LA DEUDA DEL FEMINISMO LATINOAMERICANO CON CRISTINA Y DILMA
Ilka Oliva Corado
He buscado hasta
por debajo de las piedras, algún comunicado expresamente feminista y burgués,
donde se manifieste el rechazo al Golpe a Dilma y la persecución política que
sufre Cristina ( y con ella Las Abuelas
y Madres de la Plaza de Mayo y Milagro Sala, entre tantos otros) pero, o yo no he buscado bien o no existen.
Feministas manifestándose individualmente sí he visto, pero ése es otro
paisaje. Hablo del conglomerado que para otros trámites firma inmediatamente.
La deuda del
feminismo latinoamericano con Cristina y Dilma
Por el contrario,
organizaciones de mujeres se han pronunciado abiertamente desde las barriadas,
y han sido miles las que han tomado las
calles de Argentina y Brasil para mostrar respaldo a ambas presidentas. Lo hemos
visto también en Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Perú, Colombia y Venezuela. A esas mujeres de periferia, las
feministas burguesas las llaman fanáticas e idealistas. Ignorantes. Porque no
tienen un título universitario que les permita el mote de intelectuales. Porque
hacen visible en la práctica lo que otras se acomodan en la teoría.
El gran vacío en
este momento de la historia es el del
feminismo latinoamericano. Y lo encabeza el feminismo burgués, por supuesto. El
feminismo de vitrina. El que es excelente plataforma para pronunciamientos
desde la intelectualidad y la comodidad de clase, que eleva y galantea en lisonjas a quienes saben de memoria la
teoría pero que son incapaces –por hipócritas y aprovechadas- de volverla acción
en la práctica.
Me refiero con esto,
a quienes van y vienen recitando Una
habitación propia, de Virginia Woolf pero que jamás bajarían a la alcantarilla
para decirle a la mujer obrera cómo liberarse de un sistema patriarcal que la
abusa y la invisibiliza. A hablarle de políticas de inclusión, de sus derechos.
A compartirle un libro. Me refiero a
aquellas que van partiendo plaza con su “yo, feminista” y que son adeptas de
Simone de Beauvoir pero que le tienen pavor a Rosa Luxemburgo, Clara Campoamor
o a Dolores Ibárruri “La Pasionaria”. Pero eso sí, que conmemoran cada año a
Las 13 Rosas. Para que vean… Y que degradan a mujeres como Evita y Bartolina
Sisa, una por indígena y la otra por paria e iletrada. Pero eso sí, van por el
mundo dictando conferencias con una su
chalina típica, para que digan… Pero en sus casas a las mismas indígenas y
parias de las que hablan, las tienen trabajando de lunes a domingo sin derechos
laborales. De ese feminismo hablo, del que abunda por doquier.
Hablo del feminismo
donde se tiran flores unas a otras, con
baños de intelectualidad.
Del que permite
entrar a las universidades, embajadas y centros culturales para recitar textos
y obtener diplomas de participación, fotografías y contactos; pero que no va a
hablar de derechos humanos, derechos laborales, violencia género y equidad de
género a la vendedora de mercado, a la
panadera, a la tortillera, a la mujer que limpia casas: porque ahí no hay de
dónde sacar ventaja.
A la maquiladora, a
la que se pudre 18 horas en las fábricas.
Simple, la razón es simple: porque para pasar de la teoría a la acción
se necesitan arrestos y éstos no los tiene cualquiera. Lo mismo sucede con los
intelectuales y los de la ultra izquierda.
Ahí entran Dilma y
Cristina que son aborrecidas por este tipo de feminismo, porque demuestran
todos los días con acción que la teoría
puede ir muy bien a los cañales, a los campos abiertos, a las fábricas y
a las periferias. No solo eso, ellas demuestran que sí son posibles las
políticas de inclusión social y de equidad de género y que pueden ir de la
mano. No por gusto una es perseguida
política y la otra acaba de recibir un Golpe traidor. ¿Cuántas niñas, adolescentes y mujeres
pudieron ir a la escuela en sus gobiernos?
