LA ESPAÑA DE GERARD PIQUÉ
ANÍBAL MALVAR
De
todos los asuntos que han convulsionado a España en este 2016, el que más
refleja a España es el de Gerard Piqué. Más que los sucesivos resultados
electorales. Los informativos le dedican tanto tiempo al corte de mangas de
Piqué que al corte de cuello de Pedro Sánchez, al corte de peluca de Donald
Trump, o al Corte Inglés y sus rebajas de otoño-invierno. Para quien conserve
un poco de cerebro y haya ignorado la noticia tanto como se merece, se la voy a
explicar en toda su medular trascendencia.
ACTO
I: Partido de fútbol Albania-España.
ACTO
II: Al defensa catalán Gerard Piqué le da calor y se corta las mangas de la
camiseta nacional (arriba España, furia y tal).
ACTO
III: Una minoría de cientos de miles (o más) de españoles de toda la vida,
asombran con su inteligencia e infectan twitter con la certeza de que el
defensa catalán Gerard Piqué se ha quitado las mangas no por la calor, sino por
arrancarse de la piel la gloriosa bandera española que en el puño iba
estampada.
ACTO
IV: Una mayoría de directores de periódicos de toda la vida infectan sus
portadas vespertinas con la noticia de que el defensa catalán Gerard Piqué se
ha quitado las mangas no por la calor, sino por arrancarse de la piel la
gloriosa bandera española que en el puño iba estampada.
ACTO
V: Piqué comunica en rueda de prensa que está hasta los cojones de tontería
(pero en fino) y que en 2018 dejará la selección española, harto de que los
seguidores de la paradójica roja le silben y abucheen jugando en campo propio,
en tierra propia.
ACTO
VI: La Federación Española de Fútbol se apresura a difundir a través de las
redes sociales las mangas cercenadas por Piqué, no adornadas por la gloriosa
bandera española, con lo que se demuestra que el catalán solo se arrancó un
trapo blanco, sin gloriosa enseña alguna en su lacónico estampado, lo que no
constituye traición a la patria ni consecuente pena de garrote vil, por suerte
para Shakira.
ACTO
VII: Algún periódico aislado se disculpa –no en titulares– de haber propalado
durante horas en su web el infundio de que el catalán Gerard Piqué se arrancó
dos gloriosas banderas españolas, una por manga, para contribuir con su buen
juego a la victoria de España y a la vez humillar y despreciar a España.
La
obra es muy entretenida, pero no entiendo el final. Y mira que soy muy de
Beckett.
A
veces, por ejemplo en los campos de fútbol o en twitter, le pareciera a uno que
hay más españoles que quieren echar a los catalanes que catalanes que se
quieren ir de España. Pero ya se sabe que al fútbol y a twitter solo acuden
minorías.
El
caso de Piqué no es nuevo. Nuestra fabulosa selección del mundial y las dos
euros también vio como muchos periódicos, radios y televisiones criticaban a
Puyol y a Xavi Hernández por remangarse las medias para ocultar la rojigualda.
Al final Xavi, con gran vergüenza (ajena, por supuesto), salió a explicar que
se remangaba las medias porque era paticorto, y así lucía más esbelto. Después
de grandes trabajos de nuestros periodistas de investigación, se demostró con
pruebas fotográficas que también, en todos los partidos, ambos se remangaban
las medias del Barça.
Hemos
reducido tan al absurdo el debate sobre los territorios y las culturas de
España que el debate se ha acabado. Ya no hay nada racional que discutir. Somos
fondo norte y fondo sur. Hooligans descerebrados. Somos, orgullosamente,
España.
Desde
el 1 de octubre de 2014, Público incorpora un nuevo sistema de gestión y
moderación de comentarios: Disqus. Puedes leer todos los detalles aquí.
Al
utilizar los Servicios de Comentarios (A.L. 5.2), el Usuario se compromete a no
enviar mensajes que difamen o insulten, o que contengan información falsa, que
sea inapropiada, abusiva, dañina, pornográfica, amenazadora, dañando la imagen
de terceras personas o que por alguna causa infrinjan alguna ley
No hay comentarios:
Publicar un comentario