LO QUE EL PP SÍ SABE
ANA PARDO DE
VERA
Este lunes, tuvimos que escuchar con mucha paciencia a Alberto Núñez Feijóo su solidaridad con las víctimas de Íñigo Errejón, que son anónimas hasta el momento, salvo la actriz Elisa Mouliaá, que ha denunciado al político. Dice el líder del Partido Popular que las víctimas del exportavoz parlamentario de Sumar "merecen sentirse arropadas"; no como la exmujer de Carlos Flores, diputado de Vox condenado por maltratar a su mujer, o las de Plácido Domingo: tras año y medio de investigación, varias mujeres hablaron para el programa Salvados (La Sexta) denunciando al tenor por violencia sexual. Domingo, pese a los testimonios conocidos el año pasado, sigue siendo Hijo Predilecto de Madrid por obra y gracia del PP, así que las víctimas de Errejón, bien, que él pertenecía a la izquierda. El resto no merecen el arropamiento de Feijóo y su partido.
Los
partidos de (ultra)derecha, que un día te dan lecciones de lucha contra la
corrupción -el mismo día, por ejemplo, que condenan por ésta a una de
sus figuras emblemáticas, Eduardo Zaplana-, ahora viene a
dar lecciones de feminismo, cuando en realidad, la dimisión/expulsión de
Errejón es una victoria del movimiento feminista, el cual, una vez más, viene a
confirmar que está muy por encima de los partidos, también de los de
izquierdas. Cree el PP, no obstante, que el ruido por el caso Errejón le viene
bien, pero yo no estaría tan segura, por dos cosas: porque ninguna
organización política -entre otras de todos los ámbitos- está a salvo de un MeToo
y porque la (ultra)derecha amenaza con quedar desdibujada si se sienta en una
mesa de debate a la que -incluso por propia coherencia negacionista o cómplice-
ni está invitada ni tiene credenciales para aposentarse. Es como si la
izquierda acudiera a un debate sobre "ideología de género", ese
constructo de la (ultra)derecha que niega la perspectiva de género, aunque ésta
se ha demostrado imprescindible en todas las estructuras sociales para
erradicar la desigualdad histórica de las mujeres con respecto a los hombres.
Hágase
un favor la (ultra)derecha y evite el ridículo de esto que va a recordársele siempre en todas partes
y, si no quieren cambiar su rechazo al movimiento feminista ni avanzar en
igualdad, dedíquense a contemplar cómo los partidos de izquierda se devoran
a sí mismos cuando tienen una crisis -de la que nunca se dijo que
estuvieran libres, al revés- con un asunto que, de momento y como feminista,
solo le concierne a la izquierda. Es posible que las cosas cambien, pero la
historia, de momento, avala ese desmotivante afán autodestructivo.
Mientras
tanto, sería bueno que el PP se mire sus cositas, que aunque pertenecen
a otra dimensión, son igualmente muy graves. Para muestra, la declaración del exsecretario de Estado de Seguridad de
Mariano Rajoy y de las cloacas este lunes también, que
seguro que Feijóo creía que no nos íbamos ni a enterar: Francisco Martínez
ha venido a decirle al juez, más o menos, que ni sabía que existía Podemos y
que las cerca de 7.000 búsquedas policiales sobre los dirigentes de Podemos en
un año (2015-2016) son cosas rutinarias para los agentes. Nada tiene que ver
los mensajes de Martínez a un comisario de esas cloacas fueran del tipo:
"De aquellos de Podemos que tenían antecedentes... ¿Pudiste
confirmar algo?", "Sería muy interesante saberlo... Y si han
estado en temas abertzales, temas de extremismo violento, etc."o
"¿Digo que si los demás están limpios? ¿Tampoco violencia callejera, anarcas,
etc.? [...] Alguno tiene que ser chungo". Cómo no van a ser chungos
si son de izquierdas; y lo que es peor, feministas. Los interrogatorios del juez Pedraz a las cloacas de
Rajoy acaban de empezar.
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