lunes, 20 de marzo de 2023

ESTA TELEVISIÓN PÚBLICA ES UNA RUINA

 

ESTA TELEVISIÓN PÚBLICA ES UNA RUINA

JUAN TORTOSA

 

Instalaciones de RTVE

Uno de los misterios más insondables de esta legislatura es intentar adivinar cómo es posible que la televisión del Estado esté tomada militarmente por el Partido Popular. En cualquier círculo donde escucho hablar del asunto, los comentarios suelen ir casi siempre en la misma dirección: no la veo ya, cada vez que la sintonizo me cabreo, cómo es posible que no refrende las intervenciones del presidente y sus ministros ni siquiera en los ámbitos internacionales... No se trata de ensalzar los logros del Gobierno de coalición, no estamos hablando de propaganda, faltaría más, pero sí de informar a la ciudadanía de cómo le repercuten en su día a día, por ejemplo, las leyes de progreso y de lucha contra la desigualdad que desde hace tres años se vienen aprobando, ¿por qué esto no se hace?

 

El Gobierno de la nación no debe, como tantas veces ha sucedido, colonizar la televisión pública, claro que no, ni en broma, pero sí que tiene la obligación de garantizar que se cumpla el objetivo para el que nació, la razón por la que existe: el servicio público ¿Por qué esto no sucede, están ciegos, desinteresados, se sienten impotentes o directamente han decidido que se trata de un marrón muy complicado y que no hay nada que hacer? Me refiero a la parte socialista del ejecutivo, claro, porque al sector de Unidas Podemos apenas si le proporcionan oportunidad de aparecer en pantalla, salvo cuando los informativos se encargan de otorgarle altavoz a cuanto bulo contra ellos circula por los mundos canallas del lawfare.

 

El programa de Julia Otero, en el que había puestas tantas complacencias, un fracaso; Jesús Cintora iba a volver, estaba todo prácticamente cerrado y en el último minuto se volvieron a acojonar en Moncloa, donde en un principio parecían dispuestos a revisar el patinazo que supuso echar al periodista con cajas destempladas y fulminar así Las cosas claras, a pesar del excelente índice de audiencia con el que contaba el programa. Los telediarios y los actuales programas de tertulia son mezquinos, insustanciales, parciales, torticeros...

 

El PSOE gobierna con miedo al PP, y a Vox, y la tele pública es el mejor reflejo de esto. Los avances de izquierdas de los que ahora se ufanan han salido adelante gracias a la presión de Unidas Podemos, pero que la rtve sea plural no lo han conseguido, o no les ha interesado. Todo ha sido un sonoro fracaso que empezó cuando tumbaron el primer Consejo de Administración, que lo tumbaron los socialistas, y decidieron optar por una la Administración Única de la pobre incompetente Rosa María Mateo. Continuó después con una vergüenza de concurso amañado hasta los tuétanos de donde surgió una presidencia bluff que duró año y medio y ahí seguimos, con una presidencia ahora interina y un Consejo de Administración cuyos miembros se dedican a pelearse entre ellos.

 

La desazón de la gente de izquierdas con la que intercambio pareceres ya sea en reuniones, charlas de sobremesa o encuentros fortuitos tiene siempre un denominador común: manda narices que la televisión pública, hostil con el Gobierno, vaya a ser la que acabe decantando la balanza a favor de las derechas y propiciando el primer gobierno con la ultraderecha en tiempos de democracia. Casi todo el mundo lo ve venir, lo teme, anda asustado, pero nadie hace nada. Y que no me digan que el papel de la televisión pública del Estado no tiene mayor importancia porque la tiene, y más de lo que nos pensamos quienes puede que vivamos en otros mundos más "exquisitos".

 

La desazón es general allá por donde vayas, porque estamos viendo llegar los nubarrones que anuncian una tormenta del carajo y nadie parece interesado en buscar la manera de evitar la catástrofe. Nos va a caer la del pulpo y ahí andamos de paella en paella, de cubata en cubata, dándonos la razón mutuamente, desencantados y desesperanzados, pero sin que nadie ponga en marcha ningún mecanismo para parar esto y evitar el desastre que parece avecinarse. Ni cuando les llaman "autocracia absorbente" reaccionan.

 

Para unos, la clave podría ser conseguir que la izquierda vaya unida; para otros, que la presidencia europea otorgue tal relevancia al gobierno y su presidente que eso permita darle un vuelco a las encuestas... Hay incluso quienes comparan el asunto con un partido de baloncesto y proclaman optimistas que todavía queda mucho partido, que lo importante es el último cuarto de hora...

 

¿De verdad me queréis decir que el machaque permanente de los medios privados y la imposibilidad de utilizar con una mínima neutralidad un medio público como Televisión Española no influye en el ánimo de la mayoría acojonada? Porque esa es la cuestión, la mayoría acojonada, esa que piensa que por haber ahorrado en toda su vida cincuenta mil euros o contar con una segunda vivienda en la playa, esos pringaos que se creen ricos porque tienen resueltos los seis próximos meses de su vida, esos no acaban de ver que desde la derecha les van a dejar temblando apenas puedan, sin medios, sin colegios públicos, sin ayudas sociales, con las pensiones devaluadas...

 

Cuando ya no haya remedio y se den cuenta que sus intereses solo los defienden y los defenderán las izquierdas, por mucho que las teles les digan lo contrario, cuando se vean estafados y empiecen a llorar por las esquinas, los más inclementes les contestarán que disfruten lo votado y los más malvados, que serán además los beneficiados, les dirán directamente: "El PP y Vox no tenemos la culpa de que hayáis caído en la trampa, so pardillos".

 

Desde luego, el juego que se trae el inquilino de la Moncloa con los medios públicos, a menos que su intención sea irse a hacer gárgaras en las próximas elecciones, resulta difícil de adivinar. A ver mañana qué tal, a ver a qué tipo de "expertos" recurre este martes tve para comentar las sesiones de la moción de censura. Me temo lo peor.

 

J.T.

 

 

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