CAOS EN UCRANIA. EL FMI VA A LA GUERRA EN UCRANIA
PEPE ESCOBAR
El FMI ha aprobado un préstamo de 17.000 millones de dólares a
Ucrania. El primer bloque de 3.200 millones de dólares llegó el miércoles.
Es esencial identificar las condiciones adosadas a este
“préstamo” al estilo de la mafia. No hay nada en juego que sea remotamente
similar a una reanimación de la economía ucraniana. El trato está
inextricablemente vinculado a la tristemente célebre política de “ajuste
estructural” del FMI, la misma receta para todos, conocida por cientos de
millones de personas desde Latinoamérica y el Sudeste Asiático hasta el sur de
Europa.
Los "cambiadores de régimen" de Kiev han cumplido
debidamente lanzando el inevitable paquete de austeridad, desde subidas de
impuestos y pensiones congeladas hasta un duro aumento de más del 50% del
precio del gas natural que calienta las casas ucranianas. El “pueblo ucraniano”
no podrá pagar sus cuentas de gas el próximo invierno.
Predeciblemente el masivo préstamo no beneficia al “pueblo
ucraniano”. Kiev está esencialmente en bancarrota. Los acreedores van de los
bancos occidentales a Gazprom, a la que deben por lo menos 2.700 millones de
dólares. El “préstamo” pagará a estos acreedores; además 5.000 millones del
total están destinados a pagos de -qué iba a ser– anteriores préstamos del FMI.
Sobra decir que una gran parte de los fondos se la embolsará debidamente –al
estilo afgano– el actual grupo de oligarcas alineados con el gobierno de “Yats”
en Kiev.
El FMI ya ha advertido de que Ucrania está en recesión y podría
necesitar una ampliación del préstamo de 17.000 millones de dólares. La
neolengua del FMI la califica de “significativa recalibración del programa”.
Esto ocurrirá, según el FMI, si Kiev pierde el control de Ucrania en el este y
el sur, lo que ya está progresando.
En el este de Ucrania está el corazón industrial del país –con
el mayor PIB per cápita- donde se encuentran factorías y minas claves, en su
mayoría en la región de Donetsk, que da la casualidad de que en gran parte está
movilizada contra los cambiadores de régimen alineados con los neofascistas y
neonazis de Kiev. Si la actual situación persiste, significa que bajarán las
exportaciones industriales y los ingresos tributarios.
La prescripción del FMI para el grupo de oligarcas, algunos de
los cuales financian activamente a las milicias del Sector de Derechas:
mientras enfrentéis una rebelión popular en el este y el sur de Ucrania,
tranquilos, recibiréis más dinero del FMI en el futuro. Un verdadero curso
acelerado en capitalismo del desastre.
Queremos que invadan
Mientras tanto la escuela delincuente juvenil de diplomacia de
Obama mantiene su dirección: el plan es inducir a Moscú a “invadir”. Los
beneficios serían inmensos. Washington destruiría de una vez por todas la cooperación
estratégica emergente entre la UE, especialmente Alemania y Rusia, parte de una
interacción más orgánica entre Europa y Asia; mantendría a Europa perennemente
bajo el control de EE.UU.; y fortalecería al robocop OTAN después de su
humillación afgana.
Bueno, no son delincuentes juveniles por nada. Sin embargo este
brillante plan olvida un componente clave: necesitan suficientes tropas
competentes dispuestas a aplicar los planes de Kiev. Los cambiadores de régimen
disolvieron la policía antidisturbios federal Berkut. Un grave error, porque se
trata de profesionales; están desempleados y ahora, con un resentimiento
monstruoso, apoyan ampliamente a los ucranianos favorables a la federalización.
Lo que el guión del ministerio de la verdad impuesto a todos los
medios corporativos occidentales insiste en calificar de “separatistas
prorrusos” son en realidad federalistas ucranianos. No buscan la división. No
quieren unirse a la Federación Rusa. Lo que quieren es una Ucrania federalizada
con provincias fuertes y autónomas…
Mientras tanto, en Ductistán…
Washington reza activamente para que la confrontación entre la
UE y Rusia en el frente del gas se salga de control. El gas natural ascenderá a
un 25% de los requerimientos de la UE hasta 2050. Desde 2011 Rusia es el
principal proveedor, por encima de Noruega y Argelia.
La Comisión Europea (CE), infestada de burócratas, concentra
ahora sus ataques contra Gazprom en el gasoducto South Stream cuya construcción
comienza en junio. La CE insiste en que los acuerdos que ya se han firmado
entre Rusia y siete países de la UE infringen las leyes de la UE (¿Cómo es
posible que no lo hayan detectado antes?). La CE querría que South Stream fuera
un proyecto “europeo”, no de Gazprom.
Bueno, eso depende de numerosas y serias políticas diplomáticas
e internas de varios Estados miembros de la UE. Por ejemplo Estonia y Letonia
dependen al 100% de Gazprom. Algunos países, como Italia, importan más del 80%
de su energía; otros como el Reino Unido, solo el 40%.
Es como si la CE hubiera despertado repentinamente de su apatía
usual y hubiera decidido que South Stream es una pelota de fútbol. Günther
Oettinger, el comisionado de energía de la UE, ha estado vociferando que las
leyes de competencia de la UE llamadas “el tercer paquete de energía”
requerirían esencialmente que Gazprom abra South Stream a otros proveedores.
Moscú presentó una queja a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La aplicación rigurosa de una ley recientemente descubierta de
la UE es una cosa. Los hechos en el terreno son otra. South Stream podría
costar hasta16.000 millones de euros, pero se construirá, incluso si es
financiado por el presupuesto estatal de Rusia.
Además Gazprom ya ha firmado, solo en 2014, acuerdos adicionales
con socios alemanes, italianos, austríacos y suizos. ENI de Italia y EDF de
Francia son socios desde el comienzo. Alemania, Italia, Bulgaria, Hungría y
Austria están profundamente involucradas en South Stream. No es sorprendente
que ninguno de ellos esté a favor de más sanciones contra Rusia.
En cuanto a cualquier acción sustancial de la UE para encontrar
nuevas fuentes de suministro, es un proceso que tomaría años y debería
involucrar la mejor fuente alternativa posible, asumiendo que se llegue a un
acuerdo nuclear con el P5+1 en este año. Otra posible fuente, Kazajistán,
exporta menos de lo que podría y seguirá siendo el caso debido a problemas de
infraestructura.
Por lo tanto volvamos a la tragedia ucraniana. Moscú no
“invadirá”. ¿Para qué? El ajuste estructural del FMI devastará Ucrania más que
una guerra. Incluso es posible que la mayoría de los ucranianos termine por
implorar la ayuda rusa. Berlín no se enemistará con Moscú. Por lo tanto la
retórica de Washington de “aislar” a Rusia se revela como lo que es:
delincuencia juvenil.
Lo que le queda al imperio del caos es rezar para que el caos se
siga propagando en Ucrania, agotando así la energía de Moscú. Y todo esto
porque el establishment de Washington está absolutamente aterrorizado ante la
posibilidad de una potencia emergente en Eurasia. No una, sino dos, Rusia y
China. Peor todavía: estratégicamente alineadas. Peor todavía, dispuestas a
integrar Asia y Europa. Por lo tanto podéis imaginar a un puñado de viejos
coléricos en Washington rechiflando como delincuentes juveniles: “No me gustáis.
No quiero hablar con vosotros. Quiero que os muráis”.
Fuente:
http://rt.com/op-edge/157308-ukrainian-crisis-imf-loans/
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