*Francisco
Castro
El
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha indicado, según aparece en diversos
medios de comunicación, que la acusación sobre un rescate a España “sólo puede
provenir de una mente malévola”. Rajoy se dirigió a los periodistas tras una
reunión con Hollande, hace unos días, para seguir con la siembra de la
incertidumbre. Habrá que aclarar al presidente del Gobierno, puesto en La
Moncloa por muchos millones de ciudadanos, entre los que se encontrarán,
probablemente, millones de “mentes malévolas”, que la idea del rescate, las
declaraciones sobre el rescate, ha salido de su propio Gabinete, es decir, de
sus ministros.
Como en
anteriores ocasiones, como en otros temas, los ministros salen y dicen unas
cosas, con ello crean confusión, incertidumbre, generan “mentes malévolas”, y
luego aparece el presidente del Gobierno como el “salvador de la patria”, pero
que abre nuevas puertas a la incertidumbre. En esas declaraciones, Rajoy
descartó que el Gobierno vuelva a subir el IVA y el IRPF en el Presupuesto del
2013, y dijo que espera no tomar medidas tan duras como en los primeros meses
de legislatura. Al mismo tiempo, indicó, con ese talento para la comunicación
con los demás, que “la situación es la que es”, y que para superar el ajuste
hay que hacer muchas cosas a la vez, como “reducir el déficit, hacer reformas y
garantizar la irreversibilidad del euro”. Es decir, en la misma rueda de prensa
se contradice con un juego de palabras. Lo cierto, según las diferentes
estadísticas, es que al Gobierno no le salen las cuentas y seguirá metiendo la
tijera. No sabemos dónde, pero mucho me temo que crecerá el desempleo, y que el
peso del ajuste volverá a recaer sobre los ciudadanos de a pie. Este Gobierno
se resiste a “reajustar” el macroestado de las autonomías. Prueba de ello es
que acaba de claudicar ante Cataluña; y Canarias sigue muy lejos de la
península.
Desde una
panorámica más amplia, el problema consiste en que el capitalismo ha fracasado
e impera un liberalismo incluso mucho más agresivo para los ciudadanos, porque
manda el más poderoso. Realmente, respecto a mandar, la diferencia no es tanta,
mandan unos cuantos, pero sí lo es para los ciudadanos porque se ha producido
una peligrosa inestabilidad entre gobiernos y países. Inestabilidad que
aprovechan unos y otros, izquierda y derecha, para dar un nuevo rumbo al mundo.
Precisamente, estamos inmersos en un cambio de rumbo mundial; estamos en el
inicio y no sabemos cómo terminará.
Me hace
gracia lo de garantizar la “irreversibilidad del euro”. En estos meses, algunos
sectores han planteado volver a la peseta, o que cada estado de la Unión
Europea vuelva a su moneda de origen, cosa a la que se opone al menos la
derecha. Creo que todos estaremos de acuerdo en que desde que se implantó el
euro empezamos a perder poder adquisitivo, una pérdida que no ha parado hasta
ahora. Sin embargo, el euro ha posibilitado que los más ricos siguieran
engordando su fortuna y que el capitalismo se hiciera más fuerte. El problema es
que este capitalismo generó corrupción a todos los niveles y el entramado se
dañó hasta sus cimientos. Por lo tanto, no nos engañemos, el empeño de mantener
el euro no es otro que el empeño en mantener los grandes capitales, las grandes
transacciones. De todo esto ha resultado que el Partido Socialista, en sus
anteriores ocho años en el poder, dejó a España como un solar, mientras que el
Partido Popular está vallando el solar y le está poniendo el cartel de “se
alquila”. O quizá sea “se vende”.
He
comentado en otras ocasiones la necesidad de un debate social en todos los
ámbitos, asociaciones de vecinos, clubes, entidades sin fines de lucro,
partidos políticos, medios de comunicación. El debate debe llevar a
movilizaciones pacíficas pero contundentes, dentro de la ley, por supuesto.
Otro problema es que en Canarias tampoco sabemos adónde vamos. ¿Dónde están los
partidos políticos opuestos al poder actual? Recientemente, se celebró en Gran
Canaria una asamblea de dirigentes de partidos de izquierda, denominada
alternativa, y acordaron una acción política conjunta, sobre todo para informar
a los ciudadanos respecto a lo que en realidad ocurre, y dado que los medios de
comunicación miran hacia otro lado. Habrá que animar a que otras ideologías y
otras tendencias de pensamiento tengan iniciativas similares y se pongan en la
tarea de informar a los ciudadanos.
*Periodista
31/8/2012
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