LA INGENUIDAD DE LA ABSTENCIÓN ¿NO LO QUIEREN
ENTENDER?
MOVIMIENTO UPC
El gobierno del erróneamente denominado
Partido Popular (PP) ordenó a las delegaciones territoriales del censo
electoral la supresión de una de cada tres mesas electorales en todo el Estado
español para las elecciones al Parlamento Europeo, con la excusa de reducir el
gasto electoral, reducción que será mínima y sin embargo clara la intención de
ahondar en la política de recortes y limitación de los derechos sociales y
laborales aprovechándose de la crisis que el capital financiero ha creado, aumentando
intencionadamente la ansiada abstención de la que se beneficia, aunque
públicamente sostengan lo contrario, pues cuando solicitan a los electores que
acudan a las urnas es un mensaje dirigido única y exclusivamente a su
electorado, abstención que además fomenta el bipartidismo (téngase en cuenta
que el PPSOE ha votado conjuntamente en el Parlamento Europeo casi el 80 por
ciento de las propuestas), señalando cínicamente a la abstención como su
principal adversario. Dicho de otra manera, la abstención sólo perjudica al que
se abstiene.
Nadie nunca lo ha expresado mejor que
Gabril Elorriaga: “Toda nuestra estrategia está centrada en desalentar a los
votantes socialistas. Sabemos que ellos nunca nos votarán. Pero si podemos
sembrar suficientes dudas sobre la economía, la inmigración y las cuestiones
nacionalistas, entonces quizá se queden en casa” (Gabril Elorriaga, secretario
de comunicaciones del PP en declaraciones al Financial Times, Londres). No
sólo, añadimos nosotros, desalentar a los votantes socialistas, sino a todos
aquellos que no sean gallo de su cantar.
Un ejemplo emblemático para el PP lo
constituyen las últimas elecciones celebradas en Galitza (pronunciado Galicia),
celebradas el 21 de octubre de 2012, cuando ya dicho partido había hecho
famosos los llamados viernes de dolores, debido a los recortes generalizados en
el sistemas educativo, sanitario y de servicios sociales. En esta situación el
cuestionado candidato popular amplió su mayoría absoluta transformándola en
absolutísima, al pasar de 38 a 41 parlamentarios en la Xunta, habiendo perdido
más de 150.000 electores ¿Cómo se explica esto? Pues es tan sencillo como fácil
de entender y por lo visto nadie lo ha entendido mejor que el PP: los abstencionistas
ascendieron a 832.678, los votos en blanco a 38.410 y los votos nulos 37.472,
mientras que el PP apenas rozaba los 600.000 votos, lo que quiere decir que si
los abstencionistas, votos en blanco y votos nulos se organizacen en una fuerza
políitca esta sería realmente mayoritaria, transformando a partidos
reaccionarios como el PP en auténticos reductos sociales, sin apenas capacidad
de decisión alguna en las instituciones.
Otro ejemplo que nos atañe directamente lo
constituye las elecciones al Parlamento Europeo del año 2009 en las que el
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario (Movimiento UPC) realizó una
campaña aiuténticamente feroz por la absención, que en Canarias llegó el 70 por
ciento, lo que se puso en conocimiento tanto de la opinión pública como de los
organismos internacionales. Esta abultada abstención no ha impedido que las
electas “señorías” hayan estado embolsillándose mensualmente unos emolumentos
de siete mil euros, lo que hacen unos 420.000 en el quinquenio (casi medio
millón de euros o sea cerca de 90 millones de las antiguas pesetas), aparte de
todas las prebendas que conlleva el cargo, como el desplazamiento a cuenta de
los damnificados contribuyentes en primera clase de las aeronaves que los
transportan desde toda Europa y parte del extranjero, como por ejemplo desde
Canarias, hasta Bruselas.
El problema de pedir la abstención consiste
en que legalmente no se exije un mínimo de participación para legitimar los
procesos electorales, por lo que da igual a estos efectos que participe todo el
censo o sólo tres electores, siempre ganará el que obtenga más votos,
constituyendo este sistema la esencia de la plutocracia, término griego para
definir el sistema político basado en el gobierno del capital y que los
anglosajones han bautizado con el término de moneycracy.
El asunto cambiaría radicalmente si la
legislación vigente exigiese un mínimo de participación para considerar válido
el proceso electoral, es decir si fuese obligatorio obtener por lo menos un
cincuenta por ciento de votos válidos para que la convocatoria fuese legal. En
este caso y sólo en este caso tendría sentido la opción política de la
abstención que, de resultar mayoritaria, obligaría a repetir el proceso, pero
no es lo usual y menos aún en los regímenes coloniales como es el caso de la
obsoleta monarquía medieval que ostenta la representación de la jefatura del
Estado español, un régimen de escasa, por no decir nula, como hemos sostenido
en reiteradas ocasiones, tradición democrática.
Movimiento por la Unidad
del
Pueblo Canario (Movimiento UPC)
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