ACORDE: OTRA PUBLICACIÓN INSULAR TRUNCADA POR LA CRISIS
ROBERTO
CABRERA
Estábamos tan persuadidos de llevar a cabo un gran trabajo con
la edición de la revista Acorde, de
los músicos de la isla de La Palma, que aún no hemos salido de nuestro asombro
al observar cómo se ha recortado este modesto presupuesto que coronaba este impulso
cultural a más de novecientas familias en la isla del corazón. Y ello a pesar
de haber manejado el timón de la cultura en dicho territorio gentes de una
ideología tan proclive a facilitar este tipo de acciones.
La publicación lejos de reeditarse ha caido en un incomprensible
olvido y no es otra la razón por la que deseamos mostrar nuestro apoyo para que
esta obra artístico-musical tan necesaria, sea rehabilitada prontamente.
Reproducimos así un fragmento de nuestra última editorial que se
continuaba con un interesante artículo que queremos ofrecer, dado que nos
resulta del todo imprescindible, y más si se desea profundizar en el terreno de
la música popular canaria, sus orígenes, funciones y difusión. Son ya un tanto
lejanos los tiempos en que se publicara un trabajo etnomusicológico de mi
creación bajo el rótulo de El Jazz en Canarias. Tuvo una muy buena acogida, es
cierto, pero no es menos verdad que quedaba abierto a nuevos datos y que la
crisis que padecemos produjo entre otros daños, que el doctorando
estadounidense y gran amigo de los músicos isleños Mark Lomano tuviese que
abandonar su tesis sobre el llamado por él: Jazz canario, cuando había recabado
aquí y allá, materiales de una enorme valía. Aquí van estos textos con el
objetivo de restañar el daño perpetrado por quienes desde la política no
cuidaron que no se produjese este gravísimo atentado por un puñado de euros.
ACORDE
Siempre que el lector accede al
Editorial de un medio escrito, espera encontrar en él, algún detalle
esclarecedor de la línea y rumbo de la publicación. También la justificación
del sumario que se avecina en sucesivas páginas, y quizá un acompañamiento
proyectivo de lo que se ha de desvelar en su trayecto. En nuestro Cuaderno de
Acorde encontraremos por ello, un ejemplo claro de la función de las bandas de
música en la conformación de la identidad de los pueblos. También en nuestra
sección Los Artistas y La Isla, la posibilidad de analizar la poética de una
mujer singular en la ilustración palmera: Leocricia Pestana y Fierro y su
Quinta Verde en un texto del inolvidable Félix Duarte. Poesía y Música se
abrazan como los Dragos Gemelos en nuestro apartado Mitos sin Música. El mágico
árbol que centra el Jardín de las Delicias de El Bosco, abrirá al lector al
mítico paisaje de Taburiente, en la pluma de Joaquín Rivero, para que más
adelante los sonidos de la trompa nos lleven a una mística animista que
desemboca en la urbe evanescente de las Músicas Lustrales.
El Encuentro Anual de Bandas, Sta.
Cecilia, preceptivo para contrastar los mejores repertorios, junto a otros
Encuentros Musicales que salpican la geografía insular. El descubrimiento de un
isleño pionero clarinetista de dixieland: Alcides
Nuñez “Yellow Nunez”, por Alberto Molina, junto al índice de eventos
musicales de ayer y hoy que hacen de este número una muestra palpable del
vuelco experimentado por Acorde,
iluminando con la música el futuro.
YELLOW NUNEZ Y EL DIXIELAND
¿Sabías que el Dixieland Jazz tiene sus raíces en las islas
Canarias? ¿No? ¡No me extraña, ni siquiera lo saben los Isleños o los canarios!
¡Qué afirmación tan atrevida! Pero cuando el río suena, agua lleva. Y este
“agua” la encontré en un mar de informaciones:
¡Alcide “Yellow” Nuñez, mejor
clarinetista del mundo, pionero del Jazz, miembro fundador de la Original
Dixieland Jass Band (está documentado que ellos fueron los que acuñaron el
término “Jazz” en 1918), escribió el Livery Stable Blues, que apareció en la
primera grabación de un disco de Jazz en 1917, un éxito del que se vendieron un
millón de copias! ¡Imagínate, en 1917 un sueño para cualquier artista! Y este
Alcide “Yellow” Nuñez es un isleño de verdad con sangre canaria.
Este descubrimiento me obliga a
interrumpir mi búsqueda por las coincidencias entre los años veinte y la
actualidad para echar un ojo a este personaje. Pero empecemos desde el
principio:
Como el país había pertenecido primero a
España, luego a Francia y después a los Estados Unidos, Luisiana era a finales
del siglo XIX una mezcolanza de gentes e idiomas. Los esclavos, negros y
blancos, se comunicaban en los campos por un esquema de canto y ritmo, parecido
al silbo gomero, que estaba apunto de desaparecer. El Jazz original surgió de
los gritos y canciones de los trabajadores africanos (por cierto, África está a
solo 100 kilómetros de Canarias) con sus canciones de cuna, los espirituales y
el blues, sin olvidar la música europea, sobre todo la española con sus himnos,
marchas y música popular y de danza, como por ejemplo el flamenco.
