JM AIZPURUA
Aquí en la colonia;
no dejan pensar. Donde va la gente va Vicente.
Vicente “el godo”; claro. Pero yo no soy de aquí y además, pensar, es el
último reducto de mi Libertad.
Ese Estatuto
Canario es algo anacrónico y colonial: sirve para muy poco. Nos deja inermes.
¿Pensaron que
nuestros vecinos africanos puedan usar las islas para entrar en Europa? Es algo
incoherente que asentarte en Lobos, de un derecho de asilo para París, Munich,
o Bruselas, pero ser R.U.P. tiene esas virtudes que se pueden convertir en
tragedias.
¿Qué hacer ante
oleadas de africanos en busca de dignidad?
Lo mejor sería que
Canarias recobrase su libertad, y como Estado Asociado, no confiriera
“europeísmo” al resto de africanos. La vía a Europa cambiaría de rumbo de
inmediato. No se si los caciques han caído en la cuenta de que la represión
migrante es una bomba de relojería a punto de estallar. El turismo en Canarias,
al borde del mal, no superaría una escena de las que con concertinas, muros y
porrazos nos tiene acostumbrados la política migratoria españolista con la
sigla que sea.
No podemos admitir
ni expulsar a los migrantes, no podemos dar trabajo digno, pagamos mal las
pensiones y pronto les daremos un buen bocado… ¿se preguntan por qué los
catalanes se quieren ir?
Los canarios
aplatanados, vivimos en un sueño españolista que nos ahoga dulcemente sin que
un grupo de isleños nos despierte con la dignidad de una causa nacional que nos
ponga en el concierto mundial con nuestras raíces wanches, en la búsqueda de
nuestras reales fortalezas y debilidades y no acatando los planes
metropolitanos que nos llevan a la mediocridad y el desastre.
Nuestro modo de
vida, impuesto desde Madrid, está obsoleto y con él ya no podemos progresar.
Las limosnas, no hacen país, pues se necesita un Plan de Desarrollo (R.U.P.)
que nos saque de pelear por los míseros cuartos con el de las anchoas y cia.
Nuestro pasado, nuestras necesidades, nuestro progreso poco tiene que ver con
el peninsular pues diferentes son nuestros retos y vecindades.
Por pensar un poco
no se les caerá el pelo.
Nacionalismo, no es
patriotismo. Envolverse en banderas para gritarle al vecino es una muestra de
vandalismo; no de patriotismo.
El patriota busca
lo mejor para su tierra, pero sin supremacismos, sin explotar al vecino y con
la conciencia solidaria de buscar sinergias con sus semejantes. No es fácil ser
patriota y más en este archipiélago que te hace caer en insularismos por mor de
las distancias.
Al calcetín canario
hay que darlo la vuelta. Cambiar de sigla no sirve para nada si los caciques
siervos de la casta siguen mandando. Los proyectos de CC son ahora mantenidos
por el Pacto de las Flores ¿dónde está el cambio, la mejora? ¿Dónde el camino
al progreso?
Vamos al Tagoror,
que por las urnas no sacamos nada. Pero entretanto; votemos a Podemos.
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