DEL 1 AL 12 DE
OCTUBRE
JAVIER PÉREZ ROYO
Nunca he estado de acuerdo con el 12 de
octubre como fecha de la fiesta nacional. Para que pudiera serlo, sería
necesario un acuerdo acerca del significado de dicha fecha no solo en España
sino en todos los países hispanoamericanos. Y ese acuerdo no existe
España pierde la guerra del 12-O
Nunca he estado de acuerdo con el 12 de
octubre como fecha de la fiesta nacional. Para que pudiera serlo, sería
necesario que hubiera un acuerdo acerca del significado de dicha fecha no solo
en España sino en todos los países hispanoamericanos. Y ese acuerdo no existe.
Ni en España ni en Hispanoamérica.
Que no hay un acuerdo en España sobre el
significado de esa fecha como fiesta nacional lo hemos podido comprobar todos
los 12 de octubres desde hace bastantes años. La fecha que supuestamente debía
expresar, ante todo, un acuerdo interno acerca de la Nación española y de su
lugar en el mundo, se ha acabado convirtiendo en una manifestación de protesta
chabacana contra el Gobierno democráticamente elegido, siempre que no sea un
Gobierno de la derecha española.
¿Qué fiesta nacional es esta que sirve, sobre todo, como pretexto para que las derechas españolas abronquen al Gobierno de izquierda democráticamente elegido? ¿Qué fiesta nacional es esta que no consigue que acudan a la misma los presidentes de todas las Comunidades Autónomas? El 12 de octubre no significa lo mismo para las derechas españolas, para las izquierdas y para los distintos nacionalismos. No es una fiesta que unifique, sino todo lo contrario. No es un catalizador de la unidad de la Nación española, sino de las diferencias acerca de su significado.
Y si es así dentro de España, todavía lo es mucho más en los
países hispanoamericanos, que se ven insertos en una fiesta nacional española sin
que nadie se haya tomado la molestia en preguntarles si están de acuerdo o no
con dicha inserción. El 12 de octubre como fiesta nacional española supone
mirar por encima del hombro a todos los países hispanoamericanos, despreciarlos
como si no tuvieran nada que decir acerca de esa interpretación unilateralmente
decidida por el Estado español.
Si algo puede tener de positivo la polémica que se ha desatado
como consecuencia de la carta que envió el entonces presidente López Obrador al
rey Felipe VI, la callada por respuesta de este, la no invitación al rey a la
toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta de la República y la
negativa del presidente del Gobierno de España a asistir a dicha toma de
posesión como consecuencia de la no invitación al Rey es que se abra un debate
en nuestro país para poner fin al 12 de octubre como fecha de la fiesta
nacional.
El 12 de octubre ni cohesiona políticamente a la sociedad
española ni favorece una relación armoniosa de España con los países
hispanoamericanos. Los términos en que se ha expresado el presidente del PP,
Alberto Núñez Feijóo, respecto de la conducta de Pedro Sánchez y el intercambio
de pareceres entre las autoridades mexicanas y españolas lo han puesto de
manifiesto de manera inequívoca.
El 12 de octubre, tal como se celebra actualmente, es una farsa
carente de sentido.
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