‘EL PAÍS’ APUESTA POR ERREJÓN PARA
DESCABALGAR A IGLESIAS
Las pequeñas grietas en las piedras pueden
acabar separando grandes bloques cuando el agua se mete en su interior y
mediante la congelación cristaliza. Las discrepancias entre Pablo Iglesias e
Íñigo Errejón han sido vistas por los que han comandado la batalla contra
Podemos como la fisura que usar de cuña para partir en dos un proyecto que
siempre les ha resultado tremendamente incómodo. El líder sistémico que se
convirtió en la punta de lanza de la campaña contra Podemos desde que la
formación morada ha llegado ha sido El País a
través de Juan Luis Cebrián y Antonio Caño.
Pablo Iglesias siempre ha visto en este
periódico el verdadero enemigo al que combatir. Para el líder de Podemos
el grupo Prisa ha sido el principal instrumento de las élites para
preservar el statu quo: “Si uno quiere saber lo que realmente quiere
saber el establishment hay que leer los editoriales de El
País”, decía Pablo Iglesias. Algo que el diario de Cebrián se lo ha demostrado
sin dejar atisbo de dudas con una campaña en su contra sin cuartel y que ya
explicamos en La Marea.
La maniobra mediática de Cebrián
contra Podemos en general y Pablo Iglesias en particular ha visto una
oportunidad de quebrar a los que no han podido doblar editorial mediante. El País se ha ofrecido como arma interna en la
disputa al defender de forma clara e inequívoca el proyecto que representa
Íñigo Errejón para así poder descabalgar a Pablo Iglesias. Una encuesta en el diario de Prisa animaba a
votar sobre la vía que Podemos debía seguir. En las opciones calificaban a
Pablo Iglesias de antisistema y a Íñigo Errejón de moderado. Un posicionamiento
tan burdo no sólo es sincero al considerar a Errejón más manejable, puede que
de forma equivocada, sino consciente de que su apoyo al proyecto de los
errejonistas será usado por Pablo Iglesias como munición contra sus enemigos
internos, lo que alentará la confrontación y puede servir a Prisa para sus
conocidos propósitos de doblegar a la organización morada.
El editorial de El País del
pasado 21 de septiembre sobre la disputa estratégica en Podemos incidía en la disensión
para tomar parte en la disputa: “Iglesias se ha quitado la careta de la
socialdemocracia que de forma oportunista se colocó en vísperas de las
elecciones del 26 de junio, en aquel intento de sustituir al PSOE como primer
partido de la izquierda. Ese planteamiento ya fracasó el 26-J, pese a lo cual
Iglesias y otro de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, siguen
presionando a favor de una línea dura y la consecución del sorpasso. Más pragmático, Errejón parece propugnar un
partido más abierto a ese centroizquierda difuso donde se sitúan
ideológicamente buena parte de los españoles, que facilite un pacto con el PSOE
en vez de tratar de ningunearlo para fagocitar a sus electores”.
Una posición que no pasó
desapercibida para Pablo Iglesias, que rápidamente utilizó para contraponer su
posición a la de las oligarquías. Su mensaje en clave interna está claro.
Si El País toma posición por un Podemos determinado
no puede ser bueno para la organización. Es la vuelta al mensaje de la casta
contra la gente común. Si ese proyecto gusta a los poderosos, representados en
el diario de cabecera de la casta, no puede ser bueno para la gente.
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