miércoles, 26 de enero de 2022

MI ADIOS A JUAN EL CAMBULLONERO

 

MI ADIOS A JUAN EL CAMBULLONERO

ANGHEL MORALES

 

 Es verdad que todo conspira contra nosotros,

desde la influencia de la nación que guarda las

llaves de nuestros grillos, hasta la obsecación

de hermanos nuestros, ya envilecidos por la su-

misión y las cadenas; mas, cuanto mayores sean

los obstáculos, mas grande ha de ser la abnega-

ción por dominarlos.

¿Qué importan los sacrificios si algún día llega

a alumbrar en nuestra Patria el sol de la libertad?

(Secundino Delgado)

 

Hay días que las noticias llegan como puñales que llegan y se te clavan en el corazón. Así resultó para mi la fatal noticia de que Juan Antonio Fernández Armas, conocido en toda Canarias por Juan El Cambullonero había fallecido. Mi cerebro se negaba a asumir la noticia, lo esperaba como tantos días para compartir ese cortado en el Bar de El Herreño, pero será eterna mi espera, porque nunca mas vamos a compartir esos cortados y esos cambios de impresiones que manteníamos casi a diario.

Conocía a Juan en el Barrio El Toscal donde desde niños hicimos buenas migas, nos unían muchas cosas, pero sobre todo el amor a Canarias y su derecho a la libertad. Era el franquismo, pero Juan nunca inclinó la cabeza ante cualquier reivindicación tanto personal como colectiva de este pueblo. El muelle fue su campo de batalla, de ahí el apelativo de Juan el Cambullonero. Un tipo legal, donde la palabra para el era un documento, incapaz de traicionar a nadie y menos a los amigos.

El destino nos llevo y nos trajo por los cinco continentes, había que buscarse la vida y en este pueblo estábamos condenados a la miseria. Los españoles le obligaron a hacer el servicio militar en la antigua colonia de Guinea Ecuatorial, yo ahí tuve mas suerte que el porque me libre del sometimiento carcelario de los cuarteles.

Los dos tuvimos claro desde un principio que la única seria y justificada en una colonia era la lucha por la Descolonización e Independencia. Juan fue de los pocos que distribuyó el Libro Blanco del MPAIAC en las islas con los riesgos que esto suponía, pero el siempre estaba ahí jugándose el pellejo por el camino de la libertad de su patria.

Juan era un líder en el mundo de El Cambullón, conocía las normas y las respetaba, conocía lo suficiente de muchos idiomas para entenderse con los marinos, era un mundo con su filosofía de vida, la carencia de productos básicos en las islas los cubrían la gente del Cambullón, gracias a gente como Juan muchos podían conseguir productos que eran imposibles en ninguna tienda de las islas. Cuando las cosas estaban co0mp'licadas en el muelle, Juan no tenía ningún temor en embarcarse y recorrer los siete mares para buscarse la vida y la de los suyos. Sobrevivió a dos naufragios uno en el Golfo de Guinea y otro en Groenlandia, luchas y aventuras, que espero que mi buen amigo Pedro Brisson nos recoja en ese libro en el que estaban trabajando y la pandemia lo freno.

Construyó su casa casi con sus propias manos, era incapaz de pedir un duro a nadie y lo rechazaba si se lo ofrecían, era un tipo legal y orgulloso, que no se inclinaba ante nadie. Recorrió con Hupalupa los pueblos y barrios dando conferencia sobre historia de Canarias, esa que siempre nos había sido -y nos sigue siendo- negada. SE cabreaba porque los independentistas siempre tendían a celebrar sus actos en las grandes ciudades olvidándose de los pueblos y barrios. Escarbó en valles y cuevas para rescatar huesos y vasijas de los guanches que entregaba a Hupalupa y con las que se pretendía crear un museo, pero la policía española y los falsos y vagos antropólogos que nunca hacen nada incautaron el museo de Hupalupa, que en gran parte era de Juan El Cambullonero, creo que cuando el oficialismo colonial lo inauguró no invitaron a la familia de Hupalupa y por supuesto a la de Juan, No perdonaba a los traidores que utilizaron el independentismo para recolocarse en la vida o pasarse a otros partidos. Pegó carteles, vendió banderas o libros de grandes escritores como Víctor Ramírez o José Luis Concepción. A finales de los setenta surgió el grupo de teatro El Cambullón, formado en su mayor parte por cambulloneros del muelle y sus familiares que plasmaban sobre el escenario sus propias vivencias y ahí el amigo Juan era el gran maestro de la escena, igual interpretaba a u8n gobernador de la metrópolis, que a un Cambullonero interrogado por la pareja de la Guardia Civil.

La vida de Juan el Cambullonero da para muchos tomos, yo solamente he querido dejar unas pinceladas a modo de despedida. Techaré de menos querido compatriota, porque tu eres de los imprescindibles. Estar´`a siempre en mi memoria y en la de este pueblo.

 

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