EN LA DERECHA SE APUÑALAN MÁS LIMPIO
"Ya han
tocado hueso. Ya no hay marcha atrás, ahora empiezan a hurgar, a buscar hacer
el mayor daño. A Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado se les ha acabado la
amistad".
Antonio Maestre
Las familias de dinero dejan de quererse cuando hay que repartirse la herencia de papá. En la pirámide de prioridades conservadoras la familia ocupa un puesto muy importante, pero por debajo del patrimonio, y eso se nota con guerras sanguinarias sin cuartel cuando toca repartir la mansión, las acciones de la empresa y el yate de verano. A la derecha política española, como garante y defensora de los intereses de esas familias, le sucede lo mismo y adquiere similares vicios y comportamientos. Sobre todo el de despedazarse sin piedad, sin cambiar el rictus ni mancharse el chaqué con la sangre.
Ya han tocado
hueso. Ya no hay marcha atrás, ahora empiezan a hurgar, a buscar hacer el mayor
daño y desangrar al adversario. Pero con limpieza de cirujano, se despedazan
con su sonrisa cínica en la boca. La derecha se mata mejor, más limpio, cercena
en vez de arrancar, casi cauteriza la herida para que no sangre y manche
demasiado. Pero eso sí, son profesionales, no dejan posibilidad de
supervivencia. El que salga derrotado acabará siendo pasto de los libelos
reaccionarios a sueldo de las subvenciones públicas. Lo sabe bien Cifuentes,
una vez que la pieza es enfilada acabará con sus huesos carcomidos por alguna
noticia dada a sus alimañas carroñeras mediáticas. Ya le están buscando vídeos
de cremas a Ayuso, que se tente el bolso.
A Isabel Díaz Ayuso
y Pablo Casado se les ha acabado la amistad. En la izquierda estas guerras por
el poder suelen disimularse con divergencias ideológicas y debates estratégicos
que justifican las purgas. En la derecha no disimulan con juegos de artificio,
luchan por el poder y lo dejan claro. No hay diferencias de ideas entre Ayuso y
Casado, no las hay y no intentan transmitir que su disputa se debe a ellas. Es
solo por controlar quién maneja la dirección que sirve para poner a los suyos y
repartir puestos y dádivas. Ni más ni menos. Para eso está en política la
derecha, para beneficiar a los suyos.
La mediocridad hace
que sea normal que solo sean capaces de dirimir las divergencias traicionándose
unos a otros. Que el jefe de coordinación de Martínez Almeida sea un señor al
que mandaron a Cuba para dar apoyo a la disidencia y acabe siendo el
responsable de la muerte del mayor capital que tenía la oposición al gobierno
de Castro ya da buena muestra de qué tipo de mentes preclaras están al mando de
las disputas intrapartidistas. Por un lado Carromero, por otro Miguel Ángel
Rodríguez, el condenado por destrozar borracho varios coches e insultar
llamando nazi al doctor Montes. Su masa gris justicia sus acciones.
Isabel Díaz Ayuso
era amiga de Pablo Casado, pero ahora ya solo importa el poder. Ganar la
presidencia del PP de Madrid es el primer paso para crear su cantón madrileño
con el que hacerse fuerte y desgastar poco a poco al líder del PP nacional para
llegado el momento descabezar un liderazgo débil como el de Casado en el que
nadie cree. Es divertido asistir a las puñaladas con estilete fino de las
"mejores" familias, es un pequeño placer culpable para los que
ejercen el desprecio de clase hacia arriba
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