AQUÍ ROBAR MENOS
DAVID TORRES
A menos de una
semana de las elecciones, el bipartidismo pisa fuerte en un tema que dominan
como nadie, después de cuatro décadas de repartirse el pastel a todo trapo y a
todo tren. No la educación, ni la sanidad, ni el empleo, ni siquiera el debate
territorial, sino la corrupción, un festín del que han disfrutado a todos los
niveles -estatal, autonómico, municipal- y cuyas sobras se arrojan unos a otros
sin el menor pudor. El descaro y la impudicia con que airean sus respectivos
escándalos, gracias al trabajo de sus maquinarias mediáticas, evoca la
propaganda de esos vendedores del Gran Bazar de Estambul, que no sólo
adivinaban de lejos el origen de cada uno de los turistas sino que, una vez
localizados, procedían a enumerar las alineaciones de los principales equipos
de fútbol. Lo hacían, además, en el idioma propio del turista en cuestión, de
manera que no era raro oír, voceado de un puesto a otro, el grito de guerra
electoral español: «¡Aquí robar menos!»
Esta estrategia de
mercaderes turcos en pleno griterío se ha visto favorecida con el sumamente
peculiar funcionamiento de la justicia española, que ha decidido aplazar la
sentencia en el caso de los eres andaluces para después de las elecciones del
10-N, no vaya a molestar al votante tradicional del PSOE, que podía quedarse
con más cara de tonto de lo habitual dado el monto de una estafa que asciende a
742 millones de euros. En efecto, al forofo socialista no le importa quedar
como un panoli siempre y cuando el chorreo sea después y no antes de los comicios.
Ya habrá tiempo para que lo engañen dentro de otros cuatro años, cuando se le
olvide el tocomocho correspondiente y se haya puesto otra vez la careta de
creyente.
Por otro lado,
acaba de salir a la luz que en tiempos de Mariano Rajoy, el presidente que
limpiaba más bien poco, el ministerio de Justicia se gastó cerca de 800.000
euros, pagados con fondos públicos, para proporcionar leguleyos a los acusados
de la trama Gürtel. Se trata de un empeño informativo ciertamente pírrico,
puesto que al votante del PP el hecho de que le roben sus ídolos a manos llenas
es un motivo de orgullo: cuanto más dinero tangado, cuantos más servicios
sanitarios y educativos destrozados, con más empeño depositan ellos la papeleta
en las urnas. No es seguro que en el flamante libro de Mariano, Una España
mejor, se hable de estas cosas, aunque con el despiste que lleva encima el
hombre y el hecho de que no entiende su propia letra, vaya usted a saber.
Conscientes de la
despampanante generosidad del electorado de derechas en estas cuestiones de
latrocinio, los representantes de Vox han preferido venir con los deberes
hechos y traerse la corrupción puesta a base de financiación ilegal a través de
un grupo terrorista iraní, diversos escándalos inmobiliarios a cargo de la
pareja Monasterio y Espinosa de los Monteros e incluso el apellido de Abascal
bien clarito en las listas de beneficiados de la trama Gürtel. Cómo van a robar
ellos, hombre, si ya vienen robados de casa.
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