde donde quiera que se encuentren desplazados y desarraigados y pide su retorno“, así como el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino señalando que “reconoce además el derecho del pueblo palestino a recuperar sus derechos por todos los medios de conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas” y “apela a todos los Estados y organizaciones internacionales para que presten su apoyo al pueblo palestino en su lucha por que se restablezcan sus derechos, de conformidad con la Carta”.

 

El Centro de Estudios Africanos de la Universidad de La Laguna tiene como objetivos dar a conocer, mediante la investigación y la divulgación, el continente africano en todas sus facetas (sociales, económicas, medioambientales, culturales y científicas), a la vez que actuar de puente entre Canarias y los pueblos de África, promoviendo la solidaridad, el encuentro cultural, la cooperación, la mitigación de las desigualdades socioeconómicas y la lucha contra cambio climático. Entre las líneas de trabajo del CEA-ULL se encuentran la organización a lo largo del año de jornadas, seminarios y encuentros sobre diferentes aspectos de la realidad africana, la cooperación Universidad de La Laguna-África, la movilidad de estudiantes y profesores de las universidades africanas y de la Universidad de La Laguna, la formación e investigación en estudios africanos, así como servir de lugar de encuentro de los miembros de la comunidad universitaria y la sociedad civil interesados en el mejor conocimiento y difusión de África. Todos estos objetivos serían imposibles de llevar a cabo sin la soberanía e independencia de los Estados africanos que, después de su liberación del colonialismo, ha creado sus universidades al servicio de sus pueblos y colaboran en pie de igualdad con otras universidades del mundo en general, y de la Universidad de La Laguna en particular.

 

Por tanto, la lucha de nuestro centro por un mundo sin colonialismo no solamente es en el continente africano sino en cualquier lugar del planeta donde persista el mismo. Y hoy es Palestina y su pueblo el que sufre esta lacra en pleno siglo XXI. Por ejemplo, el ejército israelí ha desaparecido con sus bombardeos todas las universidades de Gaza. Manifestamos así la solidaridad con el pueblo de Palestina en su lucha de resistencia contra la ocupación colonial del sionismo y pedimos a las diferentes instituciones de la Universidad de La Laguna que se manifieste al respecto (Consejo de Gobierno, Consejo Social, Claustro Universitario, Facultades, Departamentos y otros).

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