REFORMA FISCAL O
BARBARIE, CUANDO LOS POBRES PAGAN MÁS QUE LOS RICOS
JULEN BOLLAÍN
El presidente
del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda,
María Jesús Montero y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda
Díaz, en el Congreso de los Diputados. Jesús Hellín / Europa Press.
Estoy harto de escuchar día tras día el mantra del infierno fiscal español, un eslogan repetido hasta la saciedad por la derecha y sus aliados. Además, alguno vendrá de listillo y te dirá que vale, lo del infierno fiscal no, pero ¿el esfuerzo fiscal qué? Qué cansancio. Es una auténtica pesadilla. Pero, sobre todo, es la excusa que utilizan para no mover nada. Para dejarlo como está. Para que la clase trabajadora siga ahogándose mientras los ricos se parten el culo desde sus chalets. Es hora de decirlo alto y claro: La reforma fiscal en España es urgente y no puede esperar más. Debemos repetirlo día sí y día también. Debemos presionar al gobierno para que, de una vez por todas, se ponga manos a la obra con una reforma fiscal integral y deje de lado los retoques estéticos.
El
supuesto infierno fiscal en el que el gobierno socialcomunista ha convertido a
España cuenta con una presión fiscal del 36,8% del PIB (1,5 puntos porcentuales
inferior a la de 2021, por cierto). Muy por debajo de países como Francia
(47,7%), Bélgica (44,8%), Dinamarca (43,9%), Austria (43,4%) o Finlandia
(42,9%). Así que, en primer lugar, dejen de mentir. Y, en segundo lugar,
háganse esta pregunta: ¿A quién queremos parecernos, a Dinamarca y Finlandia o
a Rumanía y Bulgaria? Pues ya saben, si queremos parecernos a los países con
servicios públicos más avanzados, toca pagar impuestos como los países con
servicios públicos más avanzados. Tened claro que este discurso de los
impuestos asfixiantes no es más que un bulo fabricado por aquellos que quieren
seguir protegiendo a las grandes fortunas y las grandes multinacionales. Es por
eso que lo que España necesita es una reforma fiscal real, que reparta la carga
de manera justa y ponga fin a los privilegios de los más ricos.
La
progresividad del sistema fiscal español es un insulto a la clase trabajadora
Si
algo me pone de mala leche es ver cómo el sistema fiscal español castiga a
quienes menos tienen. Es indignante que el 20% más pobre de la población pague
un tipo efectivo en impuestos del 28%, mientras que el 1% más rico paga un 24%.
Sí, lo has leído bien: los pobres pagan más que los ricos. Aunque no siempre ha
sido así. Hace apenas 15 años ese 1% más rico pagaba un 40% sobre su renta,
pero poco a poco, a golpe de martillazos de políticas regresivas y agujeros
legales, han logrado reducir su contribución hasta niveles insultantes.
Además,
el 30% de los ingresos de este 1% más rico proviene de rentas del capital, que
soportan una presión fiscal menor que las rentas del trabajo. Es decir, el
sistema está protegiendo de facto a quienes ganan su dinero sin
trabajar, mientras castigan a quienes se matan ocho horas diarias para ganar
1.200€. Estas políticas no solo permiten perpetuar la desigualdad, sino que
permiten que día a día se vaya ampliando la brecha entre los privilegiados y la
gran mayoría social.
¿No
es vergonzoso que, en pleno siglo XXI, tengamos un sistema fiscal que favorece
descaradamente a los privilegiados mientras machaca a la clase trabajadora?
¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo este feudalismo fiscal?