En estos tiempos los territorios al sur de la línea
Mason-Dixon se denominaban “Dixieland”. A partir del siglo veinte este término
simbolizaba el Jazz tradicional como lo tocaban y lo siguen tocando los
blancos. “Dixie” viene – ¡es seguro!– de la época francesa para denominar los
billetes de diez dólares que llevaban impresa la palabra “dix”, o sea diez en
francés y se usaba popularmente en Nueva Orleáns.
Ya sabemos de donde viene “Dixieland”.
¿Pero la palabra “Jass”? Simplemente era una palabrota que se usaba en los
barrios bajos, el término en sus orígenes tenía una connotación sexual parecida
a la palabra “cachondo” o “joder”, sin ninguna relación con un estilo de
música. La expresión “to jazz it up” quiere decir “poner cachondo” o “excitar”
y antiguamente se usaba también para “acelerar” o “agitar”.
Los
Louisiana Five son de interés hoy en día mayormente por la presencia de su
clarinetista Alcide “Yellow” Nunez. Nunez nació en Nueva Orleáns. Inicialmente
tocó la guitarra, pasando al clarinete en 1902, y en 1916 era miembro bajo
contrato de la Stein’s Dixie Jass Band, una entre las primeras bandas blancas
de dixieland que se aventuraron al norte, a Chicago. La banda más tarde
cambiaría a Original Dixieland Jazz Band, bajo el liderazgo del cornetista Nick
LaRocca. De acuerdo al escritor H.O. Brunn, fue la inestabilidad de Nunez
debido a su alcoholismo, la causante que LaRocca lo despidiera el 31 de octubre
de 1916, unas escasas semanas antes que la ODJB marcara un hito en la ciudad de
Nueva York.
Nunez
regresó a Nueva Orleáns, remplazado por Larry Shields, quien haría algo que
Nunez nunca estuvo dispuesto a hacer, o posiblemente no quisiera hacerlo, que
era hallar un lugar para el clarinete en el ensamble dixieland conducido por la
corneta. Nunez formó otra banda y regresó al Vernon café de Chicago pero con
poco éxito
Cerca de un
año después del éxito inicial de la Original Dixieland Jazz Band, Nunez de unió
al baterista y empresario de Nueva Orleáns Anton Lada para formar los Louisiana
Five. Unidos al grupo estaban el trombonista de Brooklyn Charlie Panelli, quien
sería figura destacada en la escena dixieland de Nueva York durante comienzos
de los veintes, donde actuaría por extensos periodos con la Original Memphis
Five y la Original Indiana Five; el pianista Joe Cawley, y el banjoista Karl
Berger. Empezando en diciembre de 1918, durante un año, grabaron más de 50
caras de varias composiciones originales para Emerson, Columbia, Edison, Okeh y
aún una prueba, que no fue emitida, para Victor. Nunez estaba “modestamente
etiquetado” como El Mayor Clarinetista de Jazz del Mundo, en la diferentes
reuniones Gotham en las que tocaron.
Algunas de las grabaciones para Columbia de los
Louisiana Five disfrutaron de modesto éxito, pero nunca rivalizaron con las
ventas de la ODJB para Victor. Escasamente después de la caída de los Louisana
Five, a comienzos de los veintes, Nunez realizó grabaciones asociado con Harry
Yerkes, un pionero de grabaciones de Nueva York quien tocaba una variedad de
instrumentos de percusión. En algunas de las grabaciones actuaba también el
trombonista de Nueva Orleáns Tom Brown. Esa asociación parece Haber cesado ese
mismo año. Anton Lada se fue a dirigir orquestas bailables y grabó para
Emerson. Sus últimas grabaciones aparecen hechas en Los Ángeles en 1925 para el
sello Sunset
A mediados
de los veintes Nunez tocó a lo largo de Texas y Oklahoma con su propio
cuarteto. Se podría especular que la falta de éxito de Nunez provenía de su
poco deseo de cambiar su estilo dejando la conducción a la corneta. Pero Nunez
insospechadamente puede haber tenido alguna reivindicación cuando fue
escuchado, de acuerdo a charles Edward Smith, por el adolescente Pee Wee
Russell en el Elks Club en Muskogee, Oklahoma. Se puede argumentar que el
estilo de Russell, poco ortodoxo para el clarinete, podría haber derivado
originalmente del testarudo veterano de Nueva Orleáns, con su clarinete en Do
sistema Albert, que se rehusaba a dejar la conducción.
Aunque las
aseveraciones de Smith están basadas en entrevistas personales con Russell,
Robert Hilbert parece haber descartado mucho de esto en su biografía de Russell
escrita en 1993. Nunez regresó a Nueva Orleáns en 1927, donde continuó
trabajando con grupos locales y fue miembro de la banda policial. Nunez murió
el 2 de setiembre de 1934, un hombre olvidado en los comienzos de la era del
swing.
Algunas de
las grabaciones de los Louisiana Five han sido re-emitidas como parte de una
colección surtida, en la serie de 3 CDs., como Timeles Historical’s
excellent From Ragtime to Jazz.
©Carlos Alberto Molina
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