AGONÍA
SOCIALISTA
JUAN HENRÍQUEZ
Señalar,
tras las elecciones vascas y gallegas, y teniendo en cuenta los catastróficos
resultados obtenidos por el PSOE en ambas comunidades, que no resulta muy
difícil diagnosticar que el partido que fundara Pablo Iglesias, atraviesa el
peor momento de su historia democrática (1977/2016). Pero aclaremos, que la
agonía viene produciéndose a partir de que Rubalcaba cogiera las riendas del
partido sustituyendo a José Luís Rodríguez Zapatero; ahí se inició la marcha
atrás de un PSOE que, hasta esa fecha, venía gozando de una credibilidad y
apoyo social importante y sólido.
Presentar a
Rubalcaba como candidato a la presidencia del Gobierno español en las generales
de 20-N/2011, fue un tronado error del PSOE, peor aún, dejar las riendas del
partido en sus manos. Aquello fue un punto de inflexión por el que el PSOE
empezara a perder toda la credibilidad y apoyo social que venía prorrogando
desde la transición (1977), hasta la despedida de Zapatero.
En el
momento que aparece en la escena política Pedro Sánchez, presentándose a unas
primarias frente a Madina, candidato de los barones del partido (González,
Guerra, Rubalcaba, Ibarra, Jáuregui, Leguina, etc.) y a Pérez Tapia, candidato
de Izquierda Socialista, a los que ganó con holgada mayoría, y que
posteriormente lo refrendaron como Secretario General del PSOE, y además, lo
respaldaron como candidato a la presidencia del Gobierno español en las
elecciones de diciembre/2015, donde cosechó un batazo electoral de padre señor
mío, alcanzando el peor resultado histórico del partido (90 diputados), aunque
la repetición de las elecciones del 26-J, aún sería peor (85 diputados).
¿La agonía y
descalabro del PSOE es culpa, en exclusiva, de Pedro Sánchez? En mi opinión
creo que han tenido que ver la suma de varios factores que, directa o
indirectamente, han colaborado al hundimiento, o casi, del PSOE. En primer
lugar la máxima responsabilidad del líder, Pedro Sánchez, que erró en el
propósito de lograr la unidad del partido que heredó dividido en dos o tres
facciones o “familias”. En segundo lugar, una falta de autoridad política para
imponerse o acallar las voces discordantes del partido, conocidos todos ellos
por “históricos” o “barones”, que a la vez, nunca aceptaron el liderazgo del
nuevo Secretario General. Un tercer punto es la puesta en escena de Susana
Díaz, la Presidenta andaluza, postulándose como la candidata extraoficial de
los barones (González, Guerra, Chávez, Griñán, Ibarra, Vara, etc.) para
sustituir al todavía recién elegido Sánchez. Sin olvidar en todo este tiempo,
la aparición en la vida política y pública de los nuevos partidos de Podemos y
C´s, liderados por Iglesias y Rivera; de manera particular destacar a Podemos
que se propone arrebatar la hegemonía que hasta ahora tenía el PSOE en la
izquierda española.
Factores
todos que han influido en el descalabro de los socialistas, pero que, sin
ningún género de dudas, el más influyente ha sido el de los propios y
destacados militantes históricos del partido, generando una imagen de desorden
y desunión inaceptables para los potenciales votantes y seguidores del Partido
Socialista. Una operación de acoso y
derribo sin tregua al Secretario General, comandada por Felipe González, que
para oscurecer ante la opinión pública la crítica contra su opaca riqueza y
servidumbre a la derecha española, no ha tenido reparo alguno en ir a por la
cabeza de Pedro Sánchez, y su equipo.
Finalmente
habrá que señalar que la paciencia no ha sido la mejor arma de la corriente
abstencionista del PSOE, y que la batalla no la han calculado en su justa
medida. Si en algún momento se les pasó por la cabeza la dimisión de Pedro
Sánchez por cansancio y aburrimiento, parece que los propósitos no fueron bien
calculados, es más, da la sensación de que con su desmesurada ambición
provocaron la respuesta no deseada y muy perniciosa para los intereses propios
de la camarilla abstencionista. Hablamos, por descontado, de la convocatoria de
un Congreso en toda regla para diciembre del presente año 2016, incluyendo la
celebración de primarias para el 23 de octubre, a las que el propio Pedro
Sánchez anuncia que se presentará como candidato. ¡No querías caldo, pues toma
dos tazas!
Lo cierto es
que esta maniobra política del líder socialista, Pedro Sánchez, le ha metido el
miedo en el cuerpo a los abstencionistas, que se quedan al desnudo frente a las
bases del partido, porque por muy extraño que parezca: ¿cómo defender entre los
afiliados investir al jefe de la corrupción en España, al mismo que un día
envió un mensaje al ladrón del reino alentándolo con: “Luís, sé fuerte”?
Y la última
gota que llena el vaso, es la revelación de Felipe González de que Pedro
Sánchez, en una conversación privada, le manifestó que en la investidura de
Rajoy: “votaría en contra en la primera sesión de la investidura, y se
abstendría en la segunda”. En primer lugar: ¿Por qué no reveló ese dato, sí es
que es verdad, el mismo día que le engañó, y espera a la convocatoria del
Congreso para publicarlo? Esta actitud de Felipe González demuestra ser un carroñero
sin escrúpulos, capaz de vender su alma al diablo, sin contemplar el daño que
le está causando al PSOE.
Ahora, con
la guerra abierta entre Sánchez y González (con los mercenarios y camicaces del
partido arropándolo), espero que gane el socialismo representado en las bases
del PSOE. ¡Veremos qué pasa!
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