¿Quién le teme a
la Ira Musulmana?
por el Equipo de Avaaz - publicado el 22 de septiembre 2012
La portada de una conocida revista
norteamericana (ver abajo) muestra a gritos el sesgo mediático que ha estado en
boga durante las últimas dos semanas: que el mundo musulmán está ardiendo con
ira anti-occidental por causa de un video islamófobo, y que hay hordas de
manifestantes violentos en las calles amenazándonos a todos... ¿Pero nos están
diciendo la verdad? Ciudadanos y nuevos medios y redes sociales están
respondiendo y el blog Gawker ha hecho una gran sátira
de esta histeria mediática ofreciéndonos unas imágenes
alternativas de la ira musulmana (conocida en las redes como #muslimrage):
Siete puntos que se
pueden haber escapado entre tanta 'Ira':
Como el resto del mundo, la mayoría de
los musulmanes consideran el video islamófobo de 13 minutos, "Innocence of
Muslims" (Inocencia de los Musulmanes), ofensivo y además una basura. Las
protestas contra el video se han extendido muy rápido, alimentadas por agravios
existentes, y comprensibles, contra las políticas americanas y occidentales
neo-colonialistas en el Medio Oriente, así como por sensibilidades religiosas
en torno a las representaciones del profeta Mahoma. Pero la cobertura de este
tema en los medios a menudo omite varios puntos importantes:
- Según las primeras estimaciones, en las protestas
contra el film han participado entre un 0.001 y un 0.007% de los 1.500 millones de musulmanes del
mundo - una pequeñísima parte en comparación con quienes protestaron a
favor de la democracia en la Primavera Árabe.
- La gran mayoría de las protestas han sido
pacíficas. Los asaltos a las embajadas extranjeras han sido casi todosorganizados o impulsados por miembros del movimiento salafista, un grupo islamista radical
que busca debilitar a otros sectores islamistas moderados más
populares.
- Oficiales libios y americanos de alto rango se muestran en desacuerdo respecto a la posibilidad de que el
asesinato del embajador americano en Libia fuese algo planeado de antemano
para que coincidiera con el 11 de Septiembre, en cuyo caso no estaría
conectado con el video de la discordia.
- Aparte de los ataques por parte de grupos
militantes radicales en Libia y Afganistán, un estudio de las noticias
generadas durante el 20 de septiembre sugería que aquellos que se unieron
a las protestas no habían matado a ni una sola persona.
- Prácticamente todos los líderes más destacados,
tanto musulmanes como occidentales, han condenado el video, y
prácticamente todos los líderes, musulmanes y occidentales, han condenado
cualquier acto de violencia que pudiese cometerse en respuesta.
- Durante la visita del Papa al Líbano, en el punto
más álgido de las tensiones, líderes del Hezbolá asistieron a la
ceremonia papal, absteniéndose de protestar por el video
mientras duró la visita, e incluso llamaron a la tolerancia religiosa. En
efecto, esto sucedió así.
- Tras el ataque que acabó con la vida del
embajador americano, gente común y corriente salió a las calles en Bengasi
y en Trípoli con pancartas, muchas de ellas en inglés, pidiendo disculpas
por el atentado y diciendo que la violencia no les representa ni a ellos
ni a su religión.
Por si lo anterior fuera poco, es necesario destacar la cantidad de noticias realmente importantes que quedaron enterradas la semana pasada para darle cancha a los titulares sobre la 'Ira Islamista' y el choque entre civilizaciones. En Rusia, decenas de miles de personas marcharon en Moscú en oposición al Presidente Vladimir Putin. Cientos de miles de portugueses y españoles se manifestaron contra los planes de austeridad, más de un millón de personas
Sheikh Abdallah, presentador de TV salafista que difundió el video. Foto: Ted Niete
r
e of Muslims" fue descubierto y posteriormente
difundido con subtítulos por salafistas extremistas, seguidores de un
movimiento radical islámico apoyado desde hace tiempo por Arabia Saudita.
Producido con un presupuesto muy bajo, el film resultó un fracaso en Youtube
hasta que el presentador salafista de la televisión egipcia, Sheikh Khaled
Abdullah, (a la derecha) empezó a promoverlo entre su audiencia el
8 de septiembre. La mayor parte de los musulmanes que se sintieron ofendidos
por el video, optaron por ignorarlo o protestaron pacíficamente. Pero los
salafistas, con sus distintivas banderas negras, instigaron las protestas más
agresivas que resultaron en ataques a embajadas. Líderes del Partido Salafista
egipcio acudieron a la protesta en El Cairo que acabó en el asalto a la
embajada de los Estados Unidos.
Al igual que la extrema derecha en EE.UU. o en Europa, la estrategia salafista es ganarse a la opinión pública, aprovechando toda oportunidad de alimentar la rabia radical y satanizar a sus oponentes ideológicos. Este enfoque se parece al del pastor anti-musulmán norteamericano Terry Jones (el primero en promover el video en Occidente) y otros extremistas occidentales. En ambas sociedades, sin embargo, los moderados son muchísimo más numerosos que los extremistas. Un líder de la Hermandad Musulmana en Egipto (el rival político más poderoso y popular de los salafistas egipcios) escribió al New York Times diciendo: "No consideramos responsables ni al gobierno americano ni a sus ciudadanos por los actos de unos pocos que abusan de las leyes que protegen la libertad de expresión”.
Un periodismo serio
sobre este tema
Un grupo reducido y solitario de periodistas y
académicos han abordado las protestas con el verdadero propósito de entender
las fuerzas que las impulsan. Entre ellos, Hisham Matar que
describe de forma convincente el sentimiento que se respira en Bengasi tras el
asesinato del embajador de EE.UU. en Libia, Chris Stevens, y Barnaby Phillips que
analiza cómo los conservadores islámicos manipularon el video en su propio
beneficio. La antropóloga Sarah Kendzior advierte de que no debe tratarse
al mundo musulmán como una unidad homogénea. El
Profesor Stanley Fish explora los motivos por los cuales muchos musulmanes son
tan sensibles a las representaciones poco favorecedoras
del Islam. La periodista española Olga Rodriguez de eldiario.es
se hace también eco de cómo el foco mediático se centra en las protestas por el
asunto del video y en una narrativa basada en el choque de las civilizaciones,
mientras hay otras manifestaciones y huelgas sin contenido religioso donde
participan miles de personas.
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