EL PP NO SE CANSA DE
HACER EL RIDÍCULO
JAVIER PÉREZ ROYO
La portavoz popular en el Senado habrá
pensado que, si la Sala Segunda del Supremo está dispuesta a actuar de manera
extravagante, por qué no va a hacerlo el PP con la reforma para la convalidación
de penas
En la tramitación parlamentaria de la
reforma de la ley 7/2014, trasposición de una directiva comunitaria relativa al
cumplimiento de la pena privativa de libertad respecto de un condenado que ha
cumplido la pena en cárceles de distintos países de la Unión Europea, el PP ha
hecho el ridículo de manera palmaria.
No contentos con el ridículo de esta semana pasada, la portavoz del grupo parlamentario en el Senado, Alicia García, ha anunciado que, si la Mesa del Congreso de los Diputados no rectifica y convoca un Pleno de la Cámara para pronunciarse expresamente sobre el veto imposible del Senado, la mayoría absoluta del PP suscitará ante el Tribunal Constitucional un conflicto entre órganos constitucionales.
En el caso de producirse nos encontraríamos
de nuevo ante un acto del que no existen precedentes desde la entrada en vigor
de la Constitución. Pero me imagino que la presidenta del grupo parlamentario
popular en el Senado habrá pensado que tampoco había precedente de la decisión
de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de dictar un auto afirmando que no
tenía duda de la constitucionalidad de la ley de amnistía respecto de un
determinado artículo de la misma, razón por la cual no se sentía obligada a
elevar una cuestión de constitucionalidad respecto de dicha ley, para a
continuación elevar una cuestión de inconstitucionalidad contra la misma con la
finalidad de guardarse las espaldas ante una eventual querella por
prevaricación.
El disparate de la Sala Segunda del TS ha sido monumental, de la
misma manera que también lo ha sido la decisión de haber admitido a trámite una
querella y haber decidido que hay indicios para estudiar la conducta del fiscal
general del Estado por un posible delito de revelación de secretos, decisión
que también carece de precedentes desde la entrada en vigor de la Constitución.
Me imagino que la portavoz del grupo parlamentario del Senado
habrá pensado que, si la Sala Segunda del Tribunal Supremo está dispuesta a
actuar de manera extravagante, por qué no va a estarlo el grupo parlamentario
del PP en el Senado.
Tengo la impresión de que el conflicto entre órganos
constitucionales no se acabará presentando, porque es tan descabellado que en
el propio PP se darán cuenta de que no van a obtener ningún rédito de dicha
operación. Pero con el desvarío en materia judicial en que el PP se está
manejando, puede acabar pasando cualquier cosa.
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