EL OBISPO, LA BOMBA
Y EL GÉNERO
POR ANTONIO PINTOR
Como dice el
refrán: “No se pueden pedir peras al olmo” y esto es lo que hacemos cuando
pretendemos que desde la Iglesia Católica se dé un mensaje de respeto a la
mujer y a los homosexuales, sencillamente porque no está en “su naturaleza”.
Por primera vez y
sin que sirva de precedente saldré en “defensa” del Sr. Demetrio Fernández,
obispo de Córdoba, ante las múltiples críticas de que ha sido objeto en prensa
en los últimos días. Algunas realizadas por amigos y compañeros a los que
admiro y respeto. No lo hago porque
comparta su opinión sobre la Ley de Identidad y de Expresión de Género e
Igualdad Social aprobada en la Comunidad de Madrid a la que ha calificado de
“bomba atómica para la iglesia”, pues mi pensamiento, principios y valores
están en las antípodas de las que este Sr. y la institución que preside,
Iglesia Católica, predican y practican.
Mi “defensa” surge
porque este Sr. dice lo que debe decir siendo coherente con los dictados de la
organización a la que pertenece. Motivo por el que cuenta con el apoyo de las
Cofradías, sacerdotes y feligreses, como
componentes de la misma. No me parece correcto atacar al mensajero cuando el
mensaje no es de nuestro agrado, hay que ir a los orígenes del mismo, no
quedarnos en la superficie sino buscar la raíz del problema. No se trata de que
las declaraciones del obispo sean improcedentes en los tiempos actuales, que lo
son, pero no porque se le hayan ocurrido a este Sr. sino porque se apoyan en un
sistema de creencias que aunque, es compartido por millones de personas, en la
mayoría de los casos viven ajenas a las muchas barbaridades en las que se
sustenta, e ignoran el papel que representa en la perpetuación de los
conflictos humanos. Todo ello facilitado por haber acomodado la fe religiosa a
la cotidianidad social sin entrar en ningún tipo de análisis de las mismas.
Mecanismo que recuerda aspectos del trastorno psicopatológico del delirio.
Son estos sistemas de creencias basados en
la fe y no en la razón, en la ignorancia y no en el conocimiento
(“Bienaventurados los pobres de espíritu,es decir los ignorantes, porque de
ellos es el reino de los cielos”), los que han inspirado las mayores
atrocidades cometidas por los seres humanos. Por ello el coctel formado por las
creencias religiosas y la existencia en la actualidad de terribles armas de destrucción masiva es
la autentica bomba que pone en riesgo el futuro de la humanidad.
En las declaraciones de los representantes
de las Cofradías de diversas localidades, argumentan que el obispo está en su
derecho de criticar “la ideología de género”, al igual que lo ha hecho el Papa
Francisco, señalando que es diferente de
“la igualdad de género” que si dicen defender, pues ésta si persigue equiparar
los derechos entre hombres y mujeres. Por supuesto que el Sr. Obispo tiene
derecho a criticar la ideología de género al igual que cualquier otra, se llame
marxismo, neoliberalismo, cristianismo, etc. Sin embargo lo más sorprendente de
todo esto es la habilidad que tienen los miembros de la Iglesia para decir una
cosa y hacer justamente lo contrario sin inmutarse.
Como ciudadano que ha recibido una obligada
“formación religiosa” en la escuela de la dictadura, dominada por la Iglesia
Católica, no recuerdo ninguna ocasión en la que dentro de esta doctrina se
tratara a la mujer en condiciones de igualdad con respecto al hombre, más bien
todo lo contrario. La brutal discriminación de la mujer en los textos sagrados,
al parecer dictados o inspirados por un Dios que todo lo sabe y todo lo puede,
¡es abrumadora! Algo que puede corroborarse con facilidad con solo consultar
los mismos. Ya en el Génesis se nos informa que: “Por la mujer comenzó el
pecado, por culpa de ella morimos todos”.
Y en Eclesiastés,
¡palabra de Dios!, se dice:
-“He hallado que la
mujer es más amarga que la muerte, porque ella es como una red, su corazón como
un lazo y sus brazos como cadenas. El que agrada a Dios se libra de ella, mas
el pecador cae en su trampa;
-“Por más que
busqué no encontré; entre mil se puede encontrar un hombre cabal, pero mujer
cabal, ni una entre todas”.
