jueves, 16 de noviembre de 2023

EL GANADOR SE LO LLEVA TODO

 

EL GANADOR SE LO LLEVA TODO

Tenso cara a cara entre Sánchez y Feijóo. El líder del PP no agita las calles ni llama a votantes tránsfugas del PSOE. Poca gente en las protestas convocadas alrededor del Congreso. Fuerte despliegue policial en Madrid.

PABLO ELORDUY

Pedro Sánchez se burla de Feijóo en la tribuna

del Congreso. DAVID F. SABADELL

El dispositivo policial dispuesto por el Ministerio de Interior en esta sesión de investidura puede ser exagerado si se atiende a lo que ha pasado hoy alrededor y dentro del Congreso. En la calle, cuatro gatos. La protesta fuerte será mañana. No será tan fuerte porque mañana se curra a la hora a la que está prevista la votación. La protesta, entonces, será en las redes sociales y, por la noche, en Ferraz.

Dentro ha habido rifirrafe. Ha habido material para redes sociales, mucho abucheo y aplausos. Pero el debate no ha dejado ser otro episodio de lo que ya roza la autoparodia. España está a punto de alcanzar el nirvana del pleno empleo, la plena igualdad y la ruptura de todos los techos de cristal, si se atiende a lo que dice Pedro Sánchez. Habitamos el apocalipsis, según Alberto Núñez Feijóo.

 

Discursos tensos, hechos para la bancada propia. El líder del Partido Popular no ha apelado a ningún diputado socialista para que vote en contra de la investidura. En cambio, ha fiado al futuro una derrota de Sánchez: “La historia no le amnistiará”, ha presagiado.

 

Inflamado y por momentos nervioso, pero también resignado. El discurso de Feijóo no tenía como objetivo aumentar la tensión en la calle. Mañana es día de curro y el PP lo fía todo al trabajo de la alta magistratura y las estrellas del lawfare. Si el Gobierno que salga de la investidura de mañana cae por la presión de los jueces, el PP estará ahí.

 

Los conservadores pueden permitirse esperar, aunque no lo parezca en sus discursos. Controlan la mayoría de las comunidades autónomas, las principales ciudades del país en términos poblacionales, las principales asociaciones de magistrados y de abogados, tienen a la patronal de su parte y a los dos grandes grupos de comunicación. Cada minuto que pasa, si no pasa nada, el PP le come más terreno a Vox y sube sus expectativas electorales a cifras no vistas desde 2011.

 

El mezclete de rosarios, padres priores y chistes de Arévalo, de padres de la Transición y padres de los chistes de gangosos, tiene la capacidad para mantener a la extrema derecha viva unos días más

Por más impacientes que estén por volver a La Moncloa, la situación de tranquilidad es lo que más favorece ese regreso. La Amnistía, o su enunciación, abre la puerta a futuros pactos con Junts. Con el PNV no habrá problema. Mientras Vox siga descendiendo en las encuestas, el camino de vuelta estará abierto.

 

El recorrido de la Ley de Amnistía será tortuoso. Lo importante ya ha pasado, la amnistía ya ha tenido lugar en su efecto más importante: ha sido anunciada. Para cuando tenga efectos reales, la Amnistía habrá dado muchas vueltas, hoy es aventurado saber quiénes se podrán acoger a ella, pero posiblemente cuando esa incógnita se resuelva ya no tenga la importancia que ha cobrado en el otoño de 2023.

 

En el Congreso, el diputado ultra ha comparado a Sánchez con Adolf Hitler y ha dicho que estamos “en el principio de una tiranía”. La oportunidad de Vox es que el mensaje cale entre los seguidores de Hitler y entre los más hiperventilados del PP, aquellos que volvieron desde el viaje a la extrema derecha en las pasadas elecciones de julio, pero pertenecen a la estirpe de quienes consideran que los enemigos de España van ganando y que no han dejado de ganar desde el 20 de noviembre de 1975.

 

La bronca en el Parlamento no es la bronca en la calle. Abascal necesita que siga el mal rollo. El mezclete de rosarios, padres priores y chistes de Arévalo, de padres de la Transición y padres de los chistes de gangosos, tiene la capacidad para mantener a la extrema derecha viva unos días más. Una posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025 puede mantener a la extrema derecha viva durante lo que queda de década. De momento, por más aspavientos que haga Abascal, no es ese el plan de la derecha con mayúsculas.

 

Sánchez lidera a la izquierda

El nirvana de esa España que prospera ha seguido su curso tras la salida del hemiciclo de los ultras. Yolanda Díaz ha ahondado en las mejoras que se han producido en el mercado laboral. Subida del salario mínimo, mejora de los contratos. El discurso de la líder de Sumar ha puesto en valor el acuerdo presentado el 24 de octubre. Junto con los anuncios de Sánchez de esta mañana, las dos partes del Gobierno, del que está excluido Podemos, se han turnado para desarrollar un plan que incluye salud dental, salud mental, agenda verde y transporte gratis para jóvenes y pensionistas.

 

Ha terminado el momento populista y la izquierda “a la izquierda del PSOE” se encuentra cómoda como socio fiable del PSOE. Sánchez ha dado la vuelta a la situación en los últimos siete años.

 

En 2016 el dispositivo policial era exagerado. En la calle, 20.000 personas se opusieron a la investidura de Mariano Rajoy, para la que se produjo la abstención de la mayoría del grupo socialista. Se gritaba contra PP y PSOE por igual, contra el Régimen del 78 y contra Emilio Botín. Pero ese momento ha pasado. Sánchez, y a su manera el PP, han conseguido encauzar la situación.

 

A favor de Sánchez hay que anotar que es plenamente consciente de las resonancias europeas de su liderazgo. Tras la dimisión de António Costa en Portugal, se ha convertido en el único exponente de la excepción socialdemócrata y explota la necesidad de la izquierda de encontrar un centro político en la Unión Europea. La alternativa son los chistes de mariquitas y gangosos.

 

Por eso la izquierda española ha cedido al político madrileño la vara de medir las expectativas. No son muchas. Mejores condiciones en el trabajo, menos tiempo de curro, una cierta garantía de que el deterioro de los servicios públicos será ralentizado, algo de sentido común en política internacional. Sánchez no va a detener el comercio con Israel, pero se puede permitir pedir un alto el fuego en Gaza. Sánchez no va a cambiar la política de fronteras, pero se puede permitir rescatar a los tripulantes del Aquarius. Poco, pero suficiente para un tiempo en el que la calle, la calle de la derecha, parece pedir más necropolítica y menos derechos.

 

El ganador se lo lleva todo. Feijóo ha podido perder hoy el debate contra Sánchez pero tiene el tiempo y poder institucional de sobra para no decaer en las encuestas a la espera de futuras elecciones. Sánchez ha conquistado la izquierda sociológica, esa que, pese a todo, aparece en la escala de autoubicación del CIS como mayoritaria. Hoy, una gran parte de quienes lo impugnaron todo en 2011 vive un idilio con el dirigente socialista.

 

Probablemente, la sociedad hoy no es más de izquierdas de lo que lo era en 2016, pero mañana la investidura será sacada adelante por una mayoría que se ha agarrado a Sánchez como quien coge el último tren con destino a otro sitio. Ese sitio no será el nirvana pero tampoco es el apocalipsis.

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