martes, 30 de septiembre de 2014

STEPHEN HAWKING EN TENERIFE

¿DIOS EXISTE?, LA PREGUNTA QUE PODRÍA EXPLICARSE EN UNA FRASE

FRANCISCO J. CASTRO

 La visita de Stephen Hawking a Tenerife (Islas Canarias) alteró la quietud de la sociedad, que tiene los pensamientos puestos, probablemente, en otros problemas; problemas ajenos a la evolución del universo, y además de una manera comprensible. No obstante, la figura de Hawking es atrayente porque, hay que reconocerlo, es un científico brillante y excepcional. Aún así, el vocabulario de Hawking ha provocado inquietud entre muchos oyentes, que no están acostumbrados a ciertos términos, lo que también es comprensible, dado el cierre de muchas librerías.
No vamos a traer aquí datos biográficos de este gran científico, conocido por todos, pero todo el mundo sabe que es ateo, cosa que debemos agradecerle. ¿Por qué se lo debemos agradecer? Porque gracias a él tenemos la oportunidad de hablar y debatir sobre el problema de Dios. De hecho, no se ha hablado de otra cosa en las redes sociales y en los medios de comunicación. Gracias a Hawking, se ha hablado de Dios en estos días. ¿Se acuerdan cuando Nietzsche anunció la muerte de Dios? Ese anuncio provocó que se hablara de Dios constantemente a partir de entonces.
Hay que reconocer que Hawking es un ateo particular, porque habla de Dios constantemente, y quizá su empeño en demostrar el origen del universo sin la acción de Dios le acerca más a la idea del origen divino del espacio. Pero, en este artículo no queremos convencer a nadie de la existencia de Dios, sino plantear unos principios con palabras sencillas, que hasta que no se resuelvan, entendemos, no se podrá determinar si el origen del universo se puede explicar únicamente con razones científicas o siempre nos veremos obligados a mostrar nuestra atención a la acción divina. No hace falta señalar que quien suscribe cree en Dios.
¿Cuáles son estos principios? La ciencia, de momento, lo que sabe con seguridad es que todos los fenómenos de la naturaleza se producen por el principio de causa-efecto. Y la pregunta que se hacen muchos científicos es si la autogeneración puede tenerse en cuenta, si es una categoría hipotética, es decir, una herramienta de trabajo científico. Nos encontramos con dos posibilidades. Si la autogeneración es posible, tendríamos la posibilidad de explicar el origen del universo con la mera razón. Si la autogeneración no es posible y todo funciona desde el principio de causa-efecto tendríamos que remitirnos a un origen del universo más allá de la mera razón humana.
El principal problema de la ciencia es el movimiento, categoría que también es problemática en la especulación filosófica. Es más, la ciencia empírica precisa también de una filosofía. Tomás de Aquino, en su Metafísica, que surge de la metafísica aristotélica, principalmente, nos aproxima a una solución. Todo lo que se mueve es movido por otro. Efectivamente, Hawking habló en todo momento del movimiento del fenómeno de los agujeros negros, pero no de su origen. Es un reflejo que indica hasta dónde puede llegar la ciencia de hoy; puede llegar a dar algunas explicaciones del movimiento de algunos fenómenos, pero no de cómo se origina. Para Tomás de Aquino, si todo lo que se mueve es movido por otro quiere decir que ha tenido que haber un primer motor inmóvil que ha generado el universo, que para el gran filósofo y teólogo ha sido Dios.
Evidentemente, la idea de Dios se escapa a la razón humana, como de momento ocurre con los agujeros negros. Un teólogo me comentó en una ocasión que es más lo que no sabemos de Dios que lo que conocemos de Él. Supongo que este teólogo no sería capaz de llenar el auditorio de Tenerife, cosa que si ha hecho Hawking, y por eso se lo agradecemos, porque habla constantemente de Dios y motiva la reflexión.
Si este teólogo tuviera la oportunidad de hablar en el auditorio haría el siguiente planteamiento: el problema de Dios no es nada baladí. Es de una trascendencia tal, que afecta a todos los ámbitos de la vida humana, y cuando hablamos de todos los ámbitos, es de todos, de la economía, de las relaciones interpersonales, del entendimiento de la vida y de la ciencia. Porque, hay una cosa que es evidente, las personas que creen en Dios, o que dicen que creen, se plantean la vida de una manera, y los que no creen se la plantean de otra. Este modo de pensar afecta a todos los ámbitos de la vida. Stephen Hawking dice que es ateo, pero tiene la necesidad de hablar constantemente de Dios, quizá para demostrar que el universo puede funcionar sin Dios. Esto no lo decimos como algo negativo, ni mucho menos, porque todo aquello que investiga este científico va en beneficio de la humanidad. La existencia de Dios no implica que no sea necesario conocer qué es el universo y cómo se desarrolla. El hombre, desde que es hombre, tiene dos necesidades: conocer el universo y conocer a Dios.
De hecho, Hawking habla de leyes de la naturaleza, lo que no niega nadie, y se pregunta: ¿Dios deja que las leyes funcionen por sí mismas sin su intervención? Podríamos contestar con el principio de libertad y libre albedrío, que no es motivo de este artículo.
Sí habló Hawking de otras categorías, como el determinismo e indeterminismo, que no vamos a desarrollar ahora. Podríamos añadir en el debate la idea de azar o tal vez la de contingencia. O tal vez, otra de las hipótesis de este científico, el vacío cuántico. Todo ello alargaría mucho este escrito y solo pretendemos lanzar estas ideas para que los lectores puedan reflexionar.
Pero, vamos a terminar como empezamos: ¿La autogeneración es un fenómeno que puede existir o todo funciona a partir del principio de causa-efecto? ¿El universo ha tenido un origen “extra” o se ha autogenerado? ¿Cada fenómeno del universo que se mueve no debería tener una fuerza inicial impulsora?
*Periodista y especialista en ciencias teológicas

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