martes, 18 de octubre de 2011

INSEGURIDAD Fiscal.

INSEGURIDAD Fiscal. El fiscalaceptante.

L Soriano

Y la burra…. al trigo. Estamos asistiendo en todos los medios, las garantías que se exigen para los asesinos, para los terroristas, para los ladrones, para los delincuentes. La justicia llega a donde puede llegar y los atenuantes, a miles, desbordan a mazo a los agravantes. Siempre hay un resquicio legal para que se pueda escapar, o al menos atenuar, las responsabilidades de los imputados. Pero, ¿de todos? Ni hablar. En asuntos fiscales todos somos culpables. Si no es en Ibis, es en basuras, si no en la aberración de las Cámaras, si no, en las deducciones, o en las relaciones con las tres administraciones que tienen capacidad de exigirnos cualquier tipo de impuesto, tasa o canon.

El cúmulo de obligaciones fiscales que tiene que cumplir o que pesan sobre el ciudadano y no digamos el pequeño empresario, o el autónomo, son inimaginables. Y menos en un país como el nuestro en el que hay muy pocos ciudadanos que se desayunan leyendo los Boes, nacionales o regionales. Por esta razón asimismo, la inseguridad que se les crea a todos los contribuyentes crece, al ser unas leyes redactadas en léxico fiscal farragoso de dudosa comprensión y no digamos de conocimientos de aplicación. A veces da la sensación que se hacen de esa manera o así, para que siempre tengamos algo incumplido o su interpretación sea a discreción del legislador. Esto suponiendo que exista un legislador que sea el que estudie, prepare, y sopese las Leyes fiscales. La sensación que da, sinceramente es otra, que no comentare por no ofender a los que compare con ellos, ya que estos incoadores, no merecen respeto alguna al omitir que la defensa del contribuyente sea posible y la certeza de que se le respeten sus derechos se dé absolutamente.

Por eso me sorprende tanto que, amigos y pensadores de categoría, nivel y cultura, basen a veces sus comentarios en que es este país hay una gran bolsa de Fraude fiscal, y que corrigiéndola, se solucionarían los problemas de la Nación. Según este razonamiento, está implícita la aceptación de las Leyes y normas fiscales, que muchos seamos obligados recaudadores del Fisco y que se nos pueda exigir lo que se le ocurra a cualquier Jefe de rentas, o funcionario, o particular, que te valora, te aplica la recaudación y te la exige vía ejecutiva, y posteriormente judicial si no pagas, incluso flagrantes errores, algunos muy graves y conspicuos. La responsabilidad en los errores administrativos no está contemplada. ¿Quién calcula el pago de basuras, o el del Ibi, o quien valora su propiedad, con qué criterios reales y que se sostengan en todo tipo de situaciones económicas; o el rodaje, o las tasas, o las licencias o….? ¿Qué control tenemos los ciudadanos sobre el destino de estas partidas confiscatorias imposibles de pagar en tiempos como los actuales? ¿Qué capacidad tenemos de alegar en tiempo y en forma si las obligaciones de transparencia, comunicación e incluso silencios, juegan siempre a favor de la administración? ¿Tenemos que buscarnos todos para vivir en este país a un “asesor”?; que entrecomillo por no meterme en mas charcos, y que en la mayoría de los casos recurrir, lo que es inútil, le cuesta dinero que no le paga el asesorado y entonces opta por asesorarte en que pagues todo lo que te piden que es más fácil. Créanme que jamás funcionara en este país, que por tradición tiene un serio respeto por la administración y por los cuerpos coercitivos, fruto de tiempos inmemoriales de absolutismos y dictaduras, una Hacienda o una Recaudación que no sea posible cumplir. Si hay fraude, en la inmensa mayoría de los casos es pequeño fraude de muchísimos que son incapaces de pagar, y que se sienten indefensos, confiscados e incautados. Los ricos de verdad no se arriesgan a defraudar y tienen todo bastante arreglado. Claridad, transparencia, y fin de la sensación de inseguridad que nos proporcionan las administraciones, en su afán de mantener sus privilegios, que se suma a la tremenda crisis que padecemos. Soluciones inmediatas, exijo.

A Reflexionar.

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