jueves, 21 de diciembre de 2023

TELEFÓNICA, ANTES SAUDITA QUE ESPAÑOLA


Telefónica, antes saudita 

que españOLA

ANA PARDO DE VERA

Es poco, muy poco, lo que se ha recuperado en comparación con lo que se perdió en los 90, pero podría ser un buen comienzo de una nueva estrategia, ahora que Pedro Sánchez ha decidido ser más de izquierdas que nadie, un socialdemócrata radical "sin complejos" (expresión de Óscar Puente, que ha venido a Madrid a abrir camino con su celebrada incorrección política, que lo es, aunque no todos se lo reconozcan en público). Y aunque una cosa es que Sánchez sea tan rotundo y otra que lo parezca; o que al lado de la ultraderechización del PP, tengamos la sensación de que estamos a tope de rojerío en el Ejecutivo ... lo cierto es que hay una estrategia nítida en la compra del 10% de Telefónica por parte de la SEPI, o sea, el Gobierno, neutralizando el impacto de los siniestros saudíes. E irá a más ante amenazas que, no por conocidas -y no todas-, pueden ser eliminadas.

La privatización de Telefónica no la dejó al margen de inversiones públicas, al revés, y es lógico que si se busca la máxima excelencia para el ámbito de la seguridad y la defensa españolas, en la que tanto pinta la compañía, se siga su situación con lupa. Lo que no tiene sentido y roza lo grotesco es el rasgado de vestiduras por parte de los neoliberales que acusan de chavista o comunista al Ejecutivo por esa entrada en el accionariado de Telefónica. Me pregunto, de hecho, si para estos puristas de la propiedad privada, es mejor que una empresa estratégica española sea controlada por la dictadura saudita en lugar de por el Gobierno de su país. Somos una democracia con defectos, cierto, pero al lado de la tiranía de Riad, España es puro nirvana

Al (ultra)PP le cuesta encontrar la coherencia en su discurso desde que compite consigo mismo en su máxima plenitud, o sea, con Vox y con mucho ruido que en otros tiempos el PP callaba mejor aunque mandara más. Encima, el de ultraderecha es un partido antidemocrático con contradicciones internas clamorosas: profundamente neoliberal en lo económico (lo que hoy se dice trumpista) y muy conservador -fascista, de hecho- en lo social, todo ello que marida de forma estrafalaria con una vena nacionalcatolicista delirante en pleno siglo XXI. No son los únicos en Europa ni en el mundo, y ése es el drama.

En esta mar encrespada, el (ultra)PP de Feijóo ha patinado en su argumentario sobre Telefónica. Lógico, no obstante, teniendo en cuenta que fue Miguel Ángel Rodríguez, el hoy MAR todopoderoso de Ayuso, quien anunció la entrega completa de Telefónica al capital privado en 1997 por cuatro duros de entonces. Lo hizo como portavoz del Gobierno Aznar, así que no sería correcto ahora enmendarle la plana desde el PP a quien todavía sobrevuela al partido diciéndole lo que tiene que hacer. Así que ese mismo PP que criticó con dureza la entrada del capital saudí en Telefónica por la dejadez que achacaban al Gobierno Sánchez ha creído coherente criticar también el exceso de celo del presidente al neutralizar vía SEPI la amenaza saudí, que lo es y grande.

En el colmo de la exaltación antipopulista, con su crítica al movimiento del Ejecutivo en Telefónica, el PP ha llamado chavistas a países tan de Simón Bolívar como Alemania, Italia o Francia, que mantienen una fiscalización mucho más férrea que la de España -que es nimia- sobre sus empresas estratégicas, y hasta alguna que era nuestra, como Endesa, hoy bajo el control de Enel, a su vez, bien sujeta por el Estado italiano. Porque al parecer, para el PP, el patriotismo no es una cuestión de interés de país, sino de otros países que pagan, o sea, como dijo Fernán Gómez que dijo Gila, aunque no consta prueba alguna: "El patriotismo es un invento de las clases poderosas para que las clases inferiores defiendan los derechos de los poderosos". Y así vamos.

 

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