miércoles, 8 de marzo de 2023

EL ASESINATO SOCIAL DE UNA NIÑA

 

EL ASESINATO SOCIAL DE UNA NIÑA

POR MUJERES DEL SUR

“Entre todos la lanzaron. Ella sola se mató”

 

No lo hizo sola. Su entorno social la condujo y le proporcionó el empujoncito que necesitaba. En el salto, su gemela la acompañó. La única que entendió y sufrió como ella misma la desesperanza que las llevó a arrojarse al vacío en busca de escapar de su indefensión y desamparo.

Ahora la hermana está grave. Si sobrevive, tal vez conteste a preguntas, o tal vez ni siquiera se atreva a dar respuestas. Debe seguir sobreviviendo en un medio hostil. Ella y sus aterrados y devastados familiares.

 

Todos y cada uno de los agentes implicados en que se precipitaran ambas por el balcón, siguen a su alrededor. Impunes y dispuestos a actuar de nuevo, si las respuestas que esperan no son las correctas, o políticamente correctas, para ocultar el asesinato social.

 

Agentes de un sistema dispuesto de nuevo a seguir diciéndoles a las menores, en la escuela, en los medios, en las redes sociales dirigidas específicamente a las más jóvenes, que en realidad sus problemas provienen de haber nacido en un cuerpo equivocado. Que su alma se alojó en el sexo errado, en un cuerpo de tamaño y proporciones imperfectas, sangrante, en continuo cambio, pero que ya despierta las miradas sexuadas de algunos hombres del entorno.

 

Eran niñas con el acento incorrecto, de una familia de migrantes que abandonaron su tierra probablemente buscando una mejor vida para ellas, atendida por unos “servicios sociales públicos” que ni les sirvieron ni las ayudaron y probablemente ya privatizados y sin recursos.

 

El personal docente aprovechará el incidente para denunciar, con todo derecho, ante “la administración” o a quién corresponda, que no tienen medios adecuados ni psicólogos suficientes, ni los conocimientos pertinentes para afrontar estas situaciones, tan frecuentes, que se convierten en habituales, aunque no todas acaben en muerte.

 

Otros agentes reivindicarán la defensa del idioma catalán y otros la del castellano. Aprovecharan la muerte para restablecer una disputa de adultos políticamente abducidos por nacionalismos antagónicos potenciados desde el poder. Y esa disputa, perfectamente justificada, pasará también por encima del cadáver de la niña.

 

Muchos de los agentes de un sistema que empuja a las mujeres adolescentes a tener un profundo malestar con su cuerpo, a mutilarse, a drogarse, a hipersexualizarse, a que les señalen la prostitución como una salida laboral, un buen trabajo “de cuidados” para el futuro, de tener ya la conciencia de que serán seres de segunda, a sentirse mal contra ellas mismas en lugar de saber, porque es imposible que lo sepan, que es la sociedad y el propio sistema patriarcal la que las ha llevado hasta ahí, les proporciona los modelos a seguir, las acosa y condena desde el nacimiento.

 

Las menores no nacen debajo de un repollo. Somos mamíferos que nos hacemos humanos gracias a los adultos a los cuales imitamos. Las adolescentes empiezan a socializar en el sistema y en el medio que los adultos hemos creado para ellas. Nacen en el patriarcado y en un sistema económico que las obliga a dejar a sus amigos y su tierra, que potencia la mercantilización y la sexualización de sus cuerpos, siempre destinados a satisfacer expectativas de otros.

 

Muchos de los ideólogos políticos que continúan reivindicando para su propia doctrina la muerte de una niña, están en el poder y dictan leyes, para favorecer a los lobbies económicos a los que sirven.

 

Cuando la ideología de cada interviniente en el sistema, ignora o utiliza la muerte de un ser humano que empezaba a vivir, o la reivindica para justificar o potenciar su propio dogma, o evadir su propia responsabilidad, la banalización del mal está servida en esa sociedad enferma.

 

No todos los agentes son igualmente responsables. La Generalitat reconoce “un fallo en el sistema”. Pero se trata en realidad de otro triunfo de los dos sistemas: el patriarcal y el económico, que trabajan en conjunción contra la propia vida, especialmente la de las mujeres.

 

Otra sociedad es posible pero seguimos y seguiremos sin prestar atención a lo importante, a lo fundamental que no es otra cosa que la educación en igualdad, la necesidad de un cambio profundo en la sociedad, porque cada suicidio de un o una menor es un fracaso colectivo.

 

SI, si que podemos hacer mucho más, desde otro poder, desde otro sistema educativo, desde los medios de comunicación y redes sociales, que tanto influyen en los comportamientos.

 

La escuela debe ser un agente socializador. Como institución de aprendizaje ha de jugar un rol determinante contra todo tipo de discriminación. Ser educador también es eso y dejar de lado la ideología del triunfo y la competencia que nos inculca el sistema económico desde el nacimiento. Todos son necesarios/as, todos/as aprenden aunque sea a diferentes ritmos. La belleza se manifiesta de múltiples formas. Se ha de educar contra la discriminación y contra los estereotipos sociales.Contra los mandatos patriarcales y los roles de género. A esto las feministas le llamamos COEDUCACION

 

Y llevamos 300 años revindicándola.

 

Mujeres del Sur es un colectivo de mujeres de diferentes provincias andaluzas, que aprenden a aplicar el pensamiento colectivo en la reflexión sobre el contexto político y social que nos afecta como mujeres

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