LO QUE VALE UN PEINE
Roberto Cabrera
Uno no sabe ya en este mundo globalizado que
llaman, y en esta ciudad global rebautizada, si el concepto de barrio tiene
cabida o ha sido liquidado definitivamente, pero Francisco Dorta Umpiérrez ese pionero
promotor de espectáculos, sí que tenía muy claro que en los barrios de nuestras
islas y de todo el mundo, se fabricaba una cultura popular variada y rica de
donde bebían, beben, roban y absorben creatividad y originales propuestas,
todas y cada una de las transnacionales de la música, la moda, la escena de
ayer y de hoy.
Se
habla mucho en estos tiempos de transición y parece lógico que un relato
nos acerque ese fenómeno tan publicitado como controvertido; que haga
visibilizar cómo se enterró un espacio temporal antidemocrático en aras de un
supuesto vendaval de libertades.
No hay un camino de rosas en esta historia de “Vivencias de la música pop en Tenerife”, ni tampoco en los avatares del narrador, pero sí un testimonio vital, además de una enseñanza crucial y esclarecedora.
La prensa, las relaciones interpersonales, la ética, la estética, la política, todo ello converge en la narrativa que Dorta genera en la urbe. Y uno de esos momentos catárticos, me pareció encontrarlo en la página 86 y ulteriores, de este sorprendente libro, pleno de preguntas que al lector –si le apetece– corresponderá responder en esta narración de un género augural en las islas, el del espectáculo, el del camerino. No la narración histórica, no la de aventuras, ni la del western o la novela policial. Aunque en el texto se roce la autobiografía.
Y
ahora que los días son más largos, que están los stands y las haimas llenas de
libros y de ferias, se nos abren los ojos, no precisamente de nostalgia, sino
de emoción. Ese sentimiento que nos hace disparar todos los resortes vitalistas
que guardamos o nos quedan.
En
verdad que destacaría de este personaje que nos lleva en volandas por su
historia, el lenguaje vernacular que lo asiste, sus expresiones con tanto
arraigo en nosotros, ese humor canario que nos une, según los sociólogos, al
humor británico. Resulta irónico y hasta sarcástico cómo presenta de una forma
cómica aquel estado policial, que gracias a su carisma conciliador
conseguía burlar las altas barreras de la intolerancia.
Francisco
Dorta Umpiérrez se acercará a los músicos, les propondrá sus puntos de vista y
se dispondrá a escuchar, eso: escuchar. Y aquellos, recordarán cómo les grabó
su primera musicassete, cómo los colocó en sus iniciales conciertos, y cómo más
tarde, cuando fueron populares y conocidos, cómo los apoyó llevando incluso a
sus jóvenes pupilos a escuchar sus recitales y presentaciones, destacando
siempre su calidez personal.
En
un apéndice de la obra destaca la aportación de algunos colegas del mundo
musical que él ha querido que aporten su visión de este fenómeno artístico como
contrapunto, como democrática dialéctica a sus minuciosos microrrelatos
anteriores, para determinar de forma clara y contundente cómo el rock canario
combatió y acalló la iracunda persistencia de aquel fascismo vertical
50 AÑOS EN CLAVE DE SOL
Por Francisco Dorta Umpiérrez –fragmento–
Nace Rock & Film 77
Armonic’s Group y Teclados Fritos, ese era el cartel musical, en principio y ahora, si me preguntan cómo llegaron a este festival Samara, Pololo y Mauro, que me caiga un rayo si me acuerdo. De Grupo Salvaje, si, porque fue curioso que se acercaran al teatro Güimerá y me dijeran:
–
¿Tú eres Paco Dorta?
–Si
–Oye,
somos Grupo Salvaje ¿Podemos actuar?
Les
dije que si y actuaron. Y, ¡Dios! ¡Cómo me impactaron! Eran, sin duda, junto a
Armonic’s group, lo más cercano a mi gusto. Ese blues negroide, a veces en plan
jazzístico y otras improvisando, como los grandes grupos norteamericanos, a mi
me pusieron en órbita; y eso que, cuando uno monta un festival tiene las
pulsaciones a toda mecha. Y no es que Samara y Teclados Fritos me
decepcionaran. No. ¡Válgame Dios! Sino que, sus ondas músico-teatrales, con
ataúd incluído en Samara y pinta gay-power en Teclados Fritos;
me hacían prestar máxima atención a lo estético, a lo coreográfico, y por ello,
me perdía en lo musical. Que, sin duda, sonaba –en ambos grupos– a máquinas
perfectamente engrasadas. Regalando vanguardia. Pero que, a mí, quizá por edad,
siempre me han motivado más el rock & roll, el blues y el rock
duro, que cualquier otro género roquero más avanzado (…)
Rock & Film 77 despierta tal interés en
los jóvenes de toda Canarias que, desde Las Palmas me llaman –vía teléfono–
para que organice eventos a imagen y semejanza del que efectué en el teatro
Guimerá. Siendo Picholi –entre otras firmas comerciales más– la que me muestra
buen interés para que me vaya a vivir a Las Palmas.
