lunes, 3 de enero de 2022

PLAYA DE PUNTASOL

 

PLAYA DE PUNTASOL

Fragmento de

CAUTIVO

José Rivero Vivas

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José Rivero Vivas

CAUTIVO – Obra: NC.10 (a.19)  – Novela-

Ilustración de la cubierta:

Amazona”, 1931-1932.

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

(ISBN: 978-84-38138-25-6) – D. L.: 279-2020

Ediciones IDEA, Islas Canarias. (Año 2020)

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José Rivero Vivas

CAUTIVO

(Fragmento: Cap. 5; págs. 80-86)

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        Bien. Aquí mismo me detengo, que me parece esquivo Don Quijote cuando llamó a su Escudero y, al ver que dormía, dijo: “Duerme el criado, y está velando el señor, pensando cómo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes…”

Lo que no acepto es que pretenda que cuida el señor del bienestar de su servidor. Vamos, no me fastidien. El amo piensa en explotar al criado y beneficiarse, si es manso, de su entrega y solicitud. No vengan con pamplinas. Antes, igual que ahora. Y me sabe mal que Cervantes apunte en esa dirección, valiéndose de Don Quijote. Aunque es también posible que el hombre tratara de mostrar su agradecimiento a quienes le ayudaron a superar su adverso destino, contando además con que, en sus tiempos, no podría expresarse con la libertad deseada.

On this subject Mister Rosenthal put forward:

It is unlike from what happens nowadays.”

De pronto aparecen descompuestas las coordenadas por donde se ha de atravesar el mar de los entretenidos laureles, sumidos todos en su divagación acerca de los más preciados dones, pese a visualizar la estela romántica, frente a la deteriorada huella de la arbitrariedad rediviva. Sin embargo, no prodigó en su afirmación encarecimiento a los medios de comunicación, por cuanto informan con fidelidad, exhibiendo y pintiparando verticalmente, cuanto evento se produce en torno y en los confines más lejanos.

          De lo cual se infiere que, no es ciertamente el uso de cadenas lo que, en la actualidad, impide viajar con holgura y comodidad, sino que, el ritmo impuesto, no es el más apropiado para una mente anticipada, de espíritu alerta, que fácilmente naufraga en aguas de su propio ser; ello da origen al dolor del individuo consciente, que lo deja doblado, lo tiene transido y sin ganas de jugar a la fortuna, después de tantos meses sin paga ni sueldo ni subsidio ni ayuda. Es natural que, con tanta pamema, renuncie a participar en prueba o competición, alegando debilidad y nula preparación física.

Con las cosas cuesta arriba, dejo a un lado las reyertas de los aficionados del club local, en encolerizada pugna contra los seguidores del equipo visitante. Quiero, sin dilación, iniciar la marcha al noroeste de la Isla, con propósito de hallar aquel objetivo primero, barco anclado frente a la costa escarpada de la Punta de Teno, por donde trepaban los guirres en vuelo majestuoso, de sumo cuidado, enalteciendo la gloria del guanche que, en su altivez, se consideró invicto.

*

          Ignoro si mi lectura de El Quijote es correcta. Advierto que mezclo variados temas por falta de tacto y roma sensibilidad, como si las morosas contradicciones acopiaran cuatro ribetes amigados en regiones distantes. También es cierto que, las charlas de Maestro Gabriel con Mister Rosenthal, me tienen completamente trastornado. La libertad a que se refería el señor inglés, es asunto a tratar por los comentaristas, que han estudiado cada obra al dedillo y saben qué circunstancias envuelven a su autor; ello no obvia mi sospecha de que su conocimiento se limita a los libros, como suele suceder con el propio momento que viven.

Without clearing up the cause, Mister Rosenthal said:

Someone wrote the story of an old fisher in a Caribbean island.”

Es gente que, de fijo, pasa lo más del tiempo encerrada en bibliotecas y despachos, cuando no en emisoras de radio y estudios de televisión. Si esto es así, ¿qué demonio van a saber del diario acontecer? Tal vez no pasen sus juicios de serlo, y juzgan al hombre Cervantes con igual rasero que a sus personajes, olvidando que es él quien crea su existencia, y, al insuflarles vida, les proporciona temple y sabiduría.

Por ello, a los tontos que presumen de alcurnia y nos restriegan en la nariz su abolengo y señorío, los remito a Sancho, cuando, saboreando gansos y gallinas, en las bodas de Camacho, aborda: “… dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener…”.

Sin sentirme aludido por su artera sentencia, sigo mi lectura donde Sancho enhebra su retahíla diciendo:  “… antes se toma el pulso al haber que al saber…”. Seguro. En todo tiempo, además. Miren, si no, a Maestro Gabriel, y verán que parece gran cosa; mientras, yo no destaco en ninguna. Es que, ambos tópicos, van a la par, y resulta enormemente costoso sufragar gastos de aprendizaje y estudio, por cuanto sin hacienda queda el aspirante arrumbado cual deslucido retal.

          Súbitamente bajó el hombre la guardia, porque quiso contar las horas que faltaban para el atardecer. Entonces se puso a manipular las herramientas que portaba, para lo cual hubo de acercarse a la mesa, con el fin de utilizar el aceite de oliva, pues no se había aún mercado el de colza, que abocó en maldito por su uso depravado. Puesto que hubo de optar por el de cacahuete, se alistó a la Guerra de Cuba, para comer abundante maní tostado, que cantaban los negritos, recorriendo las calles de la Habana, en venta ambulante, como en Madrid se vendieron en un tiempo los barquillos para matar la gusa. De hecho, el hombre conminó a Maestro Gabriel para que no se aproximara por los contornos de la finca, o del Parque Municipal quizá, porque estaba dispuesto a matarlo, si se ponía a tiro, ya que a él lo enardecía disparar contra cualquier blanco móvil que entrara en el campo de alcance de su escopeta.

