OTRA INFAMIA CONTRA EL PP
JUAN CARLOS ESCUDIER
Si fuera verdad eso
de cría fama y échate a dormir, más que un partido, el PP sería una inmensa
factoría del sueño. No se ha conocido caso igual desde la mujer del César, que
era una señora honesta a carta cabal que pagó muy caro las sospechas de casquivanía
que sobre ella tenía su laureado maromo. ¿Que hay un escándalo sobre
financiación ilegal? Se apunta al PP. ¿Que vuelve a ver otro escándalo sobre
financiación ilegal? Se vuelve a apuntar al PP. ¿Que a un tipo que trabaja para
el consultor electoral del PP le da por gastarse una pasta e inundar de
carteles varias ciudades en las que promueve la abstención entre los electores
de izquierdas? Se recela del PP. ¿Que otro se gasta un dineral en anuncios de
Facebook pidiendo la abstención y poniendo a caldo a todos los partidos menos
al PP? Pues se vuelve a barruntar que los populares están detrás. ¡Qué cruz más
pesada ha de llevar esta gente!
Con los de Pablo
Casado se está cometiendo una gran injusticia por algunos pecadillos veniales
del pasado. Es posible que cuando gobernaba Esperanza Aguirre un porcentaje de
determinadas obras públicas tuviera que nutrir a una partida de publicidad con
la que luego se pagaban actos de los de la gaviota. También es más que probable
que hubiera empresarios que entregaran dinero a su caja B o que fundaciones
vinculadas al PP desviaran subvenciones públicas para las campañas electorales.
Admitamos como hipótesis, pero sólo como hipótesis, que se creara un sistema de
facturas falsas para enriquecer a algunos dirigentes, a los que se regaba con
cientos de miles de euros. O que empresas públicas apoquinaran dinero para
sufragar campañas de imagen de dirigentes de la formación, intachables todos
ellos. O que, y ya es mucho admitir, parte del dinero para fiestas de los
pueblos acabara pagando los mítines de esta honrada fuerza del centro derecha.
¿Significa esto que
tendríamos que señalar con el dedo a los populares cada vez que surge un
escándalo en el que se divisa a lo lejos la mano tramposa del partido? Seamos
serios. Es una infamia levantar falsos testimonios contra esta formación que,
por norma, jamás ha sucumbido al dinero sucio o a las malas artes para llenarse
los bolsillos. ¿Que toda regla tiene sus excepciones? Bueno, eso sí.
Dos informaciones,
una de eldiario.es y otra de El País, vuelven a poner en duda la honorabilidad
de este partido impoluto. Todas las pruebas, como se verá, son
circunstanciales. En un caso, se ha comprobado que un empleado de Aleix
Sanmartín, consultor electoral de cabecera de Pablo Casado, ha llenado de
carteles varios barrios de ciudades como Madrid, Murcia, Córdoba o Granada,
llamando a la abstención de la izquierda con ataques a Pedro Sánchez y Pablo
Iglesias. La cosa le ha debido salir por un pico, unos 10.000 euros, que
asegura haber pagado de su bolsillo, lo que es bastante normal. ¿Quién no ha
empapelado una calle por cualquier motivo? ¿Quién puede ver en ello la sombra
del PP?
De igual forma, se
ha sabido que un particular muy comprometido con la política lleva desde las
pasadas elecciones municipales insertando anuncios en Facebook a favor de la
abstención y arremetiendo contra el PSOE, Podemos, Ciudadanos y Vox, que, sin
duda, se lo merecen. Que el señor de Murcia en cuestión haya mostrado en su
cuenta de Twitter sus inclinaciones por el PP ha sido suficiente para sugerir
que este partido es quien paga los 40.000 euros que la criatura se ha gastado.
¿Es o no una infamia?
No hay además
precedentes de que el PP haya usado nunca las redes sociales para practicar la
guerra sucia contra sus adversarios. Bueno, sí. Al parecer, en 2017 hubo no sé
qué de unos bots, unos robots de Internet muy majos y aplicados, que se
encargaban de amplificar con retuits y corazoncitos todos los mensajes en los
que apareciera el nombre del PP. Ah, y el año pasado Twitter y Facebook
cerraron 259 perfiles falsos que el PP manejaba para extender su ideario en las
redes sociales. Pero salvo eso nada más que se sepa.
Ante esta nueva
campaña de descrédito contra un partido que, si por algo se ha caracterizado,
es por jugar limpio y no dejarse arrastrar por la tentación de ir dopado a las
elecciones o usar artimañas contra sus adversarios sólo caben dos opciones. Una
es defender su honorabilidad por todos los medios a su alcance, ya sea con
carteles o con anuncios en Facebook; la otra es seguir el consejo de la genial
Mae West: “He perdido mi reputación, pero no la echo en falta”.
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