“QUE LA VÍCTIMA NO LLEGUE
A SER VÍCTIMA”
MARTIN
GRANOVSKY
El
centro de la controversia es la provincia de Buenos Aires. El juez de Casación
Víctor Violini y el defensor de Casación Mario Coriolano aceptaron el desafío
de dar pistas para una discusión racional.
“Que
la víctima no llegue a ser víctima”
En
la Argentina, la expresión conservadora de moda es “puerta giratoria”. Suponen
quienes la usan que el problema criminal argentino consiste en que los reos
salen en libertad cuando no les corresponde. Que los condenados debieran
cumplir la condena completa, sin libertad condicional, aun en casos de buena
conducta y de cumplimiento de los dos tercios de la condena. Que los
reincidentes tienen que quedarse a la sombra de por vida. Asumen que trabando
la puerta para que no gire más, la Argentina se convertirá en el país más
apacible del mundo. Simplismos.
“Si
las cárceles están sobrepasadas en un 60 por ciento, especialmente en la
provincia de Buenos Aires, ¿adónde está la puerta giratoria?”, razonó ante la
consulta periodística el juez del Tribunal de Casación Penal bonaerense Víctor
Violini. Ex fiscal del caso Bru, un estudiante desparecido durante el gobierno
de Carlos Menem en 1993, Violini preside la Asociación de Magistrados y
Funcionarios de La Plata, la capital del enorme distrito de Buenos Aires.
Violini
recordó que la ley vigente en muchos artículos usa la palabra “podrá”. Ahí vale
el criterio del juez o del fiscal. En el Código Procesal Penal bonaerense el
“podrá” figura en los artículos 147, 148, 159, 160, 161, 162, 163 y 168. La
cuestión se discute hoy en toda América Latina.
“A
veces la decisión sale bien y a veces puede salir mal”, dijo Violini. Pero como
nunca fue cuestionado sobre ese punto explicó por qué en su caso las cosas
salieron bien. “Analizo los hechos y analizo bien los informes psicológicos,
que rara vez se equivocan cuando establecen que alguien es peligroso para sí
mismo o para terceros. Me fijo en el comportamiento en la cárcel. Si alguna vez
se le encontraron facas o no. Para evaluar si alguien podría ser peligroso al
recuperar la libertad tampoco es lo mismo el que hurtó que el que violó y
mató.”
Mario
Coriolano, defensor en el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos
Aires y asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, dijo que para
racionalizar el debate hay que considerar la existencia de cuatro patas
(víctima, delincuente, Estado y sociedad) y recomendó usar datos reales para
lograr el objetivo principal, que a su juicio es “reducir la violencia, que
incluye el delito”.
“La
demanda es poder salir a la calle y que no te maten ni te roben”, afirmó
Coriolano. “Que las multinacionales no se lleven los capitales a paraísos
fiscales. Que los funcionarios no se queden con dinero público. Por eso pensar
en prevención sería un giro de 180 grados.” “La protección verdadera de la
víctima es que no llegue a ser víctima”, dijo Violini.
¿Cuánto
incide la policía? ¿Cuánto influyen sus mafias, muchas veces respaldadas por
funcionarios políticos?
Cuando
el dirigente Alejandro Granados era secretario de Seguridad, a uno de los hijos
de Violini le robaron en plaza Moreno, centro de La Plata, y lo trompearon
hasta dejarlo inconsciente. Hizo la denuncia y luego le robaron una camioneta y
comenzaron a desaparecer neumáticos de autos de familiares. A otro hijo le
tiraron gas pimienta. “Averigüé que de 36 Toyota Hylux robadas, 34 habían sido
sustraídas en el área de la comisaría cuarta de La Plata. Zona liberada.”
Un
día coincidió con Granados en un acto.
--¿Todo
bien, doctor? --preguntó Granados.
--Sí,
todo bien --respondió Violini.
--¿La
familia?
Años
después de ese episodio digno de El Padrino, Violini asegura no haber cambiado
de idea sobre qué hacer. “Obviamente las autoridades políticas deben ser
irreprochables, pero después de esa condición no pueden designar a un comisario
del escalafón Intendencia que nunca bajó un gato ni un árbol. Tiene que tener
calle para que Don Vigi (el policía que debe subordinarse) no lo pase por
arriba. Y por supuesto debe ser honesto, no tener tachas en el resguardo de los
derechos humanos, no haber incurrido en gatillo fácil ni haber entrado en
negocios.”