Perlas similares en
las que la mujer es tratada de la forma más denigrante imaginable como que “la
mujer es más amarga que la muerte ” o que “vale más maldad de hombre que bondad
de mujer” se encuentran escritas en unos textos considerados por esta doctrina
“la palabra de Dios”, evidenciando una misoginia extrema y delictiva, aunque
los gobiernos “democráticos” miren hacia otro lado y no exijan a los dirigentes
de esta religión que denuncien y renuncien a esta barbaridad tan estúpida y tan
denigrante en contra de las mujeres.
Por otra parte resulta evidente el papel
más que secundario que la Iglesia otorga a la mujer, a pesar de que el llamado
“pueblo de Dios” está compuesto en su mayoría por mujeres, desde la forma en
que dice que fue creada, de una costilla del hombre para que no estuviera solo,
es decir para su distracción, hasta los roles que desempeña en su propia
organización. Paradójicamente la ciencia nos dice que las cosas ocurren al
contrario, pues el sexo por defecto del desarrollo embrionario es el femenino,
de manera que solo cuando se altera por intervención de la testosterona
producida por la activación del gen SRY, ubicado en el pequeño cromosoma Y, da
lugar a los cambios morfológicos que lo transformaran en varón.
En cuanto a la homosexualidad no se ha
caracterizado precisamente por su defensa. Hasta en 15 pasajes bíblicos se
condenan explícitamente este tipo de relación sexual en las Sagradas Escrituras. Ejemplo: Levítico
Capitulo 20: “Si un hombre se acuesta con un varón, como se acuesta con una
mujer, ambos han cometido una infamia; los dos morirán y serán responsables de
su muerte”. Es conocido por “todo el mundo”, y olvidado (¡maldita memoria!), el
desprecio, maltrato y persecución a la que son sometidas estas personas por
parte de los poderes religiosos cuando éstos no son limitados y controlados por
el poder seglar. Algo que, por otra parte, no debería sorprendernos ya que para
la Iglesia Católica el sexo debe quedar limitado a la procreación, siendo condenable
cuando se practica con cualquier otra intención, mucho más si es por puro
placer. ¿Y qué capacidad de procrear puede tener la práctica sexual entre dos
personas del mismo sexo? Pues ninguna. Si a ello añadimos que se trata de una
conducta que viola “su orden natural”, tendrán motivos más que suficientes para
su condena.
Por razones de este
tipo, u otras, ¡vete tú a saber! los dos Papas anteriores cuando visitaron
poblaciones afectadas de manera epidémica por el SIDA en el continente
africano, condenaron el uso del preservativo. Las pobres y devotas gentes que
tuvieron la desgracia de escuchar su mensaje y hacerle caso se convirtieron en
población de alto riesgo para contraer la enfermedad, para desesperación del
personal sanitario que con esfuerzo heroico intentaban, y siguen en ello,
cortar la epidemia.
Para finalizar no me resisto a transcribir
un conocido pasaje bíblico sobre Lot, al que Dios, cuando decidió destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra al parecer
afectadas de una especie de epidemia de lujuria, perdonó la vida por su bondad
y a su mujer la convirtió en estatua de sal por curiosa:
Llamaron a Lot y le dijeron: « ¿Dónde están
esos hombres que llegaron a tu casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que
abusemos de ellos.»
Lot salió de la
casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí, y les dijo:
«Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad. Miren, tengo dos
hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con
ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en
mi hospitalidad.»
Aunque aceptáramos que la ciudad estaba
habitada por “salidos sexuales” que buscaban alivio de cualquier forma ¿Es
razón para exterminar a todos sus habitantes? ¿Qué ofensa de impureza podía
haber cometido la población infantil, bebes incluidos? ¿Y los pobres animales?
¿No son razones para, al menos cuestionar, lo que se nos cuenta en ese
compendio literario del disparate que es la Biblia? No he escuchado a ningún
predicador de esta doctrina hablar de estas víctimas que en lenguaje actual
serian consideradas “efectos colaterales”. Lo que debe ser motivo de
tranquilidad para los creyentes americanos al saber que ocurren hasta en las
misiones divinas.
Como dice el refrán: “No se pueden pedir
peras al olmo” y esto es lo que hacemos cuando pretendemos que desde la Iglesia
Católica se dé un mensaje de respeto a la mujer y a los homosexuales,
sencillamente porque no está en “su naturaleza”.
https://laicismo.org/2016/el-obispo-la-bomba-y-el-genero/150965
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