viernes, 3 de abril de 2020

EL CLUB DE LOS MISERABLES


EL CLUB DE LOS MISERABLES
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO Y POETA.
El desparpajo, la simulación, la mentira de ninguna verdad, que hacen a la esencia del travestismo mediático, se aprecia en alcahuetes de multinacionales de la "corpo" de medios tóxicos, denunciantes de "bolsillos profundos" que no cesan de golpear, difamando al presidente Alberto Fernández en su decir al empresario Paolo Rocca, quien en plena pandemia despidió a 1450 trabajadores de su empresa.



"Miserable" fue la palabra aplicada con acierto por Alberto, a la cual adhiero... Nunca tan bien aplicado este término que lo hago extensivo a los otros ricachones especuladores que conforman el club de la dictadura miserable ultraneoliberal, como también a los informantes instalados al servicio del empresariado corporacionista, conformado por explotadores y esclavistas, los mismos que han instaurado la dictadura de mercado, hoy inexistente, ante la presencia del coronavirus en el planeta. Llo han hecho pues la legislación vigente está hecha a gusto de los intereses de estos mafiosos estafadores... Hora de decretar leyes asimiladas a la igualdad, los derechos invulnerables de asalariados y garantías para los mismos, que hagan de sus vidas algo digno de ser experimentadas.

De manera inmediata, en tiempos de coronavirus, rechazar la omnipotencia del régimen globalizado único, sin contrapoder, reforzado cada día por sus depredaciones, sus abusos de autoridad, preparados sigilosamente en la víspera, alimentados de sus propios miserables éxitos. Tal el caso de los empresarios como Rocca y sus mascotas, en contacto con políticos de toda extracción. No olvidar que la base de todos los totalitarismos es la negación del respeto y la dignidad: esto es lo que abre el camino a todos los fascismos, es por esa grieta que ellos se infiltran. Tal el caso de la banda machirula, marcando tendencias en desestabilizar en tiempos de fragilidad extrema, al orden social y político... hay que terminar con este accionar criminal antes de que se convierta en rutina.

Pues se ha impuesto una ideología de la ganancia, en todos los espacios, sin otro objetivo que la omnipotencia del poder financiero ilimitado, que no aspira a tomar el poder, sino a dominar a quienes lo ejercen, aboliendo su autonomía. Estos aún toman decisiones, conservan la administración del Estado, pero en función y bajo la férula de un terrorismo financiero que no deja libertad de elección, a menos que se tomen las medidas precisas de nacionalizar la banca, cobrar impuestazos a los ricachones, expropiar si es conveniente al bien común, el público, que debe privar a todo interés privado.

Esta pandemia modificará los datos sentimentales de la vida en relación y si no nos distraemos podríamos, ante nuestro destino común como especie, comenzar a construir en igualdad y libertad un mundo donde quepamos todos. Quien no lo aprecia de este modo, creo, es un exiliado del nuevo mundo que podemos apreciar en el renacer de la naturaleza y sus criaturas... Sin presencia de turismo depredador, sin monóxido de carbono despedido por aviones y automóviles, se disfruta de un cambio climático real; no era difícil, solo que en las cumbres del cambio climático no se ponían en juego las ganancias de las multinacionales genocidas, tocando de soslayo temas que no hacían al núcleo de la cuestión.

A través de la resistencia y las luchas, intentaremos llevar a cabo una épica del siglo XXI. Es por ello que se torna imperativo desarrollar -frente a los grandes problemas que se presentan hoy, pues estamos en guerra y hay enemigos de la vida y la salud de la humanidad a la vista- movimientos de comunidades unificadas a escala internacional, dirigirse a una nueva implicancia internacional situacionista, ecológica, antirracista, humanista, en fin, un movimiento social poderoso, insisto, con los derechos de todos a gozar de los beneficios de una vida social en igualdad y solidaridad.

Con respuestas a preguntas que nadie ha sabido responder, ni con la legislación vigente, deficiencia legal de siempre, asimilada a los intereses de los macromillonarios, que les importa nada el devenir de millones de seres arrastrados con hambre, sin salud y sin techo, es decir sin ninguno de los derechos inalienables de que debemos gozar todos... pues si la ley es amorfa e inorgánica, ¿con quién o con qué se puede contar?, ¿con discursos?, ¿conversiones milagrosas de los empresarios?... Quien recibe alguna ayuda del Estado, sea pequeño o gran empresario, debe acusar recibo, que deberá luego de percibir las ganancias retribuir de algún modo innovador lo prestado por el Estado benefactor, pues el norte de estos pequeños empresarios, ¿es diferente al de Paolo Rocca o Jorge Brito?

Pues quien tiene una pyme, no dude caminar el eterno sendero de las ganancias a cualquier costo, en desmedro siempre del trabajador asalariado, en negro o blanco, qué más da... La normalización de la pobreza o la institucionalización del salario de hambre sirven para embellecer las estadísticas de los holdings, armados por las corporaciones, precisas a la hora de articular la logística que justifique el desastre provocado por su sadismo y avidez.

Lo pudimos apreciar en los cuatro años de gobierno de CEOs machirulianos en Argentina, que hoy en su espacio de oposición bastarda, exigen al gobierno de Alberto Fernández se lleven a cabo acciones que jamás ellos han efectivizado; todo lo contrario, arrasaron con nuestra cultura, economía y sobre todo es trascendente denunciar la visibilidad que le dieron a la grieta, ya existente, explotándola del modo más ruin y grosero, pues no son otra cosa que provocadores de escaramuzas periféricas, pero a las que hay que darles importancia, pues no deja de generar preocupación a quienes ante la batalla contra el coronavirus, deben librar de forma paralela la batalla contra los apátridas, enemigos del pueblo argentino.

Se trata de desmitificar, denunciar, crear contrapoderes subyacentes al que está en vigencia, pues si desea modificar el sistema, hoy jaqueado, no hay otra salida... Y los que alteran el equilibrio son los informantes de medios, muy publicitados, así que no daré sus nombres. La farándula siempre prostituta del poder empresarial, ya sea cívico o militar genocida y los infiltrados en las hordas de militantes de lo vacuo, que se cuentan por miles.

Una prioridad en este tiempo de pandemia y para dar espacio al nuevo tiempo por vivir, cual resurrección, es asimilarse a una posición de negarse a ser engañado y declararlo, revelar la impostura y rechazar la complicidad. Tareas fundamentales, insuficientes, pero indispensables para quien pretende liberarse de las artimañas ultraliberales, pues es inútil quieran resolver algo antes de plantearlo de modo urgente, cual épica de milenio. Y en esto, quizás, se nos irá la vida antes de experimentarla en todo su esplendor.

(*) Filósofo y poeta.

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