MADRID ES UN BILBAO MÁS GRANDE
Isabel Díaz Ayuso durante la
celebración de la 36ª Liga del
Real Madrid. / Comunidad de Madrid
A Madrid, capital del reino,
llevan bastante tiempo vendiéndolo como un cruce entre Nueva York, Bangkok y
Hawái; una sucursal de Bilbao todavía más grande que Bilbao donde conviven
vascos con acento andaluz junto a capitanes de barco diplomados en las aguas
del Manzanares. Fue Unamuno, autor de chorradas y jeremiadas históricas, quien
dijo aquello de que "el mundo entero es un Bilbao más grande",
pero lo dijo sólo porque era bilbaíno de nacimiento y además tuvo la mala
suerte de no conocer esta urbe del siglo XXI que es envidia y pasmo de todas
las demás ciudades del planeta.
Por Madrid pasean las mujeres más guapas de España y los hombres más apuestos también (véase el alcalde, sin ir más lejos). Aquí se come mejor que en ningún sitio de la península, del continente y del sistema solar. Aquí se vive de lujo, a niveles celestiales, más que nada porque los precios de los alquileres están por las nubes y los de las hipotecas por ahí le andan. Aquí puedes alquilar, a precio de oro, una cloaca de quince metros cúbicos con vistas a una alcantarilla. Aquí puedes disfrutar, además, del club estrella de fútbol mundial, presidido por el empresario más generoso del mundo y pertrechado con los mejores árbitros de cualquier competición.
Prácticamente a diario nos encontramos
en la prensa capitalina una, dos o tres noticias ensalzando las virtudes y
maravillas de este centro neurálgico del pensamiento, la palabra, la obra y
la omisión. Sin ir más lejos, este fin de semana se publicaba en esa
cúspide de la literatura cómica, OK Diario, que los mejores torreznos de
la nación, e incluso de Soria, se sirven en un restaurante de la A3 a 45
minutos de Madrid. Un oasis gastronómico casi sin parangón, excepto en un
área de servicio de la A2, también muy cerca de la capital, donde el
mismísimo rey Felipe se detuvo la semana pasada a dar cuenta de unos torreznos
similares y un lechazo asado. Unos meses atrás, también en la misma gaceta
humorística, anunciaban que podía uno viajar al Cañón del Colorado sin salir de
España. "Está en Madrid y es mejor que el americano", escribía
un geógrafo sin el menor sentido del ridículo, del pudor y de la orientación.
El Cañón del Colorado madrileño, el
mejor del mundo entero, se encuentra concretamente en las Barrancas de
Burujón, provincia de Toledo, ciudad que, como todo el mundo sabe, no es
más que un barrio residencial de Madrid, lo mismo que Segovia y Albacete. En
ese mismo suburbio capitalino se levanta también el parque temático Puy du
Fou España, que ha ganado ya tres veces el prestigioso Brass Ring Award al
mejor espectáculo del mundo. Este año el espectáculo ganador fue El Sueño de
Toledo, aunque probablemente el verdadero sueño de Toledo debe ser
arrancarse a tirones del Tajo y plantarse en la Costa Marrón, entre
Fuenlabrada, Getafe y Alcorcón.
Aparte de las mejores mariscadas, los
mejores bocatas de calamares, la mejor libertad, las playas más soleadas, las
aceras sembradas con las mejores mierdas de perro y las residencias de
ancianos con mayor tasa de mortalidad, en Madrid también se halla el nuevo
mejor barrio del mundo, según la revista Time Out. Bueno, no
exactamente en Madrid, sino en las afueras, a unas pocas horas de tren: Notre-Dame-du-Mont,
en Marsella. Subvencionada mediante generosas inyecciones de dinero público
desde el Ayuntamiento y la Comunidad, circula una indiscriminada campaña
publicitaria que parece destinada a convencernos de las ventajas de vivir en
este poblachón manchego que es una oda perpetua a la excavadora, la
tuneladora y el socavón. Cualquier día, desde el telescopio James Webb, van a
descubrir que la vida dio sus primeros pinitos en el estanque de los patos del
Retiro y que el Big Bang tuvo lugar en el kilómetro cero, justo entre el oso y
el madroño.
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