El
populismo fiscal y la hipocresía de los políticos
Feijóo,
quien cada vez que habla sube el pan, dijo hace dos días que si es presidente
del gobierno promoverá "una reforma fiscal a la baja" (recuerden que
no es presidente del gobierno porque no quiere). ¡Chupito! No podemos
olvidarnos de la crème de la crème. De esos politicuchos de tres al
cuarto que prometen bajadas de impuestos generalizadas como si fueran la
solución a todos nuestros problemas. Esto no es más que pura demagogia. ¿Por
qué? Porque no tiene sentido prometer bajar impuestos sin explicar, como hace
la señora Ayuso, qué impuestos vas a bajar, a quién se los vas a bajar, cuánto
vas a dejar de recaudar y, sobre todo, de dónde vas a recortar. Porque, no nos
engañemos, una bajada de impuestos a los ricos no incrementa tu libertad, sino
que reduce y precariza tu sanidad o tu educación.
De
sobra sabemos que el Partido Popular es el rey del populismo fiscal. Lo
hemos visto en Comunidades Autónomas como Madrid, Andalucía o Galicia. Prometieron
bajadas de impuestos a los más ricos con la excusa de que iba a incrementarse
la recaudación y la evidencia nos dice que estas bajadas solo ha hecho que se
recaude menos, afectando a la salud de los servicios públicos. En Madrid, por
ejemplo, la comunidad pierde un 26,1% de su recaudación teórica, 6.255 millones
de euros anuales. Y luego nos dirán que no hay dinero para contratar a más
médicos o para mejorar la educación pública. Es aberrante.
Pero
hay más. Porque cuando se ven las consecuencias de estas desastrosas políticas
fiscales, lo único que se les ocurre es echar la culpa a Sánchez. No os dejéis
engañar. La realidad es que son las Comunidades Autónomas del PP las que
están desmantelando los servicios públicos. Poquito a poco, recortando y privatizando.
Infrafinanciando la sanidad pública para que los seguros privados ganen
terreno. Este es el futuro que nos espera si seguimos por este camino.
El
PSOE: cómplice de la inacción
¡Estamos
de enhorabuena! ¿Acaso no tenemos un gobierno progresista capaz de establecer
políticas fiscales progresivas? Sí, pero no. Y es por eso que no podemos culpar
solo a la derecha. El gobierno de Sánchez, apoyado por Sumar y
sustentado por los socios parlamentarios, también tiene su parte de culpa.
Tiene su parte de culpa porque sigue sin dar los pasos necesarios para una
reforma fiscal de verdad. Y lo que es más grave: es una traición a sus votantes
y a la clase trabajadora que, elección tras elección, confía en partidos
progresistas para que hagan algo por cambiar esta injusticia fiscal. Es más, es
una traición a su propio acuerdo de gobierno que explicita la materialización
de una reforma fiscal para conseguir una fiscalidad justa y adaptada a los
retos presentes.
Es
incomprensible como Sumar no pone como línea roja sus insistencias sobre una
fiscalidad más justa. Creo que va siendo hora de dar un puñetazo sobre la mesa
y conseguir eliminar esas resistencias y protección de los poderosos por parte
del PSOE. Y sí, sé que hay distintas sensibilidades dentro del partido socialista,
pero es momento de ponerle el cascabel al gato. Porque a mí, personalmente, me
resulta decepcionante que un gobierno que se dice progresista tenga tanto miedo
a enfrentarse a los que más tienen. Y es que cuando no se quiere colaborar
desde la solidaridad, el enfrentamiento ante las injusticias es la única
salida.
La
reforma fiscal es urgente y no admite más excusas
El
momento de actuar es ahora. Llevar a cabo la reforma fiscal es ineludible y no
podemos permitir que siga retrasándose por los miedos del PSOE o las
propuestas populistas de la derecha. Cada día que pasa sin reforma fiscal,
España se hunde más en la desigualdad. No se puede construir una sociedad justa
sin una fiscalidad justa. Y el sistema fiscal español no lo es. No se puede
mantener un Estado del bienestar robusto si los ricos y las grandes empresas no
pagan su parte. ¿A qué estáis esperando? Ya es hora de que el gobierno sea
valiente y haga lo correcto, lo justo. Por el bien de todas, no sigáis
protegiendo a quienes más tienen. La gran mayoría social no puede seguir
esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario