GERNIKA
JOSU AIZPURUA
El horror, el
camino inverso, lo expresó Picasso y ya nada más quedaba por decir: bombardear
es la cosa más siniestra que trajo la Guerra con sus jinetes del Apocalipsis.
La mirada del cuadro provoca el más absoluto rechazo de lo que allí vivieron,
donde murió la prima de madre corriendo con su bebé en el cochecito, donde los
ancianos no pudieron ni correr. 26 de abril 1937.
Y hoy día, abriendo las noticias vemos que los de La Casta, Papas, Budas y Ayatolas, nada hacen por evitar que Ukrania o Gaza se vean libres de esa diabólica forma de guerra; el bombardeo, que ahora con drones se hace más cruel e inhumana. Retrocedemos, compañeros, y vamos por una pendiente que nos lleva al abismo, moral, ético, y real.
¿Qué mérito tiene
el matar sin sentido cualitativo y solo el cuantitativo produce victorias? Dejar que Netanyahu sacie su frustración
elevando el número de cadáveres que celebrar en sus diarios, es el reflejo de
una Sociedad Humana, fallida y fracasada, lejos ya del Humanismo y presa del
caos ético y social. Nada hay ya que resista a la razón y mueren los DDHH.
Bombardear debe ser
eliminado de una Sociedad sana, y sus partidarios son criminales de Lesa
Humanidad, y los indiferentes su puntal.
El avance
científico sobre los métodos de matar, en Guerra, hacen prohibirse los
bombardeos sin excusas de defensa, pues defenderse matando indiscriminadamente
desde un ordenador que lanza drones sobre civiles es algo inaceptable desde
todos los puntos de vista y anula cualquier intento de armonizar la Sociedad.
Regresamos a la caverna y para matar ya no se necesita valor; solo maldad.
Los que se
encuentran en el mundo de las religiones son los que deben dar los primeros
pasos firmes.
Los Ejércitos deben
ser los que cuestionen los bombardeos y de una vez trasladen a los políticos la
responsabilidad de eliminar las guerras y crear los órganos de diálogo que las
impidan,
Empatía compañeros,
y si se ponen en lugar del niño o anciano aterrorizado por el ruido que le
segará la vida, no les creo favorables a las bombas y los drones.
¡Que poco honor hay
en machacar a quien no ves siquiera! Amontonar cadáveres mutilados es algo
indigno y no puede ser mérito de victoria. Los que hoy venzan en sus guerras
serán malditos para la posteridad, aunque los carniceros del editorial quieran
convencernos de lo contrario. Las cabeceras actuales son crímenes contra la
Humanidad que frivolizan con los drones e ignoran sus consecuencias. La
discriminación de los efectos es farsa criminal para enmascarar que TODOS lo drones
matan civiles, sean niños, ancianos o mujeres embarazadas, la muerte cae sobre
todos.
Sufrimos mucho por
Gernika y hoy nos quita las ganas de vivir oír de los bombardeos de Ukrania y
de Gaza. Y ver la saña editorial, nos aterra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario