MIRANDO A CUENCA
(Y A SORIA)
ANÍBAL MALVAR
Ya que Mariano
Rajoy no ha logrado seguir gobernando desde sus gúrteles, sus sorias, sus
púnicas, sus martillos informáticos, sus fondos buitre y tal y tal los
españoles nos vemos abocados a seguir votando una y otra vez hasta que salga
Mariano. Así nos lo plantea hoy Bieito Rubido en ABC, fiel infantería: “Vayamos
a una tercera vuelta para tratar de reordenar el panorama, visto el espectro de
irresponsabilidad, simpleza política y falta absoluta de sentido de Estado y de
la Historia”. Se comprende la desazón del periodista gallego. Sabe que su
compatriota pontevedrés, único presidente en casi 40 años de democracia que no
ha logrado ser reelegido, puede pasar a esa Historia que tanto mayusculizan
como Maranico El Corto.
En las mismas
páginas, el epidural Salvador Sostres se pone machadiano (de derechas) e
intenta articular unos versos con vocación de inmortalidad: “España sangrará
como siempre que la izquierda mitad nos acribilla, mitad nos dice que la culpa
es nuestra porque somos tan malos”. La primera persona que utiliza el
vocinglero periodista catalán deja clara su independencia e imparcialidad: hay
una España de ‘nosotros’ y otra España de ‘ellos’, no una España que muere y
otra que bosteza. Creo que su periódico debería pagarle una semanita en un spa
de Colliure, por lo de inspirarse.
Ni una palabra para
recordar que, mientras el Congreso ponía a Rajoy mirando hacia Cuenca, el
presidente en funciones miraba hacia Soria, y colocaba al ministro mentiroso en
el Banco Mundial. Ni siquiera la crónica parlamentaria de Curri Valenzuela se
digna a relatar cómo sentó en plena investidura el notición del ascenso del
canario-panameño a los cielos de Columbia. Pero sí consigue meterse en el
pensamiento alado de los parlamentarios socialistas, que “salieron corriendo
del hemiciclo sin pararse a saludar a los mismos periodistas a los que muchos
de ellos han contado en la cafetería que preferían que Rajoy gobierne otra
vez”. Este nuevo mito de los socialistas con vocación mariana está calando muy
bien entre los auríspides de la derecha mediática. Pero son como los gamusinos:
¿realmente existen?
La Razón también
invoca a la historia con mayúsculas en su editorial, pintándonos a Rajoy cual
Boabdil cristiano que llora como alcachofa lo que no pudo defender como “mucho
español”: “Hay momentos en los que las naciones dan pequeños pasos que suponen
saltos dentro de su propia historia”, escriben los de Planeta. “El presidente
en funciones ha realizado un ejercicio parlamentario de primer nivel, con buen
tono, ánimo de concordia, evitando que la Cámara se convirtiese en una tribuna
para la demagogia y la insustancialidad –lo que, por desgracia, no logró– y
abriendo la puerta a una experiencia política inédita en nuestra historia: que
Gobierno y oposición indaguen fórmulas de colaboración más allá de las que
requieren los asuntos de Estado en un momento en el que la sociedad lo está
pidiendo. No ha sido posible”.
Ya en clave
estupefaciente, el periódico que dirige Francisco Marhuenda interpreta lo de
ayer como derrota del líder socialista. Toma ya: “Sánchez debe saber que su
estrategia ha fracasado, que ha vuelto a perder la investidura, pero esta vez
proyectando su nefasta estrategia en la figura de Rajoy”. ¿No se estará pasando
un poco nuestro querido Paco?
El Mundo centra su
análisis en insistir en el mantra de Mariano o la Nada, sin dejar espacio a la
esperanza de una solución de manos de Pedro Sánchez: “Una boutade, un globo
sonda, una huida hacia adelante”. Optimista no suena.
Ya en clave
estupefaciente, el periódico que dirige Francisco Marhuenda interpreta lo de
ayer como derrota del líder socialista. Toma ya: “Sánchez debe saber que su
estrategia ha fracasado, que ha vuelto a perder la investidura, pero esta vez
proyectando su nefasta estrategia en la figura de Rajoy”. ¿No se estará pasando
un poco nuestro querido Paco?
El Mundo centra su
análisis en insistir en el mantra de Mariano o la Nada, sin dejar espacio a la
esperanza de una solución de manos de Pedro Sánchez: “Una boutade, un globo
sonda, una huida hacia adelante”. Optimista no suena.
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