jueves, 7 de febrero de 2013

CANARIAS PAÍS DE NOMBRETES


CANARIAS PAÍS DE NOMBRETES

Articulos recordatorios de
 Miguel Angel Diaz Palarea

¿Quién no recuerda, con ternura, en las pueblos pequeños de nuestras isla, referirse a sus vecinos con un mote?; apodo dicho con naturalidad y como seña de identidad de una familia entera; nombrete que viene incluso desde sus tatarabuelos.
He oído en los últimos tiempos nombretes con que han bautizado a políticos de nuestra isla y otros impuestos a periodistas sacándole los colores, insinuando sus inconfesables defectos y proporcionándole la medicina más conocida del mundo: "donde las dan, las toman" .
Los más graciosos quizás por reproducir en nuestro cerebro una imagen con el simple apodo; los que producen hilaridad y una sonrisa cómplice hablan de personajes populares; sobre todo entre aquellos que les envidian o, quizás, le tienen “algo de ganas”. Provocan entre ellos el jolgorio de la barra del bar.
Pongo algunos ejemplos: “La Cochina Blanca” con que describen al siempre arrivista Arcadio Díaz Tejera; “El Belillo Parlanchín”, cuando mencionan al brillante, pero pedante, hasta el vómito, López Aguilar; al que, por sus atractivos entre las mujeres llaman “El Chocho Pepsicola”; a la queja-pregunta de "no lo entiendo", la respuesta inmediata, machista y chispeante es: “pshhhhssssss” bajo las bragas en las mujeres cuando pasa el peje. Se llevan el nombrete personajes de todo el elenco político, sírvanos de ejemplo, aunque ahora están a la baja, el dado a la ahora jefa de C.C. La han intentado ridiculizar con el mote de “La Menina”, -quizás por eso se quitó el peinado triangular-; sin embargo, le han puesto otros con más mala leche y con tonos despectivos como “La Enana” o el que repetían frente a Zerolo : el “raya”.
Pero no se libran los periodistas, así por ejemplo, cuando nombran a Andrés Chávez, enseguida hablan de “El Goro”, quizás por su fama ganada a pulso, según los que le rodean, de la fobia al agua y jabón; a periodistas como “Protesto, Protesto”, al que llaman “Corrrrupccción”, a otros como “El Laja”; “El Cachucha”; pero la guinda la oí en nombretes puestos a periodistas, como el dado al dúo de rebenques, escrito negro sobre blanco “Chanclanel y Sacristán Pimiento”, con el que refieren a estos periodistas, el primero porque chanclanea a lo largo de su historia como plumífero: donde antes era negro, si hay algo por medio, ahora es blanco y al otro Director de periódicos por sus amores, dicen las malas lenguas, a los servicios secretos marroquíes en Canarias.
PUBLICADO EN JUNIO DEL 2008

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