ENVIEMOS A LOS MIGRANTES AL ESPACIO
Opinión de Isaac Rosa
Meloni no hace más que llevar un paso
más allá lo que ya venía haciendo la Unión Europea: hace años que pagamos
millonadas a Turquía y a países africanos, firmamos acuerdos comerciales o les
damos apoyo geopolítico, a cambio de que nos hagan el trabajo sucio con las
personas migrantes
Tampoco es que sea una sorpresa lo de externalizar en otros países. En Europa somos muy de externalizar todo lo que aquí molesta, ensucia o sale caro: externalizamos lo mismo la industria que los call centers, la agricultura barata o las camisetas de marca. Además enviamos lejos toda la basura que no sabemos en qué contenedor echar: residuos industriales, electrónica obsoleta, electrodomésticos viejos, ropa usada y residuos tóxicos de todo tipo que largamos a otros continentes, confiados en que allí los reciclarán con cuidado, sin importarnos mucho si acaban quemados o enterrados, o simplemente amontonados. Durante el tsunami de 2004, el mar arrastró y esparció toneladas de residuos radiactivos, sustancias químicas y desechos hospitalarios que barcos europeos habían ido soltando en las costas de Somalia aprovechando el vacío de poder en el país. Así somos los europeos, la basura bajo la alfombra, pero la alfombra de otros.
Lo mismo hacemos con las personas migrantes, que no dejan de ser
otro tipo de residuo sin contenedor, las “vidas desperdiciadas” de las que hablaba Bauman
hace años, el sobrante del sistema que es tratado como tal: como sobrante,
residuo, basura. En política migratoria ya tenemos experiencia en subcontratar
fuera de nuestras fronteras. Meloni no hace más que llevar un paso más allá lo
que ya venía haciendo la Unión Europea: hace años que pagamos millonadas a
países del norte de África, firmamos acuerdos comerciales o les damos apoyo
geopolítico, a cambio de que nos hagan el trabajo sucio, retengan a los
migrantes, los devuelvan a sus países, los encierren o los dejen abandonados en
el desierto, sin el incordio de los derechos humanos y el Estado de Derecho que
operan en suelo europeo.
O el infame acuerdo con Turquía: los europeos les hemos pagado
11.500 millones en ocho años para que ellos se ocupen de las personas que
llegaban de países en guerra como Siria o Afganistán, y ahora nos enteramos, oh
sorpresa, que Turquía los encierra y trata peor que a
animales, en centros de internamiento. Ya digo, Meloni es solo la alumna más
adelantada de la clase.
Ya puestos a buscar “soluciones innovadoras”, ahí va la mía: que
envíen a los migrantes al espacio. Un centro de detención en órbita. O en la
Luna. Eso te lo monta Elon Musk en dos días. Y seguro que sale más barato que
el método Meloni, que se ha estrenado llevando a 16 migrantes en un buque
militar con 70 tripulantes. Como operación de propaganda, pues eso es en el
fondo, sale un poco cara.
La migración necesita una respuesta europea, qué duda cabe. Pero
seguimos sin abordar el fondo y poniendo vallas más altas, leyes más duras y
subcontratas que se ocupen lejos de aquí. Cuando veamos que el método Meloni
tampoco es la solución, pediremos otra “solución innovadora”. No bromeo con lo
del espacio.
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