Mas,
en Tenerife, Rock & Film 77 ya tenía pactado un intenso recorrido
por la isla (…) y otra sorpresa más…Cuando en el mes de marzo de 1977 quise
celebrar el segundo Rock & Film 77 en el teatro Guimerá, desde el
Ayuntamiento me lo negaron porque alegaban que el comportamiento de los jóvenes
roqueros en el interior del teatro Guimerá había sido salvaje. Destructivo.
Bien.
Agaché el morro y salí del Ayuntamiento capitalino con rumbo a Don Carlos Ojeda
Zamorano, administrador de la comunidad de propietarios de Plaza de Toros, con
recomendación de mi padre –amigo de él– , para ver la posibilidad y precio de
alquiler del coso taburino y éste a los cinco minutos de conversar con él me
dijo:
–Al
grano. El alquiler de la Plaza de Toros para tí es de 10.000 pesetas. Y yo
alquilo la cantina. La luz se la tienes que contratar a Imes. Así como el
escenario, limpieza, taquillero, porteros, y seguridad, todo corre de tu
cuenta. Puedes usar la Plaza de Toros si no hay ningún acto contratado, el día
anterior del festival. Y otra cosa. La duración de los festivales no puede
pasar de la media noche.
–
¿Entendido? ¡Págame!
En un periquete aflojé las 10.000 pesetas. Me hizo un
comprobante y, ¡hala! ¡A tomar viento fresco!
Roundabout
Armonic’s Group
Teclados Fritos
Grupo Salvaje
Entonces, suena el teléfono en mi casa y es la voz de
Alberto Segura de Discos Manzana, que me dice:
– Paco, como vas a montar en la Plaza de Toros un Rock
& Film, ¿Podrías encajar al grupo Granada?
– ¡Ños! ¡Eso ni se pregunta! De acuerdo.
– Pues de acuerdo.
Llega
el día del festival y la Plaza de Toros no sólo se pone de bote en bote de
público joven sino de policías antidisturbios dentro de la plaza, exhibiendo el
armamento.
Apagamos
las luces y damos comienzo al festival. Actúan los grancanarios Roundabout
como apertura del evento. Luego se dejan ver Armonic’s Group,
siguiéndoles Teclados Fritos…Y los policías que siguen en sus puestos,
rodeando el ruedo. Me imagino, por imaginar, que a alguno de aquellos policías
el olor a marihuana le tendría colocado, porque nadie se escondía para fumarse
un petardo. Y digo yo, a lo mejor, hasta algún otro policía le estaría gustando
la música de los grupos que ya habían pasado por el escenario. Además, nadie se pasaba. Nadie decía nada
contra nadie. Por lo cual, cuando salió el penúltimo grupo a actuar: Grupo
Salvaje, nadie podía pensar que aquello tomara otro rumbo. Sin embargo, al
jefe de la policía destacada en la plaza de toros le dio porque las luces del
ruedo estuvieran encendidas y a Roberto Cabrera –líder de Grupo Salvaje–
eso le molestaba. Así que, entre el jefe de la policía y Roberto Cabrera casi
me disparatan. Roberto Cabrera se alejaba del micrófono y me decía:
–Paco, apaga las luces.
Yo hacía una seña al de
las luces y éste las apagaba.
Venía el jefe de la
policía y me decía:
–Encienda las luces.
Roberto Cabrera:
–Apaga las luces.
El policía:
– Encienda las luces.
Y
a todo esto, Roberto Cabrera cantando – en mi opinión– la mejor canción de Rock
Canario que yo haya escuchado “Tajaraste de la libertad”. Con frases en
guanche, en las que Roberto Cabrera –en este festival– iba añadiendo, por
ejemplo:
–Sigoñé, Paco apaga las
luces...
–Awañak, Paco apaga las
luces…
Locura
que cerré perdiéndome del escenario, para caer en el cuarto donde estaban los
componentes del grupo Granada y no sé si fue peor el remedio que la enfermedad,
porque la humareda blanca que les cubría, como aura sobre sus melenas casi me
tumba. ¡Ah! ¿Y la policía? La policía como vino se fue. Con el armamento en la
mano y, seguro que, con los pies hechos polvo. ¡Es que estar cuatro horas de
pie, es mucho! ¡Y así lo habían soportado sin incidentes dignos de mención!
© Francisco Dorta Umpiérrez
50 años en clave de sol
Ed.Lágrimas y Rabia
COLECCIÓN: Los
80 pasan factura
Fotos: Grupo Salvaje teatro Guimerá.
@Nany Chinea. Archivo: el vigía editora
Pies de fotos Grupo Salvaje:
Roberto Cabrera, Servando Díaz, Jorge Manuel Abreu,
Antonio Ariza y Ramón García Alonso
Kiosko Asunción: Roberto Cabrera y José Antonio “el
gato” @archivo el vigía editora
Nos alegramos de que este texto haya tenido cabida en esta página de Morales, acerca de una etapa que marcó la cultura juvenil en Canarias. Saludos cordiales de @aulapress
ResponderEliminarhttp://esquinaparadise.blogspot.com.es/2014/05/grupo-salvaje-en-el-teatro-guimera-lo.html