jueves, 16 de febrero de 2023

LOS BANCOS: PA’LA BUCHACA

 

LOS BANCOS: PA’LA BUCHACA

Gracias a su condición de oligopolio privado, el sector de la banca ha aumentado sus márgenes de beneficio en los últimos años a costa del dinero de la ciudadanía

EMILIO DE LA PEÑA

De todos los sectores económicos en España el que ocupa una posición más perversa para la ciudadanía es posiblemente el de la banca. Ha alcanzado la condición de oligopolio privado gracias al apoyo de sucesivos gobiernos.

No voy a escribir ahora sobre el dinero que costó al Estado salvar a los bancos por la crisis financiera y por el atracón que se pegaron con las hipotecas. Suman 66.500 millones de euros más 35.000 millones aportados a la Sareb, el banco malo, para que se quedara con miles de viviendas en poder de los bancos por impago. Tampoco me ocuparé de su negativa a poner un límite máximo a las hipotecas. Esto ya es conocido. Como lo es que las grandes entidades se quedaron con los bancos hundidos y saneados luego por el Estado. Describiré cuál es el modo en que los bancos ganan dinero.

 

A diferencia de los demás sectores, no producen energía, ni obras públicas o residenciales, tampoco equipos industriales. La banca no produce, genera intereses a los demás, con los que gana dinero. La banca es el sector más poderoso y además rentista. Pero a diferencia de otros rentistas, consigue beneficios con el dinero ajeno, no con el propio. En realidad, a los clientes de los bancos se les debería llamar prestamistas bondadosos. Son ellos los que prestan dinero al banco en primer término y a un interés ahora muy bajo, incluso a interés cero. La entidad financiera usa ese dinero que le depositan los llamados clientes y se lo presta a otros clientes, que pagan por ello un interés.

 

La banca no produce, genera intereses a los demás, con los que gana dinero

 

¿En qué consiste ese juego tan ridículo? Pues en que, por el dinero que le prestan los clientes bondadosos el banco les da unas migajas. Y ese mismo dinero, que no es suyo sino ajeno, el banco lo presta, y por ello cobra a otros clientes unos intereses siempre mayores. La diferencia entre uno y otro es el margen de intermediación o de intereses. Por ese jueguecito, los cinco mayores bancos de España ingresaron el año pasado 70.024 millones de euros.

 

Tengo un conocido al que, de vez en cuando, algún empleado del banco donde tiene (prestado) su dinero le propone que pida un crédito a la entidad.

 

–Yo no necesito dinero prestado –le responde–, lo deberían saber ustedes. Si yo le presto dinero a este banco, y en cierta cantidad, sería tonto si ahora le pidiese al banco que me conceda un crédito, es decir, que me preste el dinero que yo le tengo prestado... Bueno –se dijo a sí mismo– para el banco no sería tan tonto, porque a mí me dan cero intereses por mi dinero y si les pido el crédito me cobrarán un 6,5 por ciento. La consecuencia es que el banco más que tonto es un timador –concluyó–.

 

Esa es la parte más importante de su cacería, aunque además ganan con otras cosas. El dinero también se lo presta el banco de todos, el Banco Central Europeo. De hecho, en los años de la crisis financiera, el BCE prestaba a los bancos grandes cantidades y a tipo de interés cero. También pueden pedirlo prestado a otros bancos extranjeros. Y luego... la misma mecánica, conceder créditos a sus clientes. A un interés mayor, por supuesto. Eso ocurrió especialmente durante los años del boom inmobiliario y empresarial, que condujo a la crisis financiera. Los bancos se emborracharon dando créditos con dinero ajeno hasta que llegó un momento en el que ya no hubo forma de devolverlo. Así nos arrastraron a todos al fango. Esto último lo cuento para completar la narración de cómo los bancos son capaces de todo.

