sábado, 6 de junio de 2020

4 PUÑALADAS


4 PUÑALADAS
JM AIZPURUA
Hay 4 cosas que me rasgaron el corazón desde niño, y parece que moriré con ellas sin resolver: la violencia contra los niños o las mujeres, la explotación laboral, y el racismo. Pero el racismo es la más sangrante de todas pues engloba a las otras tres.

En mi barrio yo pensaba que era el único blanco, pero mi vecinita, negra, me vio tomando el sol en mi terraza, y desde entonces preguntaba a su mama: ki kote mesye woz? “¿Dónde está el hombre rosado?” Y lo cierto que ese calificativo “blanco” es algo irreal y un supuesto color prepotente sobre los demás, por pura decisión etnocéntrica.

Debierais ver los esfuerzos de las mamis negras para explicar a sus hijos pequeños que no es malo ser negro, y que no se fíen del hombre blanco. Es una lección de vida que sigue siendo necesaria y que, a mí, me hunde en la desesperación cuando he recibido la mirada temerosa de los niños de poblados en los que los blancos dejaron sus huellas.
Y el origen de esta aversión anti-negro, tiene su origen en la católica España, en su realeza y casta noble, que ante la apropiación de las tierras de “ultramar”, las llenaron de negros africanos, raptados, hacinados en navíos, esclavizados y obligados a trabajar en sus ingenios con la condición de ganado. Sus hijos, negritos, eran regalados a las visitas como obsequio social.
Tres siglos de esta inhumana explotación no han sido suficientes para que los negros americanos recobren su normalidad humana. Llamarlos afroamericanos, y a los blancos, blancos y no euroamericanos, es la nueva forma de esclavismo semántico para ocultar que en América, blancos y negros son extraños, inmigrantes y los indios los únicos aborígenes originarios americanos.
No es posible mayor crimen y holocausto que la historia de la negritud americana diseñada por la casta hispana.
Y las cuatro puñaladas siguen vivas en este siglo XXI y los libros oficiales siguen ignorando la verdad, persiguiendo a los que alabamos a Montesinos y maldecimos a Colón, los que llamamos robar al descubrimiento de lo que ya estaba descubierto, y a los que nos repugna la esclavitud y más sus justificaciones.
Pero al fin he visto un rasgo de decencia; la policía rodilla en tierra ante los manifestantes pro George Floyd, que es un reconocimiento de culpa que si arraigara en la población que vota a Trump, estariamos en el inicio del siglo XXI, y también para los de la cacerola que muchos de ellos viven aún de los títulos y los botines de sus antepasados masacrando negros.
El Género Humano es ya un viejo descubrimiento científico, no lo degrademos segmentando por raza, religión, o riqueza material. El Mundo se hizo para todos.


1 comentario:

  1. ¡Maravilla de pluma, comentando unas amargas verdades que, con sus razonables comentarios, de BLANCO, nos endulzan el día!

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