FELIPE GONZÁLEZ, LA CIA Y EL NUEVO GOBIERNO EN ESPAÑA
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ
En su libro “La CIA
en España”(Editorial Debate), el periodista de investigación Alfredo Grimaldos
asegura que la llegada al poder del socialista Felipe González como presidente
del Gobierno español en 1982, fue en realidad la alternativa “diseñada y
controlada por la CIA para mantener la tutela sobre España”, estrategia
diseñada en el Congreso de Suresnes tras el que asistimos al acta de defunción
del camarada Isidoro y al nacimiento de un Felipe Gónzalez convertido ya en
Secretario General de un PSOE tutelado por la CIA .
Felipe González, la
CIA y el nuevo Gobierno en España
La deriva
totalitaria del estado Español arranca con la implementación de la doctrina de
la alternancia en el Poder del bipartidismo PP-PSOE como defensa y garante del
citado establishment dominante, fruto del acuerdo tácito entre los partidos
políticos tras el simulacro de golpe de mano de Tejero (23-F del 1981) y
alcanzó su mayoría de edad con la llegada al poder del PSOE y el nombramiento
como Presidente del Gobierno de Felipe González ( 1.982), con quien asistimos
al finiquito de la idílica Transición y al inicio de la deriva totalitaria del
sistema mediante la implementación del llamado “terrorismo de Estado” o “guerra
sucia” contra ETA y su entorno, del que serían paradigma los Grupos Armados de
Liberación (GAL).
Ya en 1989, el
Comité de Encuesta sobre las violaciones de los Derechos Humanos en Europa
(CEDRI), elaboró un duro manifiesto en el que denunciaba la deriva totalitaria
y el “terrorismo de Estado” implementado por el Gobierno de Felipe González con
las siguientes palabras: “el GAL con su cadena de crímenes, su impunidad y sus
evidentes raíces en las más altas instancias del Estado, descubren los
cimientos enfermos de la democracia española y la verdadera credibilidad de sus
instituciones y gobernantes”.
La trama del GAL se
destapó gracias a las pesquisas de periodistas del Deia, Diario16 y del Mundo.
Así, este periódico, fundado por Pedro J. Ramírez, publicó una noticia en la
que afirmaba que el comisario Amedo ( implicado en dicha trama y posteriormente
condenado junto con el entonces Ministro del Interior , José Barrionuevo,
Rafael Vera, Miguel Planchuelo, Michel Domínguez, Julián San Cristóbal y el
dirigente socialista vasco García Damborenea), habría entregado varios
documentos relacionados con los atentados contra dos bares del País
Vasco-Francés (Iparralde), atribuidos al GAL y que implicarían directamente a
responsables políticos y policiales. Posteriormente, en el juicio contra
Planchuelo, Amedo afirmó que “los GAL fueron decisión de Felipe Gónzalez”,
aunque nunca se pudo probar que el misterioso “Señor X” que desde la sombra
movió los hilos del GAL y que al descubrirse la trama los abandonó a su suerte
(aunque tan sólo habrían cumplido el 5% del total de su condena), fuera el
entonces Presidente del Gobierno Felipe González.
Un hito fundamental
en la espiral involucionista del régimen del 78 sería la implantación por el
Gobierno socialista de Felipe González de la Ley Antiterrorista de 1.985,
definida por José Manuel Bandrés en su artículo “La Ley antiterrorista: un
estado de excepción encubierto”, publicado en el diario “El País”, como “la
aplicación de facto del estado de excepción encubierto”. Dicha Ley
Anti-terrorista (todavía vigente a pesar de la ausencia de actividad por parte
de ETA), sería un anacronismo propio de la dictadura franquista, un limbo jurídico
que habría convertido los sótanos de cuartelillos y comisarías en escenarios
distópicos de naturaleza real (no ficitica) y en Guantánamos virtuales
refractarios al control de jueces, fiscales y abogados y que facilitarían la
labor de los Cuerpos de Seguridad del Estado para obtener evidencias delictivas
mediante prácticas inadecuadas (léase tortura), prácticas confirmadas por las
declaraciones de Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil con Felipe
González.
