CENIZAS...
DUNIA SÁNCHEZ
Se espera mal
tiempo. Eso dicen…lluvias que arremeten con los transeúntes de la mañana
apagada. Pero no sé…una bola de fuego calma sus andaduras en el viento voraz
asumiendo un cielo claro, limpio. Estoy aquí, frente está caja donde los restos
de él me llevan a una memoria desnuda, sin pausa consumiendo mis horas de
verticalidad. Mi techo y estas paredes azuladas me arropan. Sola, sola en el
último instante de mi despedida. Sentada, escudriñando estas cenizas del
recuerdo ¿Cómo puede ser? Somos pequeñas motas en este universo que no acaba.
Aquí, sentada frente a ti. Tus
cenizas reposan en una mesa donde la lumbre de la jornada da cierto ánimo a
observarte. Voy a abrir la ventana,
necesito que la luz del día de hoy me de fuerzas para el olvido, para
olvidarte. Un aire fresco penetra en mis ojos que miran al horizonte lejano.
Barcos en el rumbo de sus destinos salpican al océano impaciente, revoltoso.
Vuelvo a ti, no sé qué hacer contigo. Si
te quedas aquí seré constante descenso a tu ser, a tu ser que jamás volveré a
ver. Dime, qué hacer de ti….me siento confusa, contrariada. Me desagrada verte
en esa caja rectangular apresado, encerrado de la efervescencia de la vida, del
correr a través de esta tierra que pisamos. Esparcir tus cenizas aquí y allá,
allá y aquí. En el monte, en el mar, en la ciudad. Cercado movimiento que tú
solías emotivamente pisar. Eso haré, después, un nuevo designio caerá sobre mí.
Perdóname, ya te has ido. Tengo que vivir, ser singladuras sin que mis ojos en
su monotonía giren en torno a esta mesa, en esa caja donde tus sentidos apaguen
mí mañana. Cenizas. Solo cenizas
embriagando mi sed de ti. No. No puede ser, te tienes que ir para yo avanzar,
ser entereza de las jornadas que me quedan. El tiempo está cambiando,
nubarrones se aproximan, nubarrones que te extenderán en la perpetua ausencia,
lejos.
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