ANN...10(CONTINUARÁ)
DUNIA SANCHEZ
10
Algo ha picoteado
la ventana en esta mañana. Una mañana primaveral donde el roce un firmamento
azul se vuelve ventoso. Voy hacia ella. Una pardela perdida de las mareas de
sus tesoros. La miro en la tonalidad grises de su plumaje, no es muy grande.
Observa tras los cristales con un gesto indeciso, nervioso. Siento su llanto,
su llanto que te lleva a las agonías de las tierras, a las diferentes escalas
en que todos convivimos. Escales que pueden ser aterradoras, sorprendentes,
inimaginables. Desde aquí, desde la distancia de la isla solo somos un tacto
sutil de cada bocanada de noticias tremendas, aborrecibles. No, no es que
estemos aislados es que conversamos con los que nos viene de afuera con
nuestros adentros. Disimulamos la despedida de toda esa gente en un rito de
dolor, en un rito de lágrimas y alzamos pañuelos negros, pañuelos blancos según
su destino, según su procedencia.
Una pardela, es curioso, picoteando la
ventana. No la abriré, el miedo la puede asesinar. La playa está cerca, ya
encontrará su lugar. Sí, su lugar entre riscos agrietados y una arena donde
dejará sus pisadas, sus diminutas huellas ¡Ann¡ ¡Ann¡ lleva a tus hermanos a
jugar a la calle. Algo intuía , pero deseaba que no fuera cierto. Ellos jugaban
y jugaban, yo observaba todo a mi derredor. El esposo detenido, una camilla con
un cuerpo cubierto por una sábana blanca salía de la casa. Miro ahora esa
imagen en cámara lenta ¡Sus ojos¡ ¡Vecina¡ ¡Vecina¡ Todo me daba vueltas, mis
hermanos, madre, la pelota y la sangre. La pardela picotea por última vez la
ventana y se va, mi mayor anhelo que llegue a su lugar ¡Vecina¡ ¡Vecina¡ porque
vuelve a mi esa voz, no lo entiendo. Miro el paquete sobre el sillón y voy
hacia él, tal vez me distraiga. Quiero borrar en estos momentos donde miro el
ayer esa fotografía, se llevan a una mujer con una sábana manchada de sangre
tapándola ¡Vecina¡ ¡Vecina¡ Su voz…la tengo aquí y aunque nunca se dejará ver
todo queda…lo malo, lo bueno…lo bueno, lo malo…¡Ann¡ ¡Ann¡ regresa a casa.
Obediente vuelvo con mis hermanos, no hay nadie o el silencio es tan sepulcral,
tan de luto que el miedo me apresa…CONTINUARÁ
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