Felipe siempre gira
a la derecha
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Es asumido de forma mayoritaria que Felipe
González ha sufrido un marcado giro ideológico desde sus posiciones socialistas
previas a Suresnes hasta una aceptación de los postulados
económicos de la derecha más liberal. Lo que cuentan los hechos es que siempre
se ha situado en las posiciones más conservadoras que habitaban dentro del PSOE
y que lo que ha ido girando a la derecha gracias a su compromiso ha sido el
propio partido. Decía el propio Felipe González en una conversación con Juan
Luis Cebrián sobre las privatizaciones de empresas públicas en el
periodo 1982-1996 que “la única etapa consistente de liberalización económica
en la historia de España coincide con los gobiernos socialistas”.
No admite discusión la sentencia del
expresidente del Gobierno. Siempre que el PSOE se ha encontrado en un
encrucijada política que afectaba al devenir del partido, Felipe González ha
tomado parte por la facción más conservadora encabezando ese bando. Toda
dicotomía ideológica en la que Felipe González se ha visto inmerso ha supuesto
un giro del PSOE a la derecha encabezado por Isidoro. La última ha ocurrido en
septiembre de 2016, liderando el golpe de mano contra Pedro Sánchez por
intentar un gobierno progresista frente a Rajoy. Pero no fue la primera vez que
giraba a la derecha.
No es no, Marx
La elección en 1974 en Suresnes de Felipe
González como secretario general del PSOE supuso un aldabonazo para el partido
socialista. Un hombre que se alejaba completamente de los políticos que
existían en la actualidad, más cercanos a la figura de un tecnócrata o
burócrata. González era un hombre de discurso fácil con mucho carisma. Un
populista que tenía claro que su gran objetivo era la llegada al poder, algo
que logró con brillantez y sin cambiar de ideología, Felipe González no ha
cambiado ideológicamente. Era un moderado convencido y así actuó desde su
llegada en los años 70 al liderazgo del PSOE.
A Felipe González le costó mucho eliminar
el marxismo del cuerpo político y doctrinal del PSOE. Lo logró en septiembre de
1979, tras un intento frustrado en el congreso de mayo del mismo año y con una
dimisión mediante. Pero su rechazo al marxismo no era de ese año, siempre había
sido contrario a esa propuesta ideológica aunque no la hubiera expresado de
forma palmaria hasta los meses antes al XXVIII Congreso del 79. En una
entrevista en el diario Triunfo lo expresaba de manera clara
tras ser cuestionado por el entrevistador sobre el hecho de que no objetara
nada por la inclusión del marxismo en el XXVII Congreso con él ya como
secretario general:
“En 1974 se propuso
por primera vez, y yo me opuse. En el 76 se propuso por segunda vez, y yo no
estuve en ese debate, lamentablemente, porque me hubiera opuesto. Cuando hay
quien dice que yo quiero llevar el partido a la derecha, digo: bueno, pues como
quería Pablo Iglesias, que jamás aceptó que se incluyera el término marxista en
la definición del partido”.
Felipe González se tomó la eliminación del
marxismo como el verdadero campo de batalla para ganarse la moderación y así
acabar siendo visto por un partido equiparado a los partidos socialdemocratas
europeos y la aceptación interna de sus adversacios como el adversario
aceptable de la izquierda en la transición. Algo que logró con la entrada del
PSOE en la Internacional Socialista (IS). Juan Andrade recoge una paradoja
sobre la entrada del PSOE en la IS en su libro El PCE y el PSOE en la
transición. En el momento de la inclusión en la IS, el PSOE de Felipe
González era el que tenía unos posicionamientos más radicales en contraposición
con los partidos socialistas de Llopis o de Tierno Galván, que tenían
posicionamientos doctrinales más moderados. La razón del apoyo de la
Internacional Socialista al PSOE de Felipe se dio porque no se tuvieron en
cuenta los posicionamientos políticos porque se consideraban “retóricos,
tácticos y perecederos”, asumían que eran un relato impostado que no iba en
serio y consideraron sobre todo la capacidad de expansión en la sociedad
española de Felipe González, que contaba con el apoyo del SPD de Willy Brandt.
Antes de Suresnes ya se sabía en la Internacional Socialista que Felipe
González iba a moderar el partido hasta llevarlo a unos estándares asumibles
por la socialdemocracia más tradicional.
“No se puede tomar a Marx como un todo
absoluto, no se puede, compañeros. Hay que hacerlo críticamente, hay que ser
socialistas antes que marxistas”, decía Felipe González en una tribuna en El
País antes de la celebración del XXVIII Congreso que debatiría si el
marxismo continuaba en el corpus central del PSOE. No lo consiguió en ese
Congreso. Tras su dimisión en mayo de 1979 como secretario general del partido
al rechazarse su propuesta de eliminar el marxismo se convocó un nuevo congreso
extraordinario en septiembre del mismo año que se llamó “Forjando el
socialismo”, donde finalmente se acabó con el marxismo como concepto
definitorio del PSOE.
El cónclave socialista
en el cual Felipe González consiguió que se eliminara el marxismo y girar un
poco más a la derecha comenzó un 28 de septiembre de 1979. En 2016,
también un 28 de septiembre fue la fecha elegida por el expresidente del
Gobierno para la entrevista en la Cadena SER que diera el pistoletazo de salida
a la rebelión del PSOE contra Pedro Sánchez por intentar conformar un gobierno
alternativo a Mariano Rajoy.
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