sábado, 29 de diciembre de 2018

ENTRAÑAS VENEZOLANAS


ENTRAÑAS VENEZOLANAS
Rafael ZAMORA MÉNDEZ
Por uno de esos anecdóticos acontecimientos que, de vez en cuando, el ineludible Destino nos depara, hace unos pocos  días, estando en la galería de un Centro Asistencial, aguardando mi señalada hora de consulta facultativa, hablando con mi señora esposa, al parecer, otra resignada paciente, a la expectativa de ser atendida, nos escuchó comentar sobre esta apetecible vianda venezolana y, de inmediato, dándose fraternalmente  a conocer, cariñosamente, nos habló de aquellas remotas tierras, en las que, durante muchos años, estuviera sencillamente establecida.
Siempre confié asimilar que el inicio histórico, desde muy sobrados abriles, de esta referida comida, tuvo su arribada comestible durante la dura época de la inicua esclavitud, en la cual,  los pobres cautivos, aprovechando los excedentes de las comestibles viandas de sus señores amos, ejecutando una auténtica mezcolanza, logrando con ello, sobrevivir.

Como cada día aprendemos  algo, la Sra. MARY, me pone en positivos antecedentes, sobre el origen gramatical, de tan específica palabra que, como anilla al dedo, tiene pinta de verídica y razonable fiabilidad:
“De  “ALLÁ, de España, llegaban exuberantes desconocidas mercancías nutritivas, entre ellas, la aceituna, y con lo existente de “ACÁ” vino  a completarse el epíteto,  de “ALLACA.”
Sea como sea, divertida leyenda, afiebrada fantasía o simples y lacónicos notorio rumores, lo importante y vital es que este renombrado buen yantar, a todas luces, resulta ser todo un delicioso condumio de altos voltajes vitamínicos y, al cual, ya en su día, aquí mismo, le dedicáramos su poema.


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