¿A cuántas niñas y
adolescentes se les sacó del trabajo forzado, de la explotación infantil? ¿Del
tráfico para explotación sexual? ¿A
cuántas se les dieron derechos laborales? ¿A cuántas Dilma y Cristina han
permito la expresión y el sustento? ¿Cuántas han tenido educación gratuita y lograron graduarse de la
universidad? ¿Cuántas han tenido acceso al sistema de salud? ¿A cuántas se les
quitó una bolsa de pegamento de las manos y se les puso una computadora, un
pincel, un uniforme deportivo?
Y no es teoría
porque los cambios son palpables y visibles y lo sabemos todos, aunque algunos
pretendamos no conocerlos porque nos va mejor personalmente y para nuestros
proyectos particulares.
Al feminismo
latinoamericano burgués, al de la lisonja, al feminismo de lociones finas y
micrófonos apartados, al que nunca ha sido político, porque para ser político
se necesita entereza, a ese feminismo
Dilma y Cristina les quedan grandes. Ese feminismo no merece congéneres como
ellas. No se lo ha ganado. No lo ha luchado. Y su silencio en este momento de
la historia lo evidencia.
Ese feminismo viene
siendo entonces una copia de la ultra izquierda latinoamericana que también las
aborrece y las apuñalada. Porque el
silencio otorga, el que guarda silencio solapa. Es en estos momentos en los que
el feminismo debe pronunciarse y no por pasión, por idealismo, por fanatismo.
Debe pronunciarse porque debería ser su obligación moral y humana para con dos
mujeres que han cambiado la historia de América Latina, les guste o no.
Y deben
pronunciarse por agradecimiento, por lealtad y por consecuencia política,
porque fueron millones de mujeres en los más bajos estratos de la sociedad las
que se beneficiaron con las políticas de inclusión de ambas. Esas miles de
mujeres que nunca han visto a una feminista burguesa ir a sus lugares de
trabajo, saludarlas en la calle, invitarlas a un café y conversarles, como
hacen con intelectuales y gente de clase social holgada donde sí se pueden
obtener beneficios personales por el contacto.
Probablemente
muchas feministas me llamarán ignorante, idealista y fanática. Me dejarán
infinidad de mensajes con insultos, como regularmente sucede cuando cuestiono
al feminismo, y me dirán machista. Y me desmenuzarán la teoría. O simplemente
me llamarán loca, como sucede con frecuencia.
Muchas tal vez
saquen a relucir el tema del aborto y la corrupción de las que se les acusa
(sin prueba alguna) para defender su negativa a apoyarlas y así lavarse las
manos. Jamás mencionarán que estas dos
mujeres han sido insultadas, menospreciadas y que han sufrido violencia de
género desde los medios de comunicación hasta del esposo de la feminista
burguesa que nunca ha alzado la voz en su comodidad; y la han sufrido por
mujeres consecuentes con la acción que es la única que cambia los patrones y
que libera sociedades.
No hay punto de
comparación con el feminismo burgués y todos los que de ahí nacen, con su “yo,
feminista” pero que guardan silencio ante este nivel de violencia que están viviendo Dilma y Cristina, solo queda
agradecer el respaldo de las mujeres que
sin etiquetas y sin aires de intelectualidad; agradecidas y consecuentes y
sobre todo políticas han dado la cara en defensa de semejantes mujeres de
Latinoamérica.
Por supuesto, no
soy feminista, no pertenezco a ningún gueto o jauría; a mí si me quieren
etiquetar me llaman como lo que soy: paria y estoy con Cristina y Dilma. Por
amor y agradecimiento, de ahí pal real…
Y si sueno
populista es porque en absoluto lo soy.
Blog de la autora:
https://cronicasdeunainquilina.com/2016/09/15/la-deuda-del-feminismo-latinoamericano-con-cristina-y-dilma/
Ilka Oliva Corado.
@ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
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