CHAVES, EL ZAPATERO
ANDALUZ
Imagen de
archivo del expresidente andaluz, Manuel Chaves. – Europa Press
El
PSOE andaluz (PSOE-A) cada vez se parece más al de Madrid. Como sucede
históricamente con la federación capitalina, los cuchillos vuelan. En mitad de la
gresca, reaparece una figura que podría tener peso específico en las próximas
elecciones de Andalucía: Manuel Chaves. Tras la anulación de su sentencia por el caso de los ERE,
el expresidente andaluz avanzó su deseo de volver a pisar la arena política. Es
improbable que lo haga en las listas, pero las posibilidades de reconfigurarse
como el ‘nuevo Zapatero’ en la región cobra fuerza.
Chaves participó recientemente en la presentación del libro Reforma, Revolución, Represión, de Salvador Cruz Artacho, que pertenece a una trilogía de la Historia del PSOE de Jaén. Fue en esa intervención en la que aprovechó para lanzar una puyita al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, al afirmar que "no me sentiría muy satisfecho si estuviera gobernando la Junta de Andalucía".
Aunque
los datos del último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra),
todavía le son propicios a Moreno Bonilla, en una sola semana diferentes
entidades independientes como EAPN-A, Oxfam Intermón y Cáritas han revelado que
en el último año ha aumentado el número de personas pobres en la región
(3,2 millones de personas), se dispara la pobreza laboral y crece el número de personas sin hogar.
Ello,
unido a que cada día en Andalucía mueren 33 personas esperando
atención por dependencia o que las listas de espera en la
Sanidad Pública son tan alarmantes que las mareas por la sanidad las han sido llevado a la
Fiscalía, hacen que el milagro del cambio en el que se había
instalado Moreno Bonilla se tambalee, aunque lo oculte con vetos y manipulación en Canal Sur.
A
pesar de ello y con la cautela por delante de que el Centra no deja de ser el
CIS andaluz, lo cierto es que los sondeos siguen otorgando mayoría absoluta a
Moreno Bonilla. El líder del PSOE-A, Juan Espadas, se aferra a la idea
de cierta mejoría de los socialistas, pero es absolutamente insuficiente y, lo
que más debiera preocuparle, pone en cuestión su liderazgo. El
fuego amigo, más allá de la pataleta pueril de Susana Díaz
aprovechando el caso Ábalos, ya ha comenzado a producirse, precisamente
de boca de uno de los traicionados por la ahora senadora socialista, Mario
Jiménez:
Por
más que Espadas pida tiempo para su proyecto –que
pocos ven, salvo él-, el PSOE-A demanda un nuevo liderazgo. A finales de
noviembre, precisamente en Sevilla, el PSOE celebrará su 41º Congreso Federal
Ordinario donde Pedro Sánchez revalidará el cargo con total seguridad. Unos
meses después llegará el vía crucis para Espadas con el congreso
regional. ¿Estará preparado para entonces el recambio?
Tras
salir airoso con la anulación de su condena, Chaves podría haberse aventurado a
ello, pero sus declaraciones en el acto de Jaén, recogidas por El Correo de Andalucía, dejan entrever
otra alternativa: "Ya han pasado 40 años, los tiempos han cambiado, la
realidad ha cambiado, hay una nueva generación en el partido que
posiblemente tiene sus ideas de cómo hay que hacer la política y las cosas que
hay que hacer, y eso merece mucho respeto".
Espadas
no representa esa nueva generación, básicamente, porque es una extensión de lo
que el PSOE ha venido haciendo históricamente en Andalucía. En ese sentido, es
gratificante ver cómo Chaves se autodenomina "político de la vieja
guardia" y eso, quizás, es una pista de lo que será su futuro
inmediato. Del mismo modo que José Luis Rodríguez Zapatero fue determinante en
la remontada de Pedro Sánchez en las últimas generales, Chaves puede serlo para
el PSOE-A en las próximas andaluzas. De hecho, Zapatero lo intentó en las
últimas andaluzas, pero ni el candidato ayudaba ni cae igual en Andalucía que,
en lugar de un paisano, venga un leonés a leer la cartilla en asuntos de la
región.
Chaves
es otra cosa. Disfrutando de la libertad que otorga no estar encorsetado en
unas listas y haciendo gala de una fidelidad al partido -como hace el mismo
Zapatero-, el expresidente andaluz puede aportar al candidato o candidata
socialista un respaldo que saque los colores a Moreno Bonilla. La
experiencia, desparpajo y el cariño que todavía le profesa buena parte de
Andalucía juegan a favor de Chaves, pudiendo movilizar a un electorado andaluz
decepcionado con el caso de los ERE. La anulación de la condena por parte del
Tribunal Constitucional sonroja al PP andaluz, pues evidencia que su labor de
oposición fue inexistente al no denunciar una ley de presupuestos que se aprobó
envenenada. Con todo, Moreno Bonilla, su entorno y su proyección astral en
Madrid en forma de Elías Bendodo continúan llamando ladrones a los
socialistas sin percatarse de que, incluso así, la gestión era mejor,
porque con menos recursos la Sanidad o la Educación funcionaban mucho mejor.
Zapatero
disfruta ahora con la política, saltando al ruedo, dando capotazos y
volviendo a la barrera, y Chaves tiene ganas de volver a hacerlo como nunca
antes. Lo puede hacer, y de lo lindo gracias a las oportunidades que los
desméritos de Moreno Bonilla le brinda, pero para ello la condición sine qua
non es que Espadas se conforme con su puesto en el cementerio de elefantes
en que han convertido al Senado, dejando vía libre a otra forma de hacer
política.
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