“El
problema es sistémico y no se puede mandar a más policías para que se revuelque
en el mismo lavarropas descompuesto porque las aguas seguirán turbias”,
coincidió Coriolano. También insistió en la prevención. “El 97 por ciento de
las causas iniciadas en la Argentina no llega a sentencia”, informó. “Sobre
unas 800 mil causas no más de 20 mil tienen veredicto, lo cual representa entre
el 2,5 y el 3 por ciento.” ¿Hay que alarmarse? Coriolano dijo de manera
tranquilizadora que los países que invierten mucho en Justicia igual no pasan
del 4 o 5 por ciento de sentencias sobre el total de causas. Son Canadá,
Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia, todos con altos índices de desarrollo
humano y donde “a veces hay cárceles vacías que se convierten en hoteles”.
Uno
de los reclamos en danza en la Argentina es la asistencia a las víctimas. El
asesor de la ONU está de acuerdo con potenciarla. “De esas 800 mil, ¿a quiénes
ayudaremos? ¿Cómo vamos a ayudar a las víctimas si no tenemos voluntad
política, no contamos con un diagnóstico y no asignamos correctamente los
recursos humanos y materiales?”
“Uno
ve chicos de seis o siete años en pleno invierno limpiando vidrios”, dijo
Violini. “El Estado tiene que intervenir para evitar que esos chicos caigan en
una situación de violencia social y familiar, y no lo hace.” Y mientras tanto,
además, “en lugar de sacar a los chicos de la calle y darles de comer y
ponerles profesores o maestras el Estado llena la provincia de gendarmes,
federales o prefectos para, junto con los policías bonaerenses, terminen como
la Selección, con cinco delanteros que se pisan sin saber para dónde ir”. Cada
lugar es distinto. “En La Plata, por ejemplo, hay que controlar las entradas y
salidas, porque sabemos que los autores de los hechos más violentos en ocasión
de robo vienen del Conurbano. En Mar del Plata hay mayor violencia por el peso
de las bandas dedicadas a la droga y la prostitución.”
En
febrero de 2015 el Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU
aprobó un documento de Coriolano en el que recomendaba seguir el ejemplo de las
comunidades justas y seguras de Canadá o el plan municipal de Medellín basado
en la mejora urbana, el desarrollo de programas culturales y bibliotecas
públicas y acceso al deporte en barrios carenciados.
Su
principio es combatir la violencia social desde la preservación de los derechos
civiles y políticos y también de los económicos sociales y culturales. Al mismo
tiempo el texto aprobado por la ONU sugiere terminar con lo que llama
“sobrecriminalización” de los más jóvenes y los más pobres, un blanco selecto y
la mayoría de los 10 millones de presos que hay en el mundo.
“¿De
verdad alguien piensa que la solución es que simplemente haya más presos,
incluso sin condena?”, preguntó Violini. “Los funcionarios cada tanto acusan a
los jueces. Pero los jueces no redactan las leyes. Y si las leyes se hicieran
más rígidas, o si todos se pusieran de acuerdo en construir un Estado nazi, en
algún momento otra vez no alcanzarían las cárceles y los políticos se fijarían
cómo descomprimir la caldera.”
Y
después de solidarizarse con los jueces de San Martín y con la gobernadora
María Eugenia Vidal por las amenazas, concluyó: “No podemos seguir tirándonos
piedras unos a otros. Busquemos una salida prudente, sin violar los derechos de
ningún ciudadano y respetando el principio de asistencia a la víctima cuando no
logramos evitar que haya alcanzado esa condición”.
Coriolano
contó que en su experiencia los funcionarios canadienses “pueden estar más a la
izquierda o a la derecha pero los que desembarcan en Justicia, Salud y
Educación son gente capacitada y de trayectoria”.
“Con
todo respeto por los kiosqueros, estamos en problemas cuando alguien llega al
poder y pone a su kiosquero de confianza en Seguridad”, dijo Violini.
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