La deriva regresiva
tendría su continuación con la Ley Orgánica 7/2000 del Gobierno Aznar que
incluyó como novedad la aparición del llamado “delito de exaltación del
terrorismo” y prosiguió su escalada con la firma por Aznar y Zapatero del
llamado “Pacto por la Justicia y las Libertades” de 2003 que instauraba de
facto “la cadena perpetua estratosférica” al elevar la pena máxima de cárcel
hasta cuarenta años, superando la “crueldad del régimen de Franco “ que
contemplaba los 30 años de cárcel como pena máxima) y en el paroxismo de la
involución, hemos asistido a la reciente modificación del Código Penal para
constriñir hasta su nimiedad los derechos de expresión (Ley Mordaza) y a la
ultimísima firma entre Rajoy y Sánchez del llamado “pacto antiyihadista” que
bajo la falacia de combatir el terrorismo yihadista “convierte en delitos
terroristas infracciones menores o conductas lícitas y supone un ataque a la
línea de flotación del sistema constitucional” en palabras de Manuel Cancio
Meliá, con lo que el PSOE se convierte en garante de la estabilidad del
establishment dominante en el Estado español.
Reforma vs. Ruptura
El puzzle inconexo
del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las
Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos
antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad
biológica”.Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema
que permanece estable aunque registre un cambio, principio que trasladado a la
esfera política se traduciría en la Reforma del Régimen del 78 sin alterar sus
principios esenciales (Monárquico, jacobino y neoliberal), tesis que
defenderían los partidos del establishment dominante del Estado español (PP,
PSOE y la nueva estrella del firmamento reformista, Ciudadanos.
En la orilla
antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se
produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y
el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que
modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (Nuevo
Régimen), tesis defendida tan sólo por Podemos y los grupos independentistas
periféricos (EH Bildu y CUP) y que es asociada por el aparato mediático del
sistema dominante (mass media) con el advenimiento del caos. Por caos (Khaos o
“vacío que ocupa un hueco en la nada”) entendemos algo impredecible y que se
escapa a la miope visión que únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante
hechos que se escapan de los parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz
de secuenciar únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma
del caos.
El biólogo Lyan
Watson en su obra “Lifetide” publicada en 1979 afirma que “ si un número
suficientemente grande de personas (Masa Crítica) adquieren un nuevo
conocimiento o forma de ver las cosas, esto se propagará por toda la
humanidad”, para lo que es necesario que un determinado número de personas
(Masa Crítica), alcance una conciencia más elevada , momento en que el
individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio de
mentalidad , tesis conocida como “Teoría del Centésimo Mono”. Sin embargo, el
actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales
utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes
materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en
un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente
las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante
las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán
Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica que “la
función básica de los medios es desarrollar pseudo-necesidades de bienes y
servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al
carro del consumo y la pasividad política”.
Así, la estrategia
electoral del PP se basó en el mantra de la recuperación económica edulcorada
con sibilinas promesas de aumento del techo de gasto autonómico, subidas
salariales a funcionarios y jubilados así como reducciones fiscales al estar la
sociedad española integrada por individuos unidimensionales que no dudarán en
primar el “panem et circenses” frente al vértigo que suscita la utopía de un
Nuevo Régimen propugnada por Podemos (“El cielo no se toma por consenso sino
por asalto”). En consecuencia, el Cielo deberá esperar pues tras las próximas
elecciones de Junio, la formación de Pablo Iglesias (considerado por EEUU como
de “filiación chavista”) se verá relegado a la oposición tras la previsible
formación de un Gobierno Reformista PP-Ciudadanos que contará con la abstención
del PSOE para escenificar la metamorfosis del Régimen del 78 y mediante una
reforma edulcorada de la actual Constitución vigente, implementar un Estado
monárquico, jacobino y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo
(“Cambiar todo para que nada cambie”).
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