 

Ahora, el BCE ha dejado de prestarles a interés cero. La teoría económica monetarista dice que cuando hay inflación hay que restringir el dinero disponible para contener el alza de los precios. Y para eso el BCE sube el tipo de interés del dinero que les presta a los bancos. Ahora los bancos han comenzado a prestar a sus clientes a intereses más altos. ¿Quién está ganando con ello? Pues ¿quién va a ser? Los bancos. Ellos han subido el interés a sus hipotecados y a nuevos clientes a los que conceden créditos. Mientras, el dinero que dan por los depósitos apenas ha subido, sigue siendo casi ridículo. La consecuencia es que el margen de intereses de los bancos se ha incrementado con fuerza. Y ahora las entidades están obteniendo la ganancia más alta por cada euro prestado desde hace 20 años.

 

Pongamos que alguien tiene en el banco 5.000 euros. Realmente se los está cediendo a la entidad y recibe por ello 9,2 euros al año. Es lo que le cuesta al banco disponer de ese dinero. La entidad se los presta a otro cliente y le cobrará por ello 106,7 euros en un año. El margen que se lleva el banco en este caso es 97,5 euros.

 

Claro, esto es una simplificación, porque los datos se han calculado sobre la media de todas las entidades y todos los créditos, el negocio es más complejo y completo. Además de estos casi 80.000 millones que consiguieron el año pasado, procedentes de la diferencia entre lo que dan al cliente por el dinero que pone en el banco (que presta al banco en realidad) y lo que cobra a otros clientes prestándoles ese mismo dinero, hay otro botín, el de las comisiones. Se cobra por todo: por administración de una cuenta, por mantenimiento de una cuenta (no confundir, son dos comisiones distintas), por declaración de impago de un cheque, por orden de transferencia, por retirada de efectivo en ventanilla (es decir, por hacer uso de tu dinero, que prestaste al banco sin cobrar nada a cambio), por gastos de correo, por traslado de acciones u otros valores a otra entidad, etc. Yo he contado en la web del Banco de España hasta 42 comisiones distintas. La misma web deja claro que “Las comisiones bancarias son libres. Los bancos podrán cobrar lo que libremente decidan excepto en aquellos casos en los que el importe de las comisiones estén limitados por una norma, como en la cancelación anticipada de una hipoteca o de un crédito al consumo”. Lo de que son libres viene en letra negrita en la propia web del Banco de España, para que quede claro. En total, los bancos ganaron 27.360 millones de euros con las comisiones en 2021. Falta por conocer el dato completo de 2022, pero se acercará a los 30.000 millones. Se podría argumentar que es para costear la gestión de cada banco. Pero no hay que olvidar que ya cuentan con los beneficios logrados con el dinero del margen de intereses, obtenido con los depósitos de los clientes.

 

En 2022 los cinco bancos más importantes de España ganaron 20.589 millones de euros, un 22% más que el año anterior

 

También están las comisiones de los fondos de inversión que cobran las entidades a través de sus gestoras y que no figuran en el balance de los bancos. Cobran al cliente por el depósito de su plan, por su gestión, por su suscripción y por su reembolso. O las de los planes de pensiones, en este caso solo dos. Estas suponen menos que las que son propiamente del banco, pero no deja de ser “más dinero pa’la buchaca”.

 

Esto y otras cosas, ninguna de ellas propiamente productivas, hacen que en 2022 los cinco bancos más importantes de España ganasen 20.589 millones de euros, un 22 por ciento más que el año anterior.

 

Y al que le moleste, que no tenga cuenta en el banco. Bueno, pues eso no es posible, porque a través de ella se cobra la nómina o la pensión, se paga el IRPF o cualquier cosa, hasta el abono al club de fútbol o una multa, si se te ha pasado la hora de aparcamiento regulado.

 

No es que los bancos deban desaparecer. En un mundo económico complejo como este son imprescindibles para pagar o cobrar, para tener el dinero ahorrado y para conseguir créditos con los que acometer gastos que uno sólo podría pagar en muchos años. Lo mismo para las personas de a pie que para las empresas o incluso los Estados. Pero ¿por qué no son públicos, si prestan un servicio público? No está bien que dichas necesidades se cubran a voluntad de unos propietarios o unos administradores que engordan sus carteras con el dinero de otros. Y se quejan, como si fueran indigentes, cuando se les pone un nuevo impuesto para corregir, solo un poquito, su desorbitada ganancia.

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