Mister Rosenthal upset warns:

Look out!”

          Fíjense cómo hubiese quedado, si no se retrae y entra de nuevo en la choza para escurrir el bulto a la perdigonada, que hubiese dejado su cuerpo apto para cerner arena gruesa del barranco.

Atento siempre a la moderación en el habla, con objeto de no dañar a nadie en su sensibilidad, así acabó esa tarde su insólito cuento el señor inglés, quien cargado ya de años, solía narrar alguna de sus correrías por tierras de Las Américas.

*

Convencido de mi crédito, tengo que permanecer despierto hasta bien entrada la mañana, con propósito de pulir la calzada, ya que no me viene bien tropezar en el rellano de la escalera, por causa de su áspera superficie. Preciso pues hallar un camión cargado de lija y empezar a rascar; pero, ¿de dónde saco dinero para invertir en este útil excepcional? Si fuera rico, tal vez lograra adquirir una máquina eficaz para esta labor, y aplicarme a la faena con denuedo y constancia, hasta aportar prosperidad a esta desmirriada tierra, donde alguno se dispone a contar la premisa de su aliento, bien que a nadie dispensa de su nostalgia.

Ahora veo que no tengo papel, y no me satisface este folio que estoy emborronando. Prefiero mis cuadernos, y los he llenado hasta el último.  Contumaz en mi ejercicio, desgarro todo pesar, y, aun debilitado, tras arduo esfuerzo, me dispongo a terminar con esta incertidumbre enemiga; desenvuelvo mi atesorado empaque y emprendo nuevo rumbo a la estrella enmarcada en el frontis de mi firmamento. Entonces, ¿qué puedo inventar en este mundo sobrado? Repleto está su ámbito de sabios de vida grata, genuinos de este siglo indeterminado, sujeto, no obstante, a cualquier acaecer, reciente y, al instante, pretérito.

“… que para preguntar necedades y responder disparates no he de menester yo andar buscando ayuda de vecinos…”. Réplica de Sancho a Don Quijote por considerar que no eran suyas pregunta y respuesta sobre Lucifer.

Esperamos que el cirujano dé su diagnóstico sobre esta operación en ciernes. Hasta tanto, los nervios sacuden al cuitado, trémulo ante la futura expectativa, carente de optimista augurio en la crucial intervención, operación que impide soltura al cerrado régimen de iniquidad, por lo que no llegaremos jamás a saber, a ciencia cierta, si el perjuicio se produjo el uno de enero, de ese mismo año, o si se extravió la niña el catorce de octubre, camino de la escuela, abiertas ya sus puertas para el curso que comenzaba, en la esfera acabada del trimestre de un prolongado verano. Vino especialmente a corroborar su efecto pernicioso, en la población infantil, el hecho de que al hallarla, acurrucada en la entrada de una cueva, amoratada de frío y casi sin habla, se descubrió que su pérdida fue ocasionada por desmemoria del regreso, como en el cuento, al carecer de grano que arrojar sobre la senda.

          Esperanzado sigo adelante con mi enrevesado borrador, porque este capítulo debo redactarlo directamente, sin impertinencia por parte de Maestro Gabriel, al tiempo de hacer caso omiso a la sapiencia de Mister Rosenthal.

Many years later, he openly said:

“Filiberto Onís, you deserved a better education.”

Why didn’t you help me?”

You may be sure; there are certain things difficult to explain.

Deshago la arcaica evocación y retorno a la inacabada página de antes, en la cual avanzaba que he de ignorar asimismo la ojeriza que me ha tomado Lázaro, por causa de mi inclinación hacia su hija Rosa, a cuyo cotidiano desdén me sobrepongo cabal y templado.

La vi un día pasar, con su andar desganado, pero garboso, y quedé como si bebiera los vientos por su imagen, que se derretía en sí, de puro ardor, sereno y contenido. Seducido por su bella estampa y su enigmático señuelo, decidí seguirla hasta donde la ilusión me impulsara, trastornado por el aura hechicera que su persona irradiaba. Junto a su acompañante, no oriundo de Puntasol, se dirigió a la playa, donde la descubrí casi desnuda, en indolente postura, tumbada sobre la arena, enmarcada por el efluvio en torno, al zoco de la montaña, donde tabaibas y cardones, balos y aulagas, se sonrojaban de ensueño por halagarla. Ella, desprendida de sí, soñaba con el mítico tritón, saltando intrépido sobre las olas, en inaudito esfuerzo por acercarse a su vera y gozarla, cual reflejaba su mirada, tierna, sedosa y acaramelada, provocativa para el fogoso amante que le susurrara frases de amor y encendiera sus mejillas con el carmín de un túrgido rubor.

Goloso de su ser le sugerí no oponerse a mi deseo, que voy a deshacer su cuerpo nacarado, de curvas y protuberancias lleno, hermoseado por la línea que delimita las bellas formas donde se sumerge hasta conseguir el placer adivinado, nunca culminado, por mis labios sobre los suyos, en beso interminable.

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José Rivero Vivas

CAUTIVO

(Fragmento: Cap. 5; págs. 80-86)

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José Rivero Vivas

CAUTIVO 

Obra: NC.10 (a.19)  – Novela-

Ilustración de la cubierta:

Amazona”, 1931-1932.

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

(ISBN: 978-84-38138-25-6) – D. L.: 279-2020

Ediciones IDEA, Islas Canarias. (Año 2020)

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Tenerife

Islas Canarias

Diciembre de 2021

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