INSULTOS A FALTA DE ARGUMENTOS
Opinión de Esther Palomera
Cuando Ayuso y sus mariachis hablan de
mafia lo hacen con conocimiento de causa. O porque les han contado cuáles son
los métodos utilizados o porque saben que los procedimientos que siguen sus acólitos
son exactamente los de los capos, uno de ellos es usar la violencia –aunque sea
verbal–, la amenaza y la intimidación para tratar de infundir respeto y para
callar bocas.
Mencionar hoy el nombre de Alberto González Amador –porque todo tiene que ver con este particular/comisionista, con su pelotazo con la venta de mascarillas durante la pandemia, con sus facturas falsas y con sus dos delitos fiscales reconocidos su defensa– es arriesgarse a que el primer indigente intelectual y moral que vomita bilis por las redes sociales -alguno en nómina de Sol o de sus terminales mediáticas- le tache a uno de vendido, pelota, chupapollas, ramera o hijo de puta. Así son los porristas de Ayuso. Siempre tan exquisitos. Siempre tan educados. Y siempre con un argumento muy elaborado con el que rebatir cualquier opinión e incluso hechos incontestables.
Cuando Ayuso y sus mariachis hablan de
mafia lo hacen con conocimiento de causa. O porque les han contado cuáles son
los métodos utilizados o porque saben que los procedimientos que siguen sus
acólitos son exactamente los de los capos, uno de ellos es usar la violencia
-aunque sea verbal-, la amenaza y la intimidación para tratar de infundir respeto y para
callar bocas. Lo de repartir pasta entre sus voceros da para un capítulo de
recordatorio sobre algunas certezas judiciales porque ese afán por situar en
nómina de Sánchez a quien le lleva la contraria y a toda su parentela es
precisamente lo que demostraron los tribunales que hacía el PP con algunos de
sus amanuenses, como dejaron constancia los papeles de Bárcenas: tres sobres a nombre de un periodista recompensado más tarde con un cargo
público anotados en la contabilidad B mientras ejercía de
cronista parlamentario en un diario de tirada nacional y dinero negro que salió
de la calle Génova para financiar la ampliación de capital de un periódico
digital en la órbita de la derecha.
Han visto tantas películas y han emulado tanto a sus
protagonistas que es doblar cualquier esquina y ven encapuchados por todas partes. Tienen
tanta carencia de razones o pruebas sólidas para sustentar sus afirmaciones o
negaciones que lo fácil es recurrir a la agresión verbal, la descalificación o
la ofensa. Y cuando a uno se le agotan los argumentos y procede a encadenar
insultos, como hacen Ayuso y sus secuaces, lo que subyace no es otra cosa más
que una desesperada actuación con la que desviar la atención de un asunto
indefendible. En este caso, que lo nuclear de todo el asunto que ha puesto en
jaque a la Fiscalía General del Estado es que desde la Puerta del Sol se
manipuló un documento para difundir una falsa noticia sobre el acuerdo de
conformidad que el comisionista González Amador planteó a la Fiscalía para
evitar entrar en prisión por los delitos fiscales que su defensa reconoció ante
la Fiscalía.
P.D. Las mentiras nunca generan verdad por mucha apariencia que
se pretenda dar a través de noticias, sin contrastar, publicadas por la prensa
amiga o repetidas mil veces por los mismos